y en el fuego de las horas se pierden todas las dudas del día,
me vengo a detener sobre la marcha que he dejado atrás,
- reguero de adioses sobre lomajes verdes-
donde plantara alguna vez mi pecho de poema blanco;
se apagan las voces de la tierra para estos ojos de agua
-borrachos de antiguos licores urdidos bajo una luna joven-
que me vieron desvanecer bajo la manta fresca de los tilos,
dejándome crecer, como bruma, hasta volverme sutil silueta;
cuando el ocaso me dice que ya el oráculo detuvo mis siglos
y se abre la verdad de cada historia en mi ardida y vivida,
sé que debo pronunciar un verso más,
y dejarlo manar desde las aguas de este árbol hembra que me aloja,
con la palabra, como fruta en la boca, y el amor como raíz perpetua.
![Imagen](http://i307.photobucket.com/albums/nn305/khamren_photos/womanandtree.jpg)