El embarrilado

[Miguel Angel Fernández Lu]

De mil absurdas maneras
teje la muerte la araña
acechando en las esquinas
para llevarse tu alma.

No sabía Bobby Leach,
héroe de mil hazañas
lo que en una de sus giras
le reservaba la parca.

Intrépido aventurero
forjado a la antigua usanza,
recorrió circos, teatros
y decenas de barracas.

Se pasó la vida entera
en conferencias y salas
y contando sus historias
posaba para las cámaras.

Orgulloso como un pavo
en las fotos se mostraba,
estrella de vodevil
aunque mediocre y sin blanca.

En mil novecientos once
convertido en hombre-bala
decide emular a Ann Taylor
que entonces peinaba canas.

Aquella señora oronda
de sesenta y tres castañas
que salió sin un rasguño
como Venus de las aguas.

En barril de acero y roble
como una sardina en lata,
el bueno de Bobby leach
da el gran salto hacia la fama.

Fueron cincuenta y dos metros
de una caída empinada
desde los impresionantes
acantilados del Niágara.

No salió del todo indemne
al bajar las cataratas
pues seis meses de hospital
lo tuvieron en la cama.

Pero quince años después
estando en Nueva Zelanda
caminando por la calle
tropezó con una cáscara.

Tan solo perdió la pierna,
ya que tuvo que amputarla
por culpa de la infección
que produjo la guadaña.

Ironías de la muerte,
de una muerte descarada
que desafía peligros
y se viste de naranja.

Copyright©2014
Exp. SE-755-14

[E. R. Aristy]

De mil absurdas maneras
teje la muerte la araña
acechando en las esquinas
para llevarse tu alma.

No sabía Bobby Leach,
héroe de mil hazañas
lo que en una de sus giras
le reservaba la parca.

Intrépido aventurero
forjado a la antigua usanza,
recorrió circos, teatros
y decenas de barracas.

Se pasó la vida entera
en conferencias y salas
y contando sus historias
posaba para las cámaras.

Orgulloso como un pavo
en las fotos se mostraba,
estrella de vodevil
aunque mediocre y sin blanca.

En mil novecientos once
convertido en hombre-bala
decide emular a Ann Taylor
que entonces peinaba canas.

Aquella señora oronda
de sesenta y tres castañas
que salió sin un rasguño
como Venus de las aguas.

En barril de acero y roble
como una sardina en lata,
el bueno de Bobby leach
da el gran salto hacia la fama.

Fueron cincuenta y dos metros
de caída sobrehumana
desde los impresionantes
acantilados del Niágara.

No salió del todo indemne
al bajar las cataratas
pues seis meses de hospital
lo tuvieron en la cama.

Pero quince años después
estando en Nueva Zelanda
caminando por la calle
tropezó con una cáscara.

Tan solo perdió la pierna,
ya que tuvo que amputarla
por culpa de la infección
que produjo la guadaña.

Ironías de la muerte,
de una muerte descarada
que desafía peligros
y se viste de naranja.

Copyright©2014
Exp. SE-755-14

Me gustan mucho estas historias que nos cuentas en impecable métrica y musicalidad, Miguel Ángel. Cuéntanos, Cuéntanos más! Abrazos, ERA

[Miguel Angel Fernández Lu]

De mil absurdas maneras
teje la muerte la araña
acechando en las esquinas
para llevarse tu alma.

No sabía Bobby Leach,
héroe de mil hazañas
lo que en una de sus giras
le reservaba la parca.

Intrépido aventurero
forjado a la antigua usanza,
recorrió circos, teatros
y decenas de barracas.

Se pasó la vida entera
en conferencias y salas
y contando sus historias
posaba para las cámaras.

Orgulloso como un pavo
en las fotos se mostraba,
estrella de vodevil
aunque mediocre y sin blanca.

En mil novecientos once
convertido en hombre-bala
decide emular a Ann Taylor
que entonces peinaba canas.

Aquella señora oronda
de sesenta y tres castañas
que salió sin un rasguño
como Venus de las aguas.

En barril de acero y roble
como una sardina en lata,
el bueno de Bobby leach
da el gran salto hacia la fama.

Fueron cincuenta y dos metros
de caída sobrehumana
desde los impresionantes
acantilados del Niágara.

No salió del todo indemne
al bajar las cataratas
pues seis meses de hospital
lo tuvieron en la cama.

Pero quince años después
estando en Nueva Zelanda
caminando por la calle
tropezó con una cáscara.

Tan solo perdió la pierna,
ya que tuvo que amputarla
por culpa de la infección
que produjo la guadaña.

Ironías de la muerte,
de una muerte descarada
que desafía peligros
y se viste de naranja.

Copyright©2014
Exp. SE-755-14

Me gustan mucho estas historias que nos cuentas en impecable métrica y musicalidad, Miguel Ángel. Cuéntanos, Cuéntanos más! Abrazos, ERA

Ok!, ERA, así lo haré

Un abrazo.

Miguel Angel.

[Gallardo Chambonnet]

MIGUEL ANGEL...UN PLACER PASAR POR TUS VERSOS... ENTRETENIDO...POETA....


FRATERNAL ABRAZO... Gallnnet


Lo subo ... es interesante...vale la pena... ser leído..

[Manuel Alonso]

Es un placer Miguel Angel pasar por tus poemas, son tan ilustrativos, entretenidos, elocuentes y bellos...éste por ejemplo, me ha encantado, recibe un fuerte abrazo, amigo.

[Pilar Morte]

Un poema que se lee con agrado, tiene ritmo y es anecdótico.
Besos
Pilar

[Miguel Angel Fernández Lu]

MIGUEL ANGEL...UN PLACER PASAR POR TUS VERSOS... ENTRETENIDO...POETA....


FRATERNAL ABRAZO... Gallnnet


Lo subo ... es interesante...vale la pena... ser leído..

gracias Gallardo:

Un placer tu visita y comentario.

Un abrazo.

Miguel Angel.

[Miguel Angel Fernández Lu]

Es un placer Miguel Angel pasar por tus poemas, son tan ilustrativos, entretenidos, elocuentes y bellos...éste por ejemplo, me ha encantado, recibe un fuerte abrazo, amigo.

Gracias amigo.


Un abrazo.


Miguel Angel.

[Miguel Angel Fernández Lu]

Un poema que se lee con agrado, tiene ritmo y es anecdótico.
Besos
Pilar

...

[Miguel Angel Fernández Lu]

De mil absurdas maneras
teje la muerte la araña
acechando en las esquinas
para llevarse tu alma.

No sabía Bobby Leach,
héroe de mil hazañas
lo que en una de sus giras
le reservaba la parca.

Intrépido aventurero
forjado a la antigua usanza,
recorrió circos, teatros
y decenas de barracas.

Se pasó la vida entera
en conferencias y salas
y contando sus historias
posaba para las cámaras.

Orgulloso como un pavo
en las fotos se mostraba,
estrella de vodevil
aunque mediocre y sin blanca.

En mil novecientos once
convertido en hombre-bala
decide emular a Ann Taylor
que entonces peinaba canas.

Aquella señora oronda
de sesenta y tres castañas
que salió sin un rasguño
como Venus de las aguas.

En barril de acero y roble
como una sardina en lata,
el bueno de Bobby leach
da el gran salto hacia la fama.

Fueron cincuenta y dos metros
de caída sobrehumana
desde los impresionantes
acantilados del Niágara.

No salió del todo indemne
al bajar las cataratas
pues seis meses de hospital
lo tuvieron en la cama.

Pero quince años después
estando en Nueva Zelanda
caminando por la calle
tropezó con una cáscara.

Tan solo perdió la pierna,
ya que tuvo que amputarla
por culpa de la infección
que produjo la guadaña.

Ironías de la muerte,
de una muerte descarada
que desafía peligros
y se viste de naranja.

Copyright©2014
Exp. SE-755-14

Me gustan mucho estas historias que nos cuentas en impecable métrica y musicalidad, Miguel Ángel. Cuéntanos, Cuéntanos más! Abrazos, ERA

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