Gracias por la nota, Miguel, muy amable.MMartinezGo escribió:Me gustó leerte, Ignacio.
Felicidades por el poema.
Un abrazo
Un abrazo.
Ignacio
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Muy amable, Era, agradezco tu nota y comentarios.E. R. Aristy escribió:Ignacio Mincholed escribió:...
Quizá pueda evadirme, olvidar
la embarazosa red de filamentos,
que si te despistas te atrapa,
si te descuidas vuelve impertinente
a causar los estragos de la fatiga,
a repetir la nausea de los olvidos,
a enredarte en el corrosivo absurdo
cuando ya está el líquido vertido,
el árbol talado
y los muertos en su sitio.
Para qué la inútil intriga.
Para qué,
si otra vez entre sol y sombra
nacerán nuevos fantasmas
y no sabré distinguir
las cadenas de la seda.
...
Excelente! Ignacio tocas el tema de la fragilidad mental humana: aprendemos y olvidamos lo aprendido. Nos necesitamos para revedecer y esperanzarnos. Profundo y elocuente poema. Me ha conmovido su sinceridad. Abrazos, ERA
Gracias Carmen.Carmen López escribió:A mí me ha parecido espléndido el poema, Ignacio, evidentemente no aporto ninguna respuesta...no la hay, pero eso que se pregunta sigue vivo en ti y es lo único que importa.
Me gustó leerte, me llegó el poema.
Un abrazo.
Carmen
Gracias Raul, me alegra lo que dices.Raul Muñoz escribió:Me encantó, Ignacio, el retrato que haces de la conciencia. Mi enhorabuena, un placer de lectura.
Te envío un abrazo.
Ignacio Mincholed escribió:...
Quizá pueda evadirme, olvidar
la embarazosa red de filamentos,
que si te despistas te atrapa,
si te descuidas vuelve impertinente
a causar los estragos de la fatiga,
a repetir la nausea de los olvidos,
a enredarte en el corrosivo absurdo
cuando ya está el líquido vertido,
el árbol talado
y los muertos en su sitio.
Para qué la inútil intriga.
Para qué,
si otra vez entre sol y sombra
nacerán nuevos fantasmas
y no sabré distinguir
las cadenas de la seda.
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Gracias por la nota, Marisa. Me alegra.Marisa Peral escribió:Ignacio Mincholed escribió:...
Quizá pueda evadirme, olvidar
la embarazosa red de filamentos,
que si te despistas te atrapa,
si te descuidas vuelve impertinente
a causar los estragos de la fatiga,
a repetir la nausea de los olvidos,
a enredarte en el corrosivo absurdo
cuando ya está el líquido vertido,
el árbol talado
y los muertos en su sitio.
Para qué la inútil intriga.
Para qué,
si otra vez entre sol y sombra
nacerán nuevos fantasmas
y no sabré distinguir
las cadenas de la seda.
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Un gusto este poema reflexivo Ignacio, siempre nos hacemos las mismas preguntas sin encontrar las respuestas que nos convenzan.
Muy buen poema que he disfrutado.
Saludos.