
Sentir mi mayo
bajo la lluvia escarlata
de su estremecido esplendor.
Abrigarme en su celo íntimo,
ropaje de la rama que se ciñe a su corteza,
llanto prohibido
en la escala de un solfeo en do menor.
Sentirme en tí, mi mayo,
como protagonista de opereta
memorizando mi rol,
tal arrullo de una canción guardada
con su traje amarillo
de tiempo ya reseco... y
una lágrima
de adiós... mayo, mi mayo,
no sé por qué
tú mi mayo me ofreces tu tendón tierno,
me sonries y te dejas
que te vista de color...
Tú, mi mayo
el de la brisa friolenta
de aquellos parajes crónicos,
de aquellas callejas sonrojadas
por los ocres de tu pálida impresión,
tú, mi mayo, esquelético ruiseñor,
tú, hoy me pimtas primaveras
sobre los ojos del dolor...
tal vez es despedida
esa serenata de estación...
tal vez tu amor
sea un pétalo caido,
una audacia, un desatino,
apenas la fragancia
que quedó de un mar de pruebas,
del suspiro
de una última flor...
O quizás sea nostalgia
de silente soñador.
Tú, mi compañero
me presientes en tu aullido,
me agasajas
y me atrapas
cual leñoso cazador...
entonando con voz quebrada
sobre el latir del viento
tu presagio encubierto...
tu secreto, mi destino...
Tú,
me rondas fugitivo
y yo por tu gemido... mujer
de otoño... soy.
MITSY GREY
Derechos reservadoS
mayo de 2014