11

[Rosa Marzal]

Uno y uno:
dos cuerpos, dos miradas, un solo Ayer
cien sombras en cien vasos de fe,
un destino, cuatro risas,
tres mundos
ocho lágrimas rojas.
Una sola raíz
ningún olvido.

Di, noviembre,
¿Cuántos sueños arrojados
en tres metros cuadrados de vacío?

En veinte dedos de ausencia
¿cuánto dolor no cabe?

Escucha,
el ocre de sus manos me sueña
trenza mis ojos amarillos,
se tiende
a la sombra de mi violín quebrado.
Mira
su ternura sembrándose bajo el rosal profundo
de un tiempo en carne viva.

Ven, noviembre
vísteme con el traje de sus voces;
alumbra
este páramo con un fuego de infancia
y muéstrame
los astros que sonríen más allá de este sol.
Asómate
radial, tajante, vívido.
Descálzame de agujas.
Que tu sangre lúcida
alimente
mis raíces recónditas.

Profana
una vez más
el mármol del eterno silencio
para que yo Amanezca.

[Israel Liñán]

Este poema, Rosa, tiene un ritmo poderoso, se lee aguantando la respiración.

Me gustó mucho.

Un abrazo.

[Pilar Morte]

Siento un verdadero disfrute cuando me asomo a tus versos, éste es más abierto que otros
y tiene tu sello de calidad.
Besos
Pilar

[Hallie Hernández Alfaro]

Lo leí en tu blog con la imagen que le precede. 11 y tanta poesía genética, acometida entre el pasado y la súplica. Grandioso.

Reverencias y una sincera ovación, Rosa.

Abrazo enorme.

[Ernesto Ravelo]

Escucha,
el ocre de sus manos me sueña
trenza mis ojos amarillos,
se tiende
a la sombra de mi violín quebrado.


Estupendo poema que he disfrutado.
Saludos Rosa

[Marisa Peral]

Uno y uno:
dos cuerpos, dos miradas, un solo Ayer
cien sombras en cien vasos de fe,
un destino, cuatro risas,
tres mundos
ocho lágrimas rojas.
Una sola raíz
ningún olvido.

Di, noviembre,
¿Cuántos sueños arrojados
en tres metros cuadrados de vacío?

En veinte dedos de ausencia
¿cuánto dolor no cabe?

Escucha,
el ocre de sus manos me sueña
trenza mis ojos amarillos,
se tiende
a la sombra de mi violín quebrado.
Mira
su ternura sembrándose bajo el rosal profundo
de un tiempo en carne viva.

Ven, noviembre
vísteme con el traje de sus voces;
alumbra
este páramo con un fuego de infancia
y muéstrame
los astros que sonríen más allá de este sol.
Asómate
radial, tajante, vívido.
Descálzame de agujas.
Que tu sangre lúcida
alimente
mis raíces recónditas.

Profana
una vez más
el mármol del eterno silencio
para que yo Amanezca.

Rosa, aparte del ritmo que se mantiene durante todo el poema, todo, principio y todo lo que hay hasta el final es imprescindible, versos cortos como:

"En veinte dedos de ausencia
¿cuánto dolor no cabe?"

son como dagas que se clavan... una delicia que no puedo cortar y sí remarcarlo todo completo.
Felicidades Rosa.
Un abrazo.

[Manuel Alonso]

El 11 amiga de este poema, de versos y estrofas hermosísimos, es del N ?, en cualquier caso es un poema hermoso, me ha gustado, un beso Rosa.

[Miguel Ángel Martínez Góm]

Me pareció un precioso poema en su lectura y en el contenido.
Felicidades, Rosa.
Un abrazo

[Ricardo José Lascano]

Magnífico arte, arrollador, sanguíneo, de una llegada punzante. Excelente entrega, querida amiga. Un abrazo fuerte. RJL

[Rosa Marzal]

Este poema, Rosa, tiene un ritmo poderoso, se lee aguantando la respiración.

Me gustó mucho.

Un abrazo.

Gracias por venir a visitar mis versos, amigo Israel. Un placer que te haya gustado el poema. Abrazos para ti.

[Rosa Marzal]

Siento un verdadero disfrute cuando me asomo a tus versos, éste es más abierto que otros
y tiene tu sello de calidad.
Besos
Pilar

Pilar, muchas gracias por tu incondicional apoyo a mi poesía. Besos.

[Rosa Marzal]

Lo leí en tu blog con la imagen que le precede. 11 y tanta poesía genética, acometida entre el pasado y la súplica. Grandioso.

Reverencias y una sincera ovación, Rosa.

Abrazo enorme.

Hallie, no sé cómo agradecerte todo el aliento y el empuje de tus palabras. He de confesar que en muchas ocasiones no me decido a publicar, no tengo suficiente fe en la valía mis versos, y es un estímulo encontrar comentarios como los tuyos. Un abrazo grande, amiga.

[Rosa Marzal]

Escucha,
el ocre de sus manos me sueña
trenza mis ojos amarillos,
se tiende
a la sombra de mi violín quebrado.


Estupendo poema que he disfrutado.
Saludos Rosa

Muchas gracias, Ernesto. Un abrazo.

[Carlos Justino Caballero]

Rosa Marzal, Feliz de reencontrame con tus letras, poeta!