Gracias, Rosa por tu presencia entre lo mío, por tu generosidad.Rosa Marzal escribió:Versos de una enorme belleza. Un placer, amiga, me ha gustado mucho leerte. Abrazos.
Abrazos.
Carmen
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Gracias, Raul, por tu presencia en mi espacio, y sí, coincido es efímero, pero, en el fondo somos eso. Mi gratitud por tu tiempo de lectura y tu generoso comentario.Raul Muñoz escribió:Precioso lirismo el que vertebra todo el poema. Un hermoso y efímero fractal. Mi enhorabuena por tanta belleza.
Un abrazo.
Amigo, Arturo, te agradezco de verdad la generosidad y la calidez de tus palabras, sabes que es sincera mi manera de recibirlas y mi gratitud.Arturo Rodríguez Milliet escribió:Resultan abismales los ámbitos por donde dejas caer tu introspección...
evocas un vértigo sereno que intuye el descenso
hasta las profundidades ocultas a la emoción cotidiana...
Como una sonda transgaláctica,
tus versos se adentran en ese infinito de fractales rotos
y nos dejan llenos de certeza sobre la incertidumbre.
Me provocó cruzar en diez minutos el Atlántico y tomarme un café contigo.
Un abrazo enorme, mi querida Carmen.
Muchas gracias, Óscar, por contar por tu presencia, por tu tiempo de lectura.Óscar Distéfano escribió:Bello poema. Me ha gustado mucho pasar por tu ventana.
Un abrazo grande.
Óscar
Gracias, José Manuel, por la generosidad de tus palabras , por su bondad.José Manuel F. Febles escribió:Excelente poema, querida compañera. He disfrutado de la innovación de tus figuras que me han heco pensar en lo gran poeta que eres. Te felicito de todo corazón, y te envío un fuerte abrazo, hasta la Ciudad Condal, desde Ciudad de México.
José Manuel F. Febles
Marisa Peral escribió:Carmen López escribió:
Cuando sopla y exhala inclinada la tarde
con su nido de nieve creciendo en mis huesos,
una sombra que nos busca palpa el aire,
como una caricia imaginaria contra el viento,
como un beso que nos deja su migaja de pan en la mejilla.
Se derraman, entonces,
con mis lágrimas cristalinas
mis venas de sedal y escama
sobre tu hoja seca y tu légamo,
y suena el trueno a sordo
y vuela el grito mudo,
se agita quieto el aire
con su mirada ciega,
con su furiosa calma,
y paseo mi ojo herido
entre vientos, briznas y brasas.
Si fuera posible, todavía, caer
más suave y más abajo,
mucho más abajo,
caer en esa ternura que oculta
esa nube de la voz,
esa lluvia de palabras,
caer , todavía, en ese espacio
que nunca hemos conocido,
pero, somos una ecuación
compuesta por fractales rotos,
golpeando en lo turbio
la blancura de su sueño.
Aplausos enormes Carmen, por "esa nube de la voz y esa lluvia de palabras" por esos contrasentidos de la segunda estrofa, un poema digno merecedor de una estrellita roja.
Besos y abrazos, hoy dos capazos
Gracias, Macedonio por pasar por el poema, por tu comentario y tu tiempo de lectura que te agradezco.Macedonio Tracel escribió:el poema es extraordinario. reclama para sí formas transparentes. los pies en el agua, el agua de las palabras corriendo sobre el cuerpo, las ondas que se expanden y renacen. Una imagen que parece fija y es toda lucidez concentrando el hacer y antes la huella del pensamiento. nada se diluye en esta percepción profunda. La asimetría de la estrofa inicial, su diferente respiración establece que serán varios los puntos de vista sobre el núcleo que dice, y amplifica el recorrido como de gotas cayendo sinuosas y centrípetas, sus reflejos, la luz individual y alternada de cada palabra.
F. Enrique escribió:Muy bello tu poema, Carmen, con esa sutileza y esa melancolía que observo muy propias de tu estilo, muy apropiadas para transmitir tu mensaje con el sabor de los elementos naturales que te son cercanos y muchas veces queridos.
Un abrazo.
Hermoso poema, Carmen, me gustan tus finas imágenes. Abrazos, ERACarmen López escribió:Cuando sopla y exhala inclinada la tarde
con su nido de nieve creciendo en mis huesos,
una sombra que nos busca palpa el aire,
como una caricia imaginaria contra el viento,
como un beso que nos deja su migaja de pan en la mejilla.
Se derraman, entonces,
con mis lágrimas cristalinas
mis venas de sedal y escama
sobre tu hoja seca y tu légamo,
y suena el trueno a sordo
y vuela el grito mudo,
se agita quieto el aire
con su mirada ciega,
con su furiosa calma,
y paseo mi ojo herido
entre vientos, briznas y brasas.
Si fuera posible, todavía, caer
más suave y más abajo,
mucho más abajo,
caer en esa ternura que oculta
esa nube de la voz,
esa lluvia de palabras,
caer , todavía, en ese espacio
que nunca hemos conocido,
pero, somos una ecuación
compuesta por fractales rotos,
golpeando en lo turbio
la blancura de su sueño.