como el silencio de las pestañas,
renacer del marasmo que envuelve la quietud de los cipreses,
destilar la salvia que obstruye en resinosas gargantas,
besos.
Ser verde.
Clorofila amamantando los sueños del balcón que añora
un plantío de geranios,
espera de lluvia en la cola del tranvía
y sin paraguas,
empaparme toda entera y
ser verde.
Brotes serán los dedos amaestrando los labios,
esquejes hendiendo gemidos
y flor en piel.
Verde,
injerto de tí,
en
yo.
Te quiero.
(Pues sí, verdeamor, quiérote y seguimos brotando. Alicante en Agosto puede resultar temible, pero el mar desparrama calores y calorías)