EL CLUB DE LA METÁFORA 1 (2 EN 1º COMENTARIO Y EXPLICACIÓN)

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Gerardo Mont
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EL CLUB DE LA METÁFORA 1 (2 EN 1º COMENTARIO Y EXPLICACIÓN)

Mensaje sin leer por Gerardo Mont »

La casa de campo de Isaac Monge, ofrecía una vista preciosa en abril. Abril a veces es un sueño del que uno no quiere despertar – como ese abril – y otras una pesadilla de bochorno o de lluvia intensa, impertinente, a capricho de un clima lluvioso con periodos secos, que poco a poco han ido desertando de los límites pactados con los dioses del orden y el futuro predecible.
El cielo despejado por las noches parecía una cabellera midnight blue, adornada por brillantes; y bajo ella el rostro luminoso de la provincia de San José parecía descansar de sus angustias en el sueño homogéneo que simula la distancia y que alienta el aire puro; esa paleta de olores que pinta el campo en el olfato, la paz de los mundos pequeñísimos y el camino positivo de la vida y el amor. Sin embargo, tras la lejana geometría de las luces, uno acallaba la triste realidad de la miseria, el vicio y la rutina… “Habrá que crear otros caminos donde se pueda rodar viniendo de otro lado, y atraído por los imanes de un futuro diferente”, me decía, pensando como un observador que cuaja otra realidad con sus medidas ante las infinitas probabilidades cuánticas.
De alguna manera que ya nadie precisaba, se había consolidado el grupo de los jueves como solíamos llamarlo. Isaac, sin duda, había constituido la fuerza primaria que nos condujo entre rebotes, hasta la órbita invencible de la casa, pero una vez allí, su mediación cesó, perdiéndose con sus amigas (estudiantes, profesoras y otras queno conocíamos) en esa parte del fondo que todos respetábamos como el area exclusiva del dueño. Claro, él era un hombre joven y atractivo, con esa vitalidad hormonal que caracterizaba a los machos de su especie (Monge), de acuerdo a sus palabras. Todos los demás éramos mayores que él, pero con lo rápido que pasa el tiempo – si es que se mide linealmente –, lo veríamos gradualmente menguar en esas artes, para florecer en otras – concluimos alguna vez que el grupo dirimió el asunto –, y preocuparse de cosas que no podría cambiar y aferrarse a ideas y posiciones que de alguna manera le depararan algún respeto, un sello de su propio yo, que no sirviera a glorias pasadas.
Los poetas, casualmente los cuatro fundadores de lo que llamábamos el Club, fuimos invitados, como fueron invitados los tres pintores y las dos escritoras –nacionales todos –, por algún otro que aseguró, ser íntimo del genio y que luego desapareció…
Isaac, supuestamente era graduado de las más prestigiosas universidades de Norteamérica con altos honores, pero a mí y a otros que no éramos tan íntimos, no más que lo que permiten algunos tragos, alguna conversación liviana y la estela de rumores que dejaba al retirarse hacia el fondo, no nos constaba aquello más que lo que sucedía tras la puerta que separaba la gran área social del frente y el enorme corredor, del resto de la casa. Y si a su palabra nos ateníamos, tras la puerta solo acontecían lecciones de repaso de bioquímica y alguno que otro consejo de un bioquímico, que no ejercía porque sus negocios le absorbían el tiempo que normalmente se dedica a algún trabajo.
Esa noche de jueves después de una tremenda discusión, yo me sentía físicamente acalorado. Por mi espalda un hilillo de sudor terminaba de caer y pensé que quizás la presión se me había alterado, y aunque ese no era uno de mis padecimientos, tendría que emplear mi conciencia en regularla (por si acaso). Emocionalmente me sentía realizado, como cuando se alcanza un gran logro, sobreviene la euforia y luego esa serena alegría, que se revela en una sonrisa estúpida e imborrable, invade el ser.
Haber despojado a aquel par de ese totalitarismo intelectual que venían ejerciendo sobre el grupo las últimas semanas, fue más que una hazaña, porque además de lo harto difícil de lidiar con ellos, con ese porte de monarcas que asumían al sentarse en el sillón doble, que últimamente se les tenía reservado; destronarlos conllevaba, más que la simple satisfacción del hecho en sí, la liberación de mis amigos y la posibilidad de abordar otros temas y aun los mismos desde otros ángulos, no tan científicos. Pero sobre todo, aquel acto significó la posibilidad de regresar a las ideas que generarían todo lo que sobrevino después.
Una brisa fresca, agradable, arrullaba la noche, en contraste con la excitada conversación. Alguien tendría que asumir la responsabilidad de armonizar las cosas. Y yo barajé la posibilidad de tomar la iniciativa, si nadie la tomaba… Tuve que hablar…, más que hablar, imponer mi voz sobre los otros. Opté primero por aprovechar las fluctuaciones anímicas que en el mundo interior de los presentes tendría que estar gestándose, para orientarlas hacia un mismo camino. Aceché entonces, alguna expresión dubitativa en la boca de los primos, para arremeter. Enfoqué antes mis ideas, canalicé mis energías y engendré mi soliloquio, caracterizando mi verdad científica interior.
Carlos Dudakov y Jaime Segura Dudakov, primos hermanos, después de oírme curveaban su boca hacia abajo y meneaban la cabeza repasando la horizontalidad del NO. Aquel gesto me confirmaba lo ciegos que estaban, lo muertos, lo horizontales, porque una cosa es tener convicciones personales y otra, asegurar teorías que constantemente mutan, darles categoría de verdad absoluta y limitarse a una realidad que no se puede afectar por inaprensible, absoluta en sus designios.
Jaime era de padre tico, desaparecido como por arte de magia en los primeros años de su infancia y de madre extranjera, de alguno de los países que conformaban la antigua Unión Soviética; y yo tras errar un par de veces la nacionalidad, desistí de estar refiriéndome a su origen con exactitud y opté por apodarlo el ruso y bromear con que pertenecía a la mafia psicológico-intelectual de aquella nación, tan violenta como la de las drogas que se mira en las películas, capaz de pisotear la fe, la moral de la Buena voluntad del tico y sus perspectivas; y paradójicamente hasta la relatividad de todas las cosas. Cuando Jaime, frotándose la abundante barba, hablaba de ciencia con ese vozarrón y ese acento, quizás contagiado por sus padres o quizás adoptado por él, a sabiendas de que en nuestro país se profesaba una especie de culto a los intelectuales extranjeros, sobre todo de algún país comunista, desde que algunos chilenos huyendo del régimen de Pinochet llegaran a nuestras universidades estatales cultivando su intelecto bien estructurado y actualizado, pero también sus ideas políticas y filosóficas ateas – apropiadas a su contexto de aquel tiempo pero no al nuestro –, todos los presentes asentían frunciendo el ceño, haciendo cara de profundamente impresionados por esas verdades tan lógicas e irrefutables, aunque en realidad poco o nada comprendían. Por su parte los que algo entendían de la materia, reverenciaban la forma en que sabía esbozar teorías haciéndolas cercanas e irremediablemente materialistas. Él lograba que todos vieran ese vacío espiritual, esa ausencia de Dios y de plan, tras el azar de un origen dudoso (según lo veía yo) y un conjunto de leyes que responden a la observación (casi siempre sometida a la lógica de las mismas), pero siempre en continua evolución o reinvención y por lo tanto (según lo veía yo también), tan reales como una metáfora pertinente, sin más poder que el de unos trazos que se olvidan de lo humano.
Por su parte, Carlos era extranjero del mismo origen que Jaime, y desde niño había emigrado en busca de mejores horizontes con sus padres y su tía paterna (madre de Jaime), a nuestro pequeño país. Él terminó siendo el otro ruso, un cerebro complementario al de su primo e igual de reaccionario (términoque otrora usaran ellos para encajonar a todos los que se oponían a la revolución). Aunque parecían de la misma edad, los separaban más de diez años y siendo Jaime el menor, ya hablaba a la oreja de los cincuenta. Ambos habían aprovechado su origen y su relación con el partido comunista para recibir becas en Hungría a cambio de una militancia activa y constante, a la cual extrañamente seguían fieles después de los grandes cambios que todos conocemos. Carlos por su parte era sociólogo de Hungría y filósofo de Costa Rica, y en materia de ciencia apoyaba a su primo en todo, a pesar de que él era el mayor. Escéptico en la práctica –no afirmaba nada, sólo opinaba –, lo único que no ponía en duda era la no existencia de Dios; y exigía evidencias objetivas de cada afirmación, las cuáles Jaime, hábilmente trazaba o se inventaba, aprovechando su ventaja formal en la materia y la complicidad con su primo, pero a nosotros nos metía en un aprieto, sobre todo por esa necesidad de ser consistentes con nuestras verdades. Carlos se había sentado, en sus cursos de postgrado en la UCR, a los pies de Láscaris, profesor, en sus primeros años de la universidad de Madrid, y que se estableciera luego en Costa Rica, donde destacó como profesor de Filosofía,muriendo en 1979, cuatro años después de Franco; y que fuese declarado en 1998 Benemérito de la Patria. Así, lo que nunca se terminaba de digerir de ese Carlos comunista, era que habiendo sido Láscaris un enamorado de nuestras libertades – lo cual lo condujo a adoptar nuestra nacionalidad –, degeneró –siendo su discípulo –, en un acérrimo promotor de un régimen totalitario para nuestra Suiza Centroamericana. Yo veía en él, un buen ayudante de las posiciones de Jaime y al desgraciado que le realizaba el trabajo sucio de reducir a dudas mis posiciones y las de mis amigos, pero no más que eso. Cuando Jaime veía tambalear sus argumentos, cedía a Carlos la palabra, con una especie de sincronización mental que nos superaba. Parecían profesionales del ping pong por parejas. Después de unos cuantos encuentros, terminé viendo en Carlos una especie de prolongación de Jaime, otra manifestación de éste, en otro estado. El reto, por lo tanto, lo personalizaba Jaime, que dicho sea de paso, estuvo a punto de llegar a diputado y ocupar una curul en Cuesta de Moras en las recientes elecciones, lo cual, sin duda, con su empeño, lograría en cuatro años más. “Qué bueno sería tenerlo de nuestro lado…, que incursionara con nuestras ideas, también en la política y en los asuntos nacionales”, pensé.
En las semanas tras anteriores las conversaciones habían girado alrededor del origen del Universo y sus leyes, como argumento para negar o afirmar, esa esfera espiritual, ese motor inteligente que generó todas las cosas y en el que de alguna manera, vivimos, nos movemos y somos. Yo me había posicionado en el tema junto a tres compañeros poetas ( Abner, lingüista, Josué, historiador y Melissa graduada de teatro y danza de la UNA), logrando el interés de todos los presentes, hasta que fueron invitados los primos y arremetieron con no poca soberbia contra nuestras posiciones y las de los que no encajaran en su visión, “estrictamente científica” de las cosas. Vale decir, que nos tomaron fuera de base. Si bien, estábamos preparados para argumentos generales, no lo estábamos para el grado de especificidad que ambos, exigieron en adelante.
En medio de su rigor científico y sus inflexibles argumentos, digamos totalitarios, yo logré captar la lógica primaria y arremetí contra él, después del refrescamiento de las últimas teorías de la física en los días precedentes:“¿Acaso, lo que tú blandeas, algunos de igual o mayor calibre científico que tú, no lo comparten totalmente y se adhieren a otras teorías? – Jaime curveó las cejas y encogió la bocaponiendo en duda el argumento – Es más, hablando palabras mayores, Hawking y Penrose – todos abrieron la boca –, tienen posiciones bastante diferentes en cuanto a la teoría cuántica y sus aproximaciones a la gravedad cuántica tan añorada y aún por verse. Esa teoría que consolide las contradicciones entre ambas, de manera tal que se pueda explicar todo el universo con las mismas ecuaciones y conceptos y no como en la actualidad que lo macro y lo micro “responden”, o más bien se interpretan con teorías que reflejan comportamientos diferentes de acuerdo a la escala que determina esa clasificación. Pues bien, sin ser científico, es obvio que la realidad se nos escapa, que sólo nos permite navegar en aguas bajas con nuestros métodos racionales de aprehensión. Es decir, sólo nos permite (a los humanos), teorizar, que no es más que suponer al estilo matemático. (Hoy no permito interrupciones –dije a Jaime para frenarle su intento de arremeter contra mí).
Extrañamente, ellos me dejaron continuar y yo quise creer que estaba afectando conscientemente la realidad, cuajando de su estado líquido otra perspectiva. Tomé aire, mirándolos fijo, y hubo un espacio y un instante detenido como los que se suelen dar entre toro y matador antes de la última estocada, entonces, cambié el tono y seguí trazando mi disertación tratando de que mis palabras vibraran en una zona del ser, más receptiva.
¿No adopta Hawking el punto de vista positivista, según el cual una teoría física es sólo un modelo matemático queno necesariamente se corresponde con la realidad y se da por satisfecho con esto, desdeñando así, como sistema, el objeto de estudio, y del hombre y la sociedad, su intencionalidad, su auto-reflexividad y su capacidad de crear significados, elevando además la ciencia a la categoría de infinito y el hecho que la sustenta, traducido por el sistema, a la categoría de divinidad? (Carlitos sabe que es verdad, pero tampoco le permito interrumpirme, jeje). Pues, puntualizando aquí, nuestro gran genio, sabe y confiesa que la realidad como tal se le niega en gran medida y sólo se puede teorizar respecto a ella, esperando que la observación no contradiga tales teorías. Por otra parte, algunos aseguran (el mismoHawking), que Penrose es un Platónico de corazón y cree que la realidad es susceptible de ser interpretada matemáticamente, por lo que se ha abocado algunos años a desarrollar esa teoría en la que él considera que los números complejos se parecen al universo y pueden generar una solución estética, de gran belleza matemática, pero no necesariamente una interpretación de la realidad en los términos que comúnmente aceptamos. Además, si consideramos aquello del Mundo Sensible y el Mundo Inteligible de Platón, volvemos a la eterna discusión de la dualidad del ser y sus formas de acercarse a la verdad. Aun la teoría de Ausencia de Límites, con la que Hawking, y otros pretenden que el universo no tiene principio ni fin, desapareciendo del mapa el necesario Principio inteligente que activó el reloj, no es tan consistente como la que ve el origen en el Big Bang (que el mismo Hawking ayudó a desarrollar) y que la observación corrobora.
Don Page, por ejemplo, doctor en Física y Astronomía y que realizara su posdoctorado en Cambridge, dijo: ‘Dios es algo más que el Universo en sí’, y ve tras el Origen, la indudable existencia del Creador. Pues bien, ni la ciencia garantiza la aprehensión de la realidad,ni puede como tal, negar el Principio Inteligente de las cosas. Y tú, más que ninguno, debes reconocer las limitaciones humanas y por tanto de su ciencia y su filosofía – dije señalando a Carlos y continue dirigiéndome a Jaime con una especie de complicidad que quise engendrar en aquel momento –. Ni imagines que me vas a quitar la palabra mi estimado amigo.
¿No dice Penrose que la nueva teoría que unifique lo micro y macro, lo cuántico y la relatividad general, tendrá mucho que decir sobre la conciencia, ese elemento no-algorítmico, que lo hace considerar que nunca se podrán construir máquinas que puedan pensar?...Elemento, sin duda, diferenciador, y que no ha sido considerado por ellos con la seriedad que merece ¿Habrá alguna energía consciente, propia del hombre, que afecte a nivel cuántico la realidad que observa?...Les queda de tarea para el otro jueves, ¿o también tenemos que ignorar…,ignorarnos como parte activa de esa realidad que se nos va cuajando?
Es más la teoría de cuerdas,que aquí se ha esbozado por los rusos, que ya tuvieron su parte, no dice en idioma terreno más o menos así: Todo está constituido por unas cuerditas pequeñísimas que se comportan de manera diferente ante el observador, es decir, lo engañan, tomando forma de electrón, de fotón o de quark, de acuerdo a la oscilación de la misma y nosotros a la distancia sólo podemos observar éstos. Es decir, el fundamento del modelo estándar de la física de partículas, es sólo el mimetismo de algo que no se deja ver tal cual. Yo creo que los científicos nos están confirmando sin saberlo, que el universo nos está gritando que nuestras limitaciones son abismales o que estamos excluyendo otras perspectivas…, que estamos limitando la realidad a nuestras limitaciones. Ah, pero aclaremos aquí, que un buen sector de genios no comparten ésta teoría a pesar de que a otros les parece consistente.
Cabe entonces preguntarse ante tales limitaciones, ¿serán la gravedad, el electromagnetismo y las interacciones débil y fuerte, las únicas fuerzas fundamentales del universo?,¿y que de la conciencia o la energía mental? – Porque debe haberla –, ¿sino para qué nos desarrolló el universo, así de complejos como somos?... ¿Acaso tal variedad de teorías no sugiere que el observador afecta la realidad contra la que arremete y/o que estamos olvidando algo? Todas estas dudas son válidas como cualquier otra, ¡Ah!, pero se escapan del alcance o han sido ignoradas hasta tiempo muy reciente, por el omnipotente método científico, que se empecina en ver con un solo ojo – hice una pausa para tomar aire y mirara los primos para que no me interrumpieran. Otros emularon mi acción. Definitivamente nuestra energía se había empoderado, otra vez del ambiente.
Por otra parte, Penrose, también señala que tras analizar los datos del satélite WMAP, ciertos patrones en el fondo de microondas cósmico sugieren que nuestro universo existe en un ciclo continuo de rebotes que él llama eones, y que éste, nuestro universo, no es más que uno de esos eones, que hubo otros antes del Big Bang y habrá otros después. No coincide esto con las creencias de los antiguos hebreos, que apuntan a una batalla cósmica que terminó con el orden anterior, dejando todo desordenado y vacío, luego de lo cual hubo un nuevo reordenamiento, una nueva recreación de las cosas. En fin, fuese el big bang, o fuese un rebote, como lo llama Penrose, los antiguos de una u otra manera lo supieron, sin el rigor matemático o científico de la actualidad. En consecuencia, podríamos concluir científicamente que es tan válido creer como no creer en ese Origen inteligente de nuestro universo presente, como ya apunté. Bueno, esto es lo que llaman los teólogos elsalto de la fe, un salto al vacío, pero según los “cuánticos” el vacío no existe, sino que está lleno de partículas de materia que se cancelan con las de antimateria. Podríamos saltar sobre ellas antes de que se cancelen – Reí a carcajadas y abruptamente continué con la seriedad que ameritaba el caso –. Luego, nos hemos olvidado de la teoría de los Multiversos del físico de la Reina, no sé qué habrá sido de ella. Dentro de muchos universos, nosotros somos uno de nivel medio o menor y hay muchos, más cercanos a la perfección, ¿no habrá allí seres inteligentes superiores a esta raza que se empeña en autodestruirse mientras se considera la máxima expresión de la materia y la medida de la verdad?”
Los demás asintieron. Yo había logrado al fin, que los presents comprendieran que las categóricas afirmaciones de Jaime, no eran, ni más nimenos, que teorías, tan válidas o inválidas, como cualquier otra que bajo un modelo matemático correspondiera a lo conocido y que sus mayores aspiraciones serían acertar algunas predicciones, es decir, que algunas fueran consecuentes con la observación. Es más, podría la ciencia lograr un modelo que unificandolo macro y lo cuántico, fuese exacto con todo lo conocido y lo por conocer y aun así, no ser más que un modelo, de entre muchos posibles y hasta contradictorios u opuestos.
Habiendo establecido eso, podríamos continuar con nuestros temas habituales considerando otros puntos de vista, pero ya era tarde y requería una Buena oxigenación de las neuronas para pintar nuestra visión (de los poetas) del tema. “La noche se ha hecho pequeña, como las cosas cuando se acercan a la velocidad de la luz…, cuestión de perspectiva”, dije sonriendo y añadí: “Quizás el próximo jueves podamos hablar de algunos puntos de vista diferentes, quizás no tan científicos o no tan sujetos a un modelo. Aunque no son pocos los que se atreven hoy en día a realizer algunos experimentos sencillos y otros más complejos, buscando las razones ocultas de las otras cosas que descaradamente ignora la ciencia regalándonos solamente su profundo silencio. Experimentos que no por escasos o poco divulgados, son menos interesantes y científicos. Tendremos que abrirnos a un juego de razones, unas con mucho y otras con menos asidero científico. Pero no olvidemos que, método o no, así surge de forma primaria el conocimiento”.
Después de algunos comentarios intrascendentes, comenzamos a despedirnos.
Los primos Dudakov salieron encabezando la fila, lo que no nos extrañó, porque siendo ellos los más viejos del grupo y los más nuevos en integrarse, había un acuerdo tácito de que ellos deberían salir primero, un poco por el cansancio que según nosotros tendría que dominarlos antes que al resto y otro poco por la necesaria consideración que se le debe tener al dueño, de parte de los de menos confianza. Se despidieron con el gesto doble de costumbre, primero llevaron la mano al pecho y luego inclinaron la cabeza. Quise creer que era algo ruso, pero no tenía referentes válidos y en la tele las despedidas de los rusos eran de otra manera. La noche seguía mostrando afuera sus dientes luminosos.
Yo estaba convencido de que ellos habían abandonado la supremacía intelectual del grupo y que se integrarían normalmente, como cualquier otro que participa de un coloquio o hasta una discusión entre amigos. Bueno, lo aceptaran o no, en el ambiente flotaba un sentimiento de libertad renovada, como si hubiéramos recuperado el balón secuestrado por un gran perro, tras un muro… Y a seguir la charanga. Noté en la actitud generalizada del resto, de dejarlos alejarse antes de salir, que realmente ese era el sentimiento. La fila de costumbre se había quebrado.
Luego nos fuimos despidiendo los demás, desgranándonos con ese andar taciturno, que asalta al ser humano, después de los grandes esfuerzos, o cuando el licor ha gastado sus cartuchos y solo queda un vacío entre los labios y un deseo de salir corriendo a los remedios de la madre; y también después de esas situaciones en las que el estrés clava todos sus aguijones con esa saña que estamos sufriendo en las últimas décadas, donde las cosas que lo alimentan son cada vez más: desde la ausencia de un artefacto eléctrico que años atrás era un lujo innecesario,hasta el temor a perder las cosas que se tienen, también innecesarias. Todo de una u otra manera se sumaba a la angustia. Yo había escrito alguna vez: “Ver es más que abrir los ojos y apuntar nuestras angustias”, pero la realidad, o eso que admitimos como tal, pesa más que nuestras fuerzas. Como fuera, el sábado tendría que correr al centro, comparar precios y comprar otro microondas, mientras podría estar leyendo o en algún esparcimiento familiar. Casualmente elúltimo aparato había funcionado hasta el final de su garantía. Sin duda, habríaun acuerdo entre vida y garantía… “Tendré que escribir algo sobre esto”, me dije mientras dejaba ver otra sonrisa tonta, que quizás nadie notó.
Abner fue nuestro chofer designado esa noche. Había que cumplir la ley o arriesgarse a pagar una gran multa. Y aunque él no era nada quitado para los tragos, le había llegado el turno otra vez y tuvo que resignarse.
“ Pura vida” – me dijo mostrándome el puño cerrado con el dedo gordo en alto –. Los demás asintieron, y luego lo apoyaron señalando cómo podríamos volver sobre lo nuestro. Mientras tanto yo pensaba, “¿cómo Abner habrá llegado a ser poeta, si con “pura vida”, condensa todo lo que quiere decir, todo lo que habrán procesado las abejas de su mente?” Él con “pura vida” podría haber escrito un libro; esa era su metáfora de la existencia, de la muerte, del amor y el universo. Su poética giraba alrededor de la “pura vida” de los universos cotidianos y aunque su pensamiento y su manera de procesarlo con palabras era complejo, una vez que se le encontraba el ángulo, uno se maravillaba de la densa sustancia de sus metáforas, en las cuales vía (también nosotros), la semilla primigenia de esa forma de decir los mundos interiores y las formas de ver los exteriores. Él era uno, sino el principal compañero que me había apoyado en nuestras loqueras poéticas de la realidad condensada (en metáforas) y los multipoemas, que pretendían ser historias desde varias perspectivas en unos cuantos versos. Pero eso es otro cuento.
El “pura vida” tan famoso de los ticos, sin duda habría influido en nuestra realidad y nos habría llevado a ser considerados los más felices del mundo varias veces. Y Abner, habría contribuido con no pocas toneladas métricas de materia prima.
En el asiento trasero, Josué y Melissa, hablaban interminablemente, como si hubieran caído en una verdad sin fondo…Las verdades a veces son así. Ella decía cosas alocadamente, con un grado de pasión siempre excedido para el momento, saltando en el asiento sobre sus bien torneadas nalgas como si estuviera en pleno orgasmo. Todos resentíamos eso de ella. Nosotros en particular lo resentíamos más, porque lo sufríamos más seguido; los otros, sólo los jueves. Ella era inteligente, de una escritura dulce y profunda, a veces muy culta, pero elegante y ya contaba con tres publicaciones, que se podrían catalogar como exitosas, considerando el reducidísimo mercado para los libros de poesía dentro del reducido Mercado nacional. Un gran logro para una mujer de 25 años. La más joven del grupo, por cierto.
“Melissa, así a lo légal, de verdad, de verdad… ¿Por qué putas brincás así, cuando sabés (ni tonta que fueras), que nos ponés como locos”. “Pura vida, cierto”, apoyó Abner, y luego Josué añadió: “Sí, es cierto, tumbá la vara, ya es mucho…y yo aquí a la par. Y no digás que es inocentemente que lo hacés, porque todos te hemos pulseado creyendo que querías… y nos has pegado contra el tubo. Es más, a mí me da vergüenza. No has visto a la Pamela y a la Nalyeli como se te quedan viendo…”. “Así, a lo légal, voy contodo”, interrumpió Melissa y continuó: “La vara empezó como una reacción inconsciente a un poema que me llegó y me caminó toda por dentro. No lo niego, fue un sentimiento sexual, tras una realidadsentimental que me generó una metáfora… Y no voy a decir de quién pa’que no agarre varas. De verdad fue algo eyaculatorio, de eso que una lo escucha y se le eriza la piel, mientras se va formando la imagen y le entra ese nerviosismo incontenible, pero delicioso, como la primera vez que a una le llegan al punto G…ato. Ja, ja, ja. Me metí tanto en la imagen que comencé a saltar sobre mis nalgas, para equilibrar el sentimiento, es decir, para no dejar que se concentrara en el centro, porque si no hubiera empezado a gemir delante de todos los presentes…ja,ja,ja ¿Se imaginan la vergüenza? Ahora, cada vez que me emociono, digamos que equilibro las sensaciones de esa manera… Pero, pero… si me doy cuenta de lo que piensan y entonces tengo que equilibrar más emociones… ¡Y qué rico!” Melissa, comenzó a saltar sobre sus nalgas más descaradamente y añadió: “Me excita como me miran embobados, pero ni sueñen.” Para ella casi todo era un juego experimental. Ella jugaba con sus emociones y experimentaba con las reacciones ajenas.
El cuadro en el asiento trasero me pareció simbólico, pero aun habría quedarle significado al conjunto. Melissa en lo suyo y Josué sacudiendo el dedo del centro en su oído derecho (del lado de Melissa) atacado por su tinnitus crónico, del que padecía prácticamente, desde que había sido obligado a lanzarse del bungee, o más bien lanzado, por sus amigos de secundaria, a pesar de que sufría de vértigo. Muchas veces utilizaba el mismo gesto como algo obsceno, diciéndonos: “Métanse el dedo”.
Josué era un buen tipo de edad media, pero no había aprendido a moderar sus reacciones, aunque según él se había dado a la tarea; y cada vez que cualquier cosa le era adversa, maldecía y odiaba intensamente a las personas, o a las circunstancias involucradas, para luego caer en una especie de letargo, del que sobrevendría después esa conveniente amnesia, que lo hacía actuar y sonreír, aun con el ofendido, como si nada hubiera pasado. Pero lograba ir borrando lo ocurrido con su actitud de corregir el rumbo continuamente, alterando así las razones y en consecuencia las acciones que lo habían llevado allí. Como poeta dosificaba en gotas las metáforas, contrariamente a lo que hacíamos los demás, pero cada una de ellas era una genialidad que bien valía el escrito completo.
De pronto me preocupé por el anfitrión, porque generalmente Isaac se trasladaba con nosotros, pero este día había ignorado nuestros mensajes de texto, y asumimos que estaría muy ocupado con la misteriosa y elegante dama con la que había pasado hacia el fondo sigilosamente, en lo más acalorado de la discusión. Bueno, el tercer auto que observamos al salir, tendría que ser de ella y nuestro compañero de seguro había decidido regresar con su reciente conquista.
En el 4X4 de Nalyeli, ella, que no ingería licor, era la chofer, con todo el glamur de una estrella: impecable maquillaje, impecable su peinado y una sonrisa refinada; ingredientes que condimentaban a una persona altruista y muy inteligente, que novelaba una realidad cotidiana capturada en su continuo y diverso servicio social; y al lado Pamela, también guardaba la compostura, que atrás faltaba, aunque desfigurando un poco su imperturbabilidad con esa especie de tos leve o resoplido, que se le había tornado en maña desde niña. Los tres pintores – Luisjo, J.M., y Maroto –,entonaban a todo galillo lo que parecía ser una canción de Sabina en una avalancha de lodo y escombros.
Las dos novelistas miraban con asombro o asco (no supe escoger la realidad conveniente) a nuestra Melissa en pleno acto masturbatorio, y me parecieron, bastante desubicadas para el ambiente que se generaba los jueves; sin embargo aportaban una especie de ficción-posible a nuestras conversaciones, que hacían que lo que se podría catalogar desde afuera como “el realismo mágico pactado por el grupo”, fuese algo tan cercano como real, que no nos cuestionábamos jamás la absoluta y alcanzable realidad de lo que íbamos deduciendo…, creyendo.
Considerando los proes y los contras de esta actitud contagiosa, yo exhortaba regularmente, a la investigación, a la objetividad posible y a la mayor coherencia de la que fuéramos capaces para no degenerar en secta, y terminar defendiendo como fanáticos, absurdos.
Este grupo de los jueves, constituía una especie de filial de nuestro grupo mayor de poetas, a los que llamábamos hijos, que superaba los 20, y que habían formado sus células cuánticas con no pocos nietos, desperdigados por Centroamérica, aparte de nosotros cuatro. Con ellos manteníamos conversaciones extensas por los chats privados y compartíamos escritos por mails, además de las reuniones anuales de semana santa en Costa Rica, donde también vacacionaban.Y gracias al proselitismo que astutamente habíamos ejercido sobre los otros cinco compañeros de los jueves, ahora podríamos tener representación en prosa y en pintura. En casi año y medio, nos habíamos forjado un nombre como corriente artística, aunque hacía más de quince años que habíamos empezado a dar forma a nuestras ideas conformando una especie de Club. Pero en el fondo lo artístico no era nuestra aspiración más importante sino, solamente el primer peldaño; y no debíamos, de ninguna manera perder lo ganado, por un par de fanáticos como los Dudakov: “Habría que encontrarles lugar en el grupo o correrlos definitivamente”, pensé, y antes de externarlo, una fuerza emocional fuerte, me frenó de cuajo, con el mensaje intrínseco a la acción: “Ante la oposición se depuran las ideas y el hombre se va encontrando”.
Bueno, pues, aunque no teníamos un ideario, porque la realidad es relativa y se va moldeando en el camino, este último mensaje tendríamos que integrarlo al “No Ideario”, por decirlo de alguna manera.
Los pintores cantaban ahora, ese tema pegajoso y de moda pero destinado a desaparecer, “Pamela chu pamela chu…” mientras se alejaban. Me sacaron con sus gritos de mis ideas precedentes obligándome a pensar en la sonrisilla asesina trazada en el rostro de la escritora, bastante incómoda para intentar alguna broma sobre ella, pero bastante inteligente para soportar el embate y luego construir algo sobre aquello, que borrara lo ocurrido. Me parece importante señalar que Pamela sabía un poco de todo a su manera, lógicamente debía ser así, siendo escritora de diversos temas ficción, donde el trasfondo era una sociedad heterogénea, lidiando con querer, pensar y hacer y los lentísimos pasos con los que intentamos vencer las distancias entre uno y otro.
Por otra parte había que abonar a las escritoras (no sólo a Pamela) que también eran tolerantes. Los tres artistas, habían estudiado un par de años en una de esas escuelas de Francia que solamente los ricos pueden pagar y por esas cosas cuánticas inexplicables habían coincidido tres almas trillizas fuera de su patria. Nadie dudaba de su capacidad para la paleta y el pincel, pero además podían contratar las importantes galerías para sus exhibiciones, e influir, porqué no decirlo, en la valoración de los medios con sus medios y eso no era nada despreciable para nuestros proyectos de divulgación, además su obra, sus mundos influidos por nuestras convicciones, con todo el simbolismo y el color de las transformaciones, del ascenso entre las espirales de la realidad, se puso de moda.
Descendimos del Parnaso, dejando poco a poco de ser dioses, volviendo a las humanas distracciones, al acoso del miedo, que a veces se hace llamar duda, pero también y por dicha, a algunos sabores repetidos…siempre nuevos. En las calles, los noctámbulos parecían ignorar que siempre se está gestando algo entre nosotros…, entre todos los humanos, y que una vez que nos hemos acercado, jamás podremos ignorarnos, como pasa entre las partículas diminutas.
Sobrevinieron los días, quizás un poco más cortos, por cansados de lo mismo o por desesperados de salir de su propio cerco ¿De verdad se podrán frenar? Mirándolos a la ligera, fueron acomodando sus lonjas a las horas. Trabajo, familia, comida, sexo, los imprevistos acostumbrados, las mentiras necesarias, el amor. Pero observando con mayor cuidado, un conjunto de pequeñas casualidades, que de otra manera serían consideradas insignificantes, apuntaban su nariz, como perros de caza, al próximo jueves, así que me preparé y le sugerí a los compañeros lo mismo, pero ellos habían tenido la misma percepción. Realmente estábamos sincronizados, y así sería más fácil energizar nuestra visión.
Mi amada esposa me notó ido, más que de costumbre. “Están engendrando algo importante”, afirmó tras abrazarme por la espalda. “Sí mi amor”, le dije y ella contestó: “De aquí al jueves, el niño no tendrá padre, pero sabrá comprenderlo”, luego me besó con una gran sonrisa. Me sentí afortunado. Ella y yo generalmente hacíamos todo juntos, pero la reuniones donde Isaac, no eran ideales para un niño de dos años. Yo con cuarenta y ella con treinta y seis, agradecíamos ser padres con todas las fuerzas y veíamos en el niño el fruto de un amor que nos había llegado, cuando casi nos soltábamos del tronco tras sendos naufragios. Quizás por esto éramos algo sobreprotectores y no considerábamos la posibilidad de que otra persona pudiera cuidárnoslo para salir como pareja. Definitivamente habría que arreglar esto, pero por ahora estábamos cómodos y nos las ideábamos para fortalecer nuestra relación en casa o saliendo con el niño.
Ella como yo, creía con toda fuerza – que no es lo mismo que ciegamente –,que los seres humanos construimos o creamos nuestra realidad. Construimos en cuanto utilizamos elementos ya creados, elementos de otras realidades y nos adaptamos a ellas; pero creamos en cuanto utilizamos nuestros propios elementos y con ellos mismos, edificamos. Antes de conocer a Abner a Josué y a Melissa, nosotros habíamos procesado alguna información, cambiando algunas creencias, tan ortodoxas como rígidas, que nos limitaban a una triste realidad, sobre la cual no teníamos injerencia. Luego vinieron ellos, atraídos, sin duda, por esa verdad común que también empezaban a orbitar. Y las cosas fueron tomando forma sin mucho esfuerzo.
Antes de la hegemonía de los Dudakov, habíamos considerado (el grupo) las posiciones de algunos científicos de vanguardia que han estado revaluando la física cuántica y sus extraordinarias implicaciones. Ellos reconsideraron algunas ecuaciones que los ‘cuánticos convencionales’ descartaron como superfluas, y que representan lo que es llamado el “Campo Punto Cero”, que implica que toda la materia del universo está conectada en una constante danza de intercambio subatómico de energía. Y nosotros en el más básico de los niveles interactuamos con todo, como un paquete pulsante de esa energía.
Sin embargo, lo más significante, pero herético en lo que a la ciencia convencional se refiere, fueron las pruebas sobre el papel de la conciencia, que sugerían que es una energía que está fuera de nuestro cuerpo y es altamente ordenada, capaz de alterar máquinas, células y al mismo hombre, atravesando el espacio y lo más sorprendente, el tiempo.
Años atrás coincidimos en sintonizar, simultáneamente, el programa del Discovery en el que con rigor científico, ciertas bolas que caían por un mecanismo al azar eran afectadas significativamente para que cayeran de acuerdo a lo esperado, o más bien, pensado por uno o varios voluntarios, en contraposición a cuando caían libremente. Robert Jahn y Brenda Dunne de la Universidad de Princeton fueron precursores importantísimos con sus experimentos de los efectos de la mente sobre los generadores de sucesos aleatorios, con aquellos experimentos en los que los observadores influenciaban a voluntad el porcentaje de apariciones de las imágenes de vaqueros e indios en un ordenador programado para seleccionarlas al azar y el cuál sin esa influencia se apegaba, más o menos, a la probabilidad lógica del 50-50. Y estamos hablando de más de dos y medio millones de pruebas y de 68 investigadores que independientemente duplicaban las mismas. Contundente, sin duda. Recordábamos, también, el tierno experimento del Francés René Peoch, en el que una gallina construida a partir de un generador de sucesos aleatorios, después de estar con unos pollitos desde su nacimiento en una jaula, se dejaba en libertad, con el sorprendente efecto de seguir dos veces y media más, la trayectoria hacia los pollitos. O los experimentos que demostraron que la mente humana puede alterar la dirección en la que nadan los peces. Y tantos otros con seres humanos que han abierto horizontes de infinitas posibilidades. Es más, años atrás habíamos disertado sobre cómo ésta energía podía afectar la realidad; y luego vinieron algunos libros de autores muy serios, entre ellos “El Experimento de la Intención”, que vino a dar forma y veracidad a nuestras intuiciones. Y en base a esas intuiciones, y antes de que proliferaran los libros, ya habíamos conformado el “Club de la Metáfora”, lo de Club, porque alos cuatro fundadores nos había gustado aquella película del 99 con Brad Pitt y Edward Norton, ‘El Club de la Pelea’, aunque a Pitt aún no se le había quitado aquello de hacer trompitas; y lo de ‘Metáfora’, por nuestra afición a la poesía, a su ser esencial que es la metáfora y al poder condensador y transformador de la misma.
Llegó el jueves, un poco más largo que los cortos días de costumbre, sin duda, porque éramos conscientes especialmente de él. La mente resume las cosas iguales en una sola, así los días. Resumimos por ejemplo todas las mesas, y todas sus múltiples diferencias, con un solo concepto: mesa. Y de los días, nos queda solamente un ejemplar de cada especie de minuto.
Esta vez tendríamos una nueva pasajera. Mi esposa, aprovechando que Isaac había llamado para informar que se trasladaría con su amiga, había insistido en que nos acompañara Nicole, una de las más aventajadas del grupo experimental de poesía (ojo: no de poesía experimental) que ella había formado en casa seis meses atrás, un poco para hacerse compañía los jueves y un mayor tanto para apoyar lo que nosotros íbamos gestando. Nicole tenía unos 35 años de edad, pero parecía mucho mayor, y no por su físico con un poco de sobrepeso pero en proporciones muy saludables por no decir apetecibles, sino por su manera de actuar, más que madura, casi anciana, su ceño siempre fruncido y lavoz bastante gangosa para su edad. Además, de que ella aseguraba tener una sensibilidad especial, recién descubierta, como la de los médiums, pero con las palabras, con esa energía que les acompaña y principalmente con las que en el pasado afectaron conductas presentes. Ella enfocaba su mente sobre una persona y podía intuir ese universo personal de cosas dichas que lo forjaron…”A ti te decían ‘mentirosa’ y te condicionaron a serlo”, le había dicho a una vecina, la que después de expresar su emoción, corrigió su camino…Y aún cosas mucho más complejas, que no cabe ahora descifrar. Yo me preocupé un poco, por la impresión que podría darle Melissa y lo que pudiera transmitirle a mi esposa, que no conocía la faceta orgásmica de nuestra amiga, pero sobre todo, por cómo podrían llevarse ambas mujeres. Por lo pronto decidí que ella me acompañaría en la parte de adelante y que la música nos diría sus cosas a todo galillo, sin admitir interrupciones.
Abner y Melissa me habían llamado para confirmar la acostumbrada reunión, no fuese que algún imprevisto me obligara a cancelarla. Josué por su parte, esperaría a que adivináramos su decisión, así que tendríamos que pasar por él, a pesar de que significaba un desvío de unos seis kilómetros. Llamarlo no era un opción, porque sabíamos que él estaba enfrascado en un “hasta el ultimo momento”, y a la pregunta de “¿Vas a acompañarnos?”, el respondería “No sé, está difícil”, para después de haber superado nosotros el desvío hacia su casa, llamar con un “¿por qué no han pasado por mí? Se hace tarde”. Yo sería el chofer de turno, a Josué lo saltábamos, por su realidad tan inestable.
Tomamos de nuevo el camino hacia el Parnaso. San José se iba hacienda chiquitito. Todos corrían hacia sus guaridas, a ser, en sus adicciones y a desahogar a costas de los otros, frustraciones, esperanzas, consuelos; mientras nosotros ascendíamos tras la divinidad de las palabras.
Aunque Nicole y Melissa se habían saludado mirándose de arriba abajo, y sus sonrisas no me parecieron muy sinceras, lo demás se iba dando dentro los parámetros normales.
Las montañas de Escazú, afectaban positivamente nuestra realidad interior y parecían recordarnos. Una rica humedad rociaba la conciencia y una atmósfera de palabras esperaba integrarse con su poder creador a la realidad que estábamos gestando. “Di la palabra y será hecho”, resonó en mi mente. La voz de una noche recién nacida, acariciaba nuestro silencio. Yo había apagado la radio, cuando comenzamos a ascender y supe que el estrés de la ciudad había quedado atrás…, que nos habíamos salido de sus influencias tan difíciles de manejar.
Todos sumidos en la realidad interior, tras la proximidad de la llegada, tratábamos de influir sobre ese futuro inminente que ya ejercía sus ponderosas fuerzas atractivas.
A pesar de que llegamos temprano, todos los demás ya nos esperaban. Un punto a favor de un buen ambiente. Habíamos evitado así, esa tensión que socaba el ánimo cuando hay que esperar que otros vayan llegando y lo cansado de retomar los temas por la misma causa, ajena a la intención original. Nos ocupamos de los abrazos y saludos positivos, forjando la imagen de mejores tiempos, que tendríamos que traducir en palabras luego, para ir cerrando otro círculo mejor, que los precedentes. El amor de los círculos concéntricos, llamábamos los metafóricos a ese efecto de ir absorbiendo realidades anteriores, con realidades transformadoras superiores.
Los Dudakov, lucían especialmente simpáticos ese jueves. Ambos con saco y zapatillas, contrastaban con su actitud nueva y relajada. Me pareció interesante esa forma en la que su apariencia exterior no coincidía con la interior. Nos habíamos acostumbrado a los intransigentes primos de tenis y mezclilla. Los demás, robustecidos interiormente, exteriormente lucíamos como de costumbre.
Presenté a Nicole con todas sus credenciales, y fue muy bien acogida, aportando de inmediato, un aire místico a la atmósfera, que se tradujo en una urgencia por iniciar la conversación.
Acordamos ceder la palabra primero a los Dudakov, pero éstos declinaron la oferta amablemente, alegando que ese día serían oyentes. Entonces, decidimos dar lugar a aquellos que quisieran compartir alguna experiencia personal en el contexto que nos interesaba. Antes de ceder la palabra, entró Isaac con su amiga. Todos hicimos el gesto acostumbrado, que consistía en una sonrisa, acompañada de un saludo con la mano, que recibiría la misma respuesta de parte del anfitrión (que poco tenía de esto) y su acompañante de turno mientras desaparecía hacia la parte trasera de la casa. Su existencia era efímera entre nosotros, aun cuando nos acompañaba en el auto, enchufado siempre a los audífonos de su aparato musical. Grande fue nuestra sorpresa cuando aprovechando la pausa, presentó a su amiga y luego tomó asiento: “Ella es Angélica – dijo –, ha estudiado por años fenómenos paranormales y – levantando el índice continuó – ha desmentido cientos” –. Ella dijo “hola”amablemente y recogiendo su enagua se sentó al lado de Isaac, que de inmediato dijo: “tranquilidad hermanos, continúen”.
Melissa tomó la palabra y con gracia, casi con alegría, contó cómo había sido abusada sexualmente los años de su niñez, por un familiar muy cercano. Yo miré los rostros y ninguno lucía triste o afectado, aunque sí, bastante atentos. Bueno, ella no transmitía el dolor esperado, ni aun cuando entró en los detalles violentos de la acción. “¿Saben?– dijo – yo no hice nada, toda la maldad fue de mi tío, aun el dolor que por muchos años envenenó mi mundo, fue una vibración contagiada por su acción, pero una vez que comprendí eso, commence a despojarme de su fuerza oscura, y a crear con mi palabra una realidad pasada, más amable, donde sólo vale la inmensa verdad del amor recíproco con mis padres y mis hermanos. Un pasado triste y deprimente que me alcanzaba día a día, fue afectado por mi intención presente de descartar eventos que son ínfimos en el tiempo, respecto a la suma, feliz y consistente con mi voluntad de ser y no con la de otro, de todos los demás. Una vez que comprendí éstas verdades, que comprendí que aquel dolor era sólo era una metáfora oscura de una vida escrita por otro con la intención de hacerme parte, comencé a crear mi realidad, y al día de hoy, hasta la cicatrices físicas (tengo pruebas), literalmente han desaparecido, en respuesta a otra realidad interior que resumo con: ‘Heme aquí, sin más tiempo que el amor, que sus minutos sanadores, que sus segundos eternos y constantes’… Hasta mi sexualidad recibió la cura de sus miedos…jajaja –Todos reímos con ella a más no poder, mientras aplaudíamos. Hasta los Dudakov, sin excluir a Isaac y su amiga, se sintonizaron con el resto.
“Mi experiencia – interrumpió Abner –, ha consistido en asumir la responsabilidad sobre mi propio proyecto de vida, de arrebatarle al azar, que no es más que la influencia de intenciones externas, la dirección de los acontecimientos en los que media mi voluntad y de los que soy partícipe, es decir dejar de dar tumbos entre las inconsistencias de la duda. El futuro se dispara desde nuestras decisiones expresas (hechas palabra), cuajando el camino, y hacia el pasado todo es afectado para ser consistente con la realidad que día a día vamos haciendo. La droga y la irresponsabilidad vital, esa que va mucho más allá de la inestabilidad económica o de la indolencia, porque afecta el entorno, convirtiéndonos en fuerzas atractivas y destructivas para otros, me tenían del cuello a punto de la asfixia. Pero, el ‘pura vida’ me abrió los ojos y pude entender, que la vida para que sea puramente mía, debía obedecer a mi intención de ‘ser viviendo’, aunque suene extraño… Hay gente que ‘es muriendo’, siempre. Es suficiente comprender que la materia de la realidad no es absoluta, ni tiene mente o conciencia propia, y que nosotros le facilitamos esa cualidad, la infectamos de nuestra conciencia por decirlo de alguna manera, afectándola a voluntad, moldeándola en el recipiente de nuestras palabras, con la energía cuántica de la fe (sin connotaciones religiosas), en su estado puro…, la que nos vuelve niños. Por ejemplo, y aparte del ‘pura vida’ que para mí es una especie de mantra que condensa el universo de alguien que quiere vivir lo propio desde una perspectiva feliz, yo dije hace algún tiempo: ‘Aquí estoy amor, nos habíamos esperado, nos habíamos conocido y nos habíamos amado aun sin vernos. Abre tus ojos, quiero caminar en ellos, que tú ya te paseas en los míos desde siempre’, y se fue cuajando el amor, su profunda certeza y luego vino ella siendo desde siempre… Ya la conocerán, por ahora la disfruto, afín a todos los misterios, con los hilos de su pelo tendiendo puentes entre verdades inconexas, inundando los vacíos, llenándolos de peces”.
Abruptamente mi amigo hizo silencio. Su miraba colgaba de algún hilo invisible pero real. Entonces el silencio se hizo familiar, ese que nos abraza después de los suspiros. Cedí la palabra a Josué, señalándolo con la cabeza. Nicole, parecía nerviosa y cambiaba de colores.
“Mi aporte va también en el sentido de la palabra que crea. Si bien, uno dice cosas de las que no está convencido y en las que no emplea mucha energía, aun así, van calando la realidad, o más bien cuajándola, si pensamos en aquel ejemplo con el que algunos estudiosos explican la realidad cuántica. Dicen que ésta se asemeja a una gelatina de frutas sin cuajar y que puede tomar cualquier forma, pero una vez que es abordada por el observador y éste impone sus medidas, se cuaja de acuerdo a los moldes de su conciencia. Las iras fuertes, pero de corta duración que se desahogan con algunos madrazos, los odios de igual medida que se susurran entre dientes, las tristezas sin sentido que contaminan nuestras expresiones, la mala imagen de nosotros mismos que se traducen en pequeñas bromas respecto a lo que somos, nos convierte en un mundo triste que se mueve en dos patas regando su influencia sobre todo lo que encuentra, sumando bocas al lamento. Y lo digo por experiencia propia, pero también estoy viviendo la experiencia de decir mejores cosas, de cancelar los errores con las fuerzas opuestas, positivas y aún de cambiar el pasado también con la palabra. Y no digo que sea fácil pero si aseguro que es cierto, que lo estoy viviendo y que los horizontes cada vez son más verdes y extensos. Tomando por ejemplo el amor, ya que nos hablaban de él, existen “te amo” de “te amos”, que realmente calan en nosotros aun saliendo de la misma boca, es decir, la palabra vale por la intención y la intención por la palabra. Recientemente, para poner otro ejemplo, he aprendido a enfrentar enfermedades que antes me volcaban, como una gripe, o algún virus, con: ‘este es mi mundo, y éste cuerpo el recipiente de todas mis verdades, soy la materia prima de mis sueños, soy la salud de todos mis espejos, el vigor de una realidad que no se enferma’ e inmediatamente comienzo a sentir la mejoría. Puedo afirmar que la palabra sana, y si blandimos una metáfora que condensa un mundo, su energía alcanzará todos los rincones de la realidad que desata, aun cuando esa metáfora no sea aprehensible por completo a la razón... “Soy la luz, más que la estrella, la que siendo aún después de ella prevalece, la que no se cansa de tiempos o de espacios, la que dice, Dios es cada célula de la palabra consciente de sí misma, de la palabra con el sello de la fe…, la que nos bautiza”.
Josué se sentó otra vez en su lugar, había capturado en su órbita, más que la atención, los pequeños mundos presentes.
Desde rato atrás yo intuía, que Nicole iba a decir algo, pero me pareció que Abner la puso nerviosa y no sólo nerviosa: entre ellos, sin duda, se había dado algo duradero que no podrían ignorar mucho tiempo. Era cuestión de unas cuantas palabras más. Tomé entonces el turno para darle oportunidad de que canalizara su energía nuevamente. Miré a los Dudakov, indescifrables, a Isaac estupefacto, a su amiga, inquisitiva.
“Me gustaría rescatar algunos puntos importantes que no debemos olvidar. Hoy en día los científicos de la intención, señalan que el mero acto de medir una entidad en un determinado momento, modifica su estado anterior, como ya apuntaba Josué, de tal manera que, un pensamiento deliberado para modificar algo en nuestro presente, podría actuar sobre el pasado, es decir, la intención de cambiar algo en el presente puede influir sobre lo que nos ha conducido hasta ese momento, pero por otra parte y en consecuencia, nuestras decisiones presentes pueden estar influidas por nuestro futuro, como también señalaban Abner y Melissa. Algunos científicos han asegurado que ciertas ondas secundarias en el Campo Punto Cero, llamadas ondasescalares permiten realizar cambios en el espacio-tiempo. Es más, han comprimido El Camp o Punto Cero, utilizando el láser, hasta que comienza a crear energía negativa, la cual es capaz de curvar el espacio-tiempo. Lo que va quedando claro al fin, es que la realidad no es algo que está allí, sino que vamos creando. Y de esta premisa, cobra sentido, aquello de “la posibilidad de lo imposible”, que profesamos.
Volviendo entonces a lo quenos interesa, que no es más ni menos que el arte como verdadera expresión de la naturaleza humana, vale recordar que los neurólogos modernos han descubierto que inmediatamente a que expresamos, por ejemplo, nuestro estado de ánimo, el sistema nervioso reacciona condicionado por esas palabras. Y unificando todo lo que hemos tratado en lasúltimas reuniones, encontramos un gran asidero a nuestra teoría poética,sustentada ni más ni menos que en ese poder creativo de la palabra. Pero no en la que responde solamente a intenciones estéticas, o las que buscan conformarse a fórmulas y medidas, sino, en aquellas que responden a una intención interior que va más allá de la belleza (ojo: no tenemos nada contra la belleza que essin duda un buen ingrediente), y que va más allá de las reglas clásicas, contra lo que tampoco tenemos nada, a no ser, que absorba la intención, y la conciencia no se ejerza más allá de sus parámetros.
Todos sabemos que la agresión verbal sistemática, acompañada o no de la violencia física, es detonante de oscuras personalidades, hasta de asesinos en serie y especies aledañas. Nosotros afirmamos que la palabra sana, la buena palabra, la que nace de la buena intención, tiene un poder curativo y que la metáfora aprehendida del mundo sensible, que condensa una realidad vedada al ojo natural, tiene un poder creativo inimaginable, capaz de crear las realidades que condensa y de cancelar o transformar los mundos que aborda y le son opuestos. La tarea humana, desde esta perspectiva es crear con la intención verbalizada la materia prima de la realidad, y la tarea del arte, construir los mundos de una realidad amable e imperecedera.(ABAJO SIGUE)
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Última edición por Gerardo Mont el Mar, 24 Feb 2015 3:09, editado 7 veces en total.
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re: EL CLUB DE LA METÁFORA (PARTE 1)

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EL CLUB DE LA METÁFORA (PARTE 2)

“Yo tengo también experiencias que compartir: Cuando a mi esposa en un examen de rutina – dije –,le encontraron con el ultrasonido algo en su vientre, del que se me escapa el nombre científico, pero que indudablemente estaba allí, no era nada bueno y abría que extirpar el útero cuanto antes, pactamos con el médico, el miércoles de la semana siguiente, para la cirugía, y durante la preparación y las revisiones previas, el ginecólogo más que sorprendido notó que ya no había nada que operar, lo que fuese había desaparecido. El mismo día de la mala noticia, nosotros habíamos cancelado la mala energía y reordenado el mundo físico. ‘En tu vientre la vida, la simiente de Dios. Salud y concepción son tus palabras, la generatriz de un círculo mayor’, declaré yo y luego ella confirmó: ‘De tus labios el amor que me propulsa, de tu intención el hijo de una nueva realidad. Hemos dicho hágase y en el huerto los frutos nos pronuncian’. Y para no cansarlos con el cuento, no sólo se sanó, sino que exactamente a los quince días, la prueba de embarazo dio positiva tras una lucha tiznada de desesperanza. Vale decir que así aprendimos el principio de dar intenciones y recibir las mismas para consolidar nuevas realidades. Receptividad es otro ingrediente importantísimo”.


Al fin se levantó Nicole. Sin más se dirigió a Angélica: “Desconfianza es tu nombre, tus raíces, el desamor y la traición. Él no será más, ni tus días dejaran rastros de sangre, con los que te ubique siempre el miedo”. La investigadora reventó en llanto, como un dique que cede, mientras Nicole continuaba: “Dile a tus manos el futuro, que es la hora de la siega del amor y la verdad. Hay alimento para todos”.


Los Dudakov con los ojos desorbitados, como queriendo golpearla con sus miradas, intentaban evitar que Nicole se les acercara. “El vacío impera en tus ojos y en tus labios, cual terror de lobos reviviendo en las maletas, hacia atrás la maleza encubre los adioses necesarios, adelante el acero del fuego, corta y quema, corta y quema. Hoy te digo: ‘árbol de cenizas, reverdece’”. Los primos, todavía sentados en su sillón de reyes, inclinaron su cabeza a las rodillas para ocultar en lo posible, el temblor inexplicable, el big bang de su renacimiento.


Por último se dirigió a Isaac sin salir del hábitat de la palabra sanadora: “A deshora, la razón pequeña de las mentiras grandes, las dosis pequeñas del amor. Puntuales las tormentas en el vaso, para tragar todas las grageas. Escucha: mañana es hoy, preñado de otros sueños; hoy es mañana con el aro de sus horas en el dedo y la misma mujer de agua pura cada día, como un baño mudo de nostalgias, como un motivo sin los imposibles de la muerte.


Mientras Nicole decía lo último, Isaac notó que señalaba a su amiga adepta a lo paranormal, y ya no pudo contener el llanto, desgajándose, con su amor hiperventilada sobre el hombro. Los tres pintores y las dos escritoras, temblaban y lloraban por turnos. Quizás pensaron decir algo, pero sabían que la voz los traicionaría haciendo ininteligible el mensaje. J. M. sacudía la cabeza, con un no que lidiaba entre lo imposible y el asombro. Nalyeli y Pamela lloraban abrazadas. Yo les dije: “que cada libro se torne una canasta de frutas, que cada palabra, la semilla de una verdad en perspectiva, que cada lector sea conquistado por sus mundos nuevos y sensibles.


En los meses subsiguientes abordamos el tiempo a una velocidad que lo frenaba, haciéndolo rendir. Cientos de adeptos nuevos, condensaban, en poesía, en novela, en relato, en pintura, en escultura, y en todas las manifestaciones del arte, la nueva realidad que ya habíamos desencadenado. También los profesionales habían abordado la tarea transformadora y sanadora desde sus flancos. Las amas de casa iban construyendo con metáforas realidades más llevaderas, más cercanas a la inalcanzable perfección del amor sencillo y cotidiano. “Bendito este alimento que cosecho, sembrado por mis hermanos, en la mesa. Digo con las gracias, la lluvia y las semillas, que acallarán el hambre de todos los que quedan sin saciar. Digo los mundos solidarios que condensan las palabras, las que vibran en las cuerdas del amor, las que tendiendo al infinito, se limitan a los vasos de la sed”, repetían las madres a los niños en la hora del almuerzo, citando un párrafo del libro de Abner en prosa poética: “A las hambres solidarias nunca les falta el pan”.


Los trabajadores de muchas empresas, iniciaban sus jornadas con la lectura de alguna frase de otro libro: “La yunta invencible: Trabajo y conciencia”, de Nalyeli; por ejemplo leían: “Un sol Nuevo invadió la conciencia de Pedro y pudo ver las herramientas interiores que yacían olvidadas. Sacudió el polvo y el miedo, luego abrazó con alegría la jornada sabiendo que cosecharía al ciento por uno…, que cosecharía para él y sus hermanos de energía”.


Por su parte Josué y Pamela habían cuajado en conjunto, un aporte importantísimo, con un estilo híbrido que mezclaba los de ambos, logrando una especie de novela poética, en la que con todos los elementos de la prosa, aun su extensión, se desarrollaba una metáfora de la vida con abundantes elementos metafóricos. El libro se llamaba, “Canalizando la violencia entre los bordes del amor”, y en el cual se trataban con múltiples personajes y diversas situaciones, realidades violentas aparentemente inconexas, de las cuales demostraban su conexión cuántica y el mal que con diferentes rostros estaba socavando nuestro presente, pero además, las formas de transformar esas energías en una violenta agresión sobre el tiempo, para afectar en el pasado las razones que las generaron. El libro se convirtió en el fundamento obligatorio de los cursos de “Herramientas para la Vida”, que el Ministerio de Educación había implementado en sustitución de la materia de “Religión”, una vez que el Estado pasó de Católico a Laico.


“El problema de aquel Luis de Cartago, entre nieblas y soles atormentados por las dudas, no era su religion de cuerpo mutilado, carente de piernas y de brazos, porque ésta constituía en su vida un elemento neutro que no alcanzaba a afectar siquiera alguna decisión. El problema era su fe con todas las amarras de una lógica que cree en los rituales sin vida, sin el compromiso de una pertenencia, es decir, de una fe que se iguala a religión, que se escapa de los labios como se escapa a veces, involuntariamente, la saliva, sin la energía consciente de una intención premeditada”, rezaba el primer párrafo del libro. Luego, Luis era otra persona, en otro lado, y en otro… hasta que se completaban los estratos, para consolidar, al fin, a un Luis que representaba a todos y a la renovada visión que necesitaban.


Los cambios se propulsaron de esta manera, primero como una conciencia conjunta que intenta afectar la materia de la realidad y después como una realidad que se contagia. Rápido fuimos miles, luego cientos de miles y hoy contamos con millones por el mundo, que enfocan su intención y declaran verdades trascendentes, de las cuales todos vamos siendo parte. El mundo, hoy, es un lugar mejor para creer y para crear. Los nuevos mundos, sus círculos de verdades, han ido cancelando o transformando las mentiras que habían cegado nuestros ojos. Los metafóricos ejercemos sin reparos, la responsabilidad de compartir lo que vamos aprehendiendo, y aun círculos rebeldes como los de la economía nacional y la política tradicional están dejando ver cambios significativos. Los Dudakov, por ejemplo, se han convertido en instrumento de esa nueva realidad. Jaime ganó al fin una curul en la Asamblea, desde la cual propone leyes que revelan una profunda visión de las cosas nacionales y sus puntos medulares. Carlos es su principal asesor y gestor de leyes que atacan las inconsistencias legales, políticas y filosóficas que limitan el buen accionar de nuestra nación hacia un norte mejor, y Jaime se luce como parlamentario, trazando convincentemente sus implicaciones ante los demás diputados y toda la nación.


Hoy en día un metafórico, es cualquier persona capaz de conjuntar las palabras con las que dará forma a la materia de la realidad, por lo que ya no se citan, solamente, los libros de los fundadores, sino que la gente, cualquier gente que comparta la visión, aporta los granitos de mostaza, que reserva en sus graneros, al trabajo de aquellos que van dando forma a los paisajes nuevos.


Qué más decir. La nueva conciencia ha permeado en la gente de todas las latitudes y de todos los estratos y profesiones. Muchos médicos, por ejemplo, mientras realizan su trabajo crean sus metáforas de consuelo o sanidad, afectando de forma positiva y creciente, las realidades cotidianas del enfermo. Les dicen por ejemplo: “La conciencia enferma, dice sus males en el cuerpo. La conciencia sana dicta una mejor historia… Salud es la intención de conservar el órgano de la vida, intacto”. Con ésta última frase me quedo.


“Soy Renán, del Club de la Metáfora, y así fue como vino el cielo, y hoy crece entre nosotros”.








ESTRUCTURA DEL RELATO



Aunque el escrito en alguna medida es una excusa para presentar una teoría sobre el poder de la palabra en el contexto de los argumentos científicos actuales y las investigaciones paralelas que se van documentando (todos reales), cada elementodel relato tiene su razón de ser:



- Al inicio el relator resume las teorías de la física teórica en la actualidad, sus pretensiones, sus enfoques filosóficos, su posición respecto a la realidad,dejando al final la interrogante respecto a la función o acción de la conciencia humana en todo el panorama, y la posición que a favor, destacados teóricos como Penrose esbozan al respecto. Esta argumentación retoma y da un giro a la actitud dogmática representada por los Dudakov, que en esencia es la actitud de los que asumen que todo lo que va diciendo la ciencia es absolute sin el panorama de las variantes teóricas que se van dando.



- Los personajes van naciendo y desarrollándose con las características psicológicas comunes, con las interrogantes válidas y como un medio para ejemplificar las posibles formas de abordar la nueva realidad que se propone. Las experiencias también son reales y fruto de la observación.



- En un momento posterior, se delinean las posiciones y teorías (también actuales), no menos científicas, aunque no muy populares entre los científicos que se niegan a considerar el papel de la conciencia en la realidad. La probabilidad de afectar la materia de la realidad con la intención es algo que se contempla hoy en día con todas, y aún más, implicaciones que las mencionadas y que además está, amplia y seriamente documentado. Los personajes sirven para mostrar cómo alguien que conoce y reconoce esas teorías es consistente con ellas al actuar y como lo que se cree debe afectar la vida para sustentar el poder de laintención.



- Cerca del final, al llegar a la reunión, el ambiente es un ejemplo de una realidad engendrada. Tanto experiencias reguladas con el rigor científico como experiencias religiosas y paranormales, constituyen el fundamento de este concepto en el que una persona primero se preña de lo que considera un sueño y luego pone manos a la obra recogiendo la realidad del mismo. Este es el fundamento de muchas de los libros motivacionales que pretenden enseñar cómo ser exitoso y feliz, que no es más que afectar la realidad y que la física cuántica moderna ha abierto con su gama de posibilidades.



- Por fin, se justifica con todo el fundamento anterior como la palabra y en particular la metáfora cuando condensa una profunda y real intención, puede afectar la realidad física y anímica, es más puede transformar y hasta crear una nueva realidad. Los aportes de la neurología moderna respecto a la respuesta delsistema nervioso a la palabra, que reacciona en consecuencia, así como el efecto psicológico de la misma en el individuo y por qué no el poder que el cristianismo le atribuye (para los creyentes), la convierten desde esta perspectiva bien fundamentada, en la herramienta creativa de una nueva realidad (no olvidemos que a nivel cuántico todo interactúa). Los personajes son el instrumento para mostrar los posibles efectos y la manera de afectar y contribuir a esa nueva realidad que se va cuajando cuando muchos tienen lamisma intención. Sobrevienen así las cosas inexplicables, esa especie de singularidades (término científico con el que se expresa una condición donde las teorías físicas no aplican y hasta contradicen sus supuestos) humanas, que llamamos milagros o el poder de la conciencia armónica con el todo, sobre la materia de la realidad. El cierre pretende dejar la interrogante: ¿Tendré alguna responsabilidad en el proceso creativo, mientras juego a escribir y otros me repiten?


Bueno, es solamente un relato.
Última edición por Gerardo Mont el Mié, 07 May 2014 20:25, editado 1 vez en total.
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re: EL CLUB DE LA METÁFORA (PARTE 1. PARTE 2 EN 1º COMENTARI

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No he concluído la lectura total del texto, Gerardo, pero esta especie de memoria, cargada de anécdotas, datos y emoción, tiene un indudable atractivo por cuanto cuentas. Proseguiré y te contaré más sobre todo ello. Con un abrazo.
Salud.
Hallie Hernández Alfaro
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Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Gerardo, he leído y leído. Todo es bueno, todo es material didáctico (después de saberlo, se nos hace indispensable) que flamea como un supuesto de ideas fortalecido, en brasas y almíbar, en toques crudos y hermosos del ejercicio vital. Muchísimos personajes, todos con poderes y resonancia. El club de la metáfora, el grupo de los jueves, la retórica personalizada y dirigida. Reflexiones extraordinariamente llevadas en el campo de la evolución, de los seres que formamos esa pirámide con depredadores y un pico que se pierde a la altura de nuestra retina. Lo pensable, lo magnético, lo contabilizado, lo anacrónico. Me encanta la participación de Costa Rica con imaginario y paisaje, los referentes prácticos, San José desde el podium de lo visto y lo soñado.

He de volver a este documento narrativo lleno de inteligencia y belleza, querido amigo.

Abrazo enorme y aplausos que se escuchen en el Parnaso.
.
"He guardado la Luna en los cajones
por si vuelves de noche que te alumbre;
no te tardes, papá, que sin la lumbre
de tu amor no se encienden los fogones.'"

Esta cárcel sin ti, Ramón Olivares
Gerardo Mont
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Estimado Julio

Mensaje sin leer por Gerardo Mont »

Julio González Alonso escribió:No he concluído la lectura total del texto, Gerardo, pero esta especie de memoria, cargada de anécdotas, datos y emoción, tiene un indudable atractivo por cuanto cuentas. Proseguiré y te contaré más sobre todo ello. Con un abrazo.
Salud.

Gracias Julio por haber intentado la lectura...El texto es largo y con mucha información, pero todo bien fundamentado en cuanto a ciencia y aledaños se refiere. Las experiencias también son verídicas (no necesariamente mías) con no pocos tintes de ficción. Los personajes los conozco más o menos así, como los dibujo y son una excusa para mostrar actitudes. La verdad es que la ciencia supera hoy en día nuestra ficción y nuestras limitaciones impuestas por un razonamiento aprendido. Gran porcentaje de occidente profesa religiones espirituales, pero en la práctica se refleja una ausencia casi absoluta de fe y de cualquier otra creencia que nos diga que hay algo más allá de lo que captan nuestros ojos. Bueno pues, las teorías y lo que algunos van traspolando de ellas abren hoy en día un horizonte inimaginable, no necesariamente religioso, sino científico y filosófico.
Un gran abrazo compañero.
Última edición por Gerardo Mont el Dom, 21 Sep 2014 19:33, editado 1 vez en total.
"Para saber que sabemos lo que sabemos, y saber que no sabemos lo que no sabemos, hay que tener cierto conocimiento" (Nicolás Copérnico)
Ver es más que abrir los ojos y apuntar nuestras angustias. Es más que calibrar las agujas del pecho a la rutina.
( http://lascosasdelmonje.blogspot.com/ )
Gerardo Mont
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Hallie Hernández Alfaro escribió:Gerardo, he leído y leído. Todo es bueno, todo es material didáctico (después de saberlo, se nos hace indispensable) que flamea como un supuesto de ideas fortalecido, en brasas y almíbar, en toques crudos y hermosos del ejercicio vital. Muchísimos personajes, todos con poderes y resonancia. El club de la metáfora, el grupo de los jueves, la retórica personalizada y dirigida. Reflexiones extraordinariamente llevadas en el campo de la evolución, de los seres que formamos esa pirámide con depredadores y un pico que se pierde a la altura de nuestra retina. Lo pensable, lo magnético, lo contabilizado, lo anacrónico. Me encanta la participación de Costa Rica con imaginario y paisaje, los referentes prácticos, San José desde el podium de lo visto y lo soñado.

He de volver a este documento narrativo lleno de inteligencia y belleza, querido amigo.

Abrazo enorme y aplausos que se escuchen en el Parnaso.



Hallie amiga, muchas gracias por haberte arriesgado a la lectura de un texto largo y muy informativo (la excusa para decir cosas que a veces ignoramos y nos atañen). Siempre tu huella, profunda y valiosa me motiva y alegra. Un lujo contar contigo. Un abrazo inmenso.
"Para saber que sabemos lo que sabemos, y saber que no sabemos lo que no sabemos, hay que tener cierto conocimiento" (Nicolás Copérnico)
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