A TUS HORAS

[Miguel Alcantud]

A los corales de tu nombre
desciendo cada día para hallarte,
porque eres tiempo de siega
y esperan las palabras a decirte.

A la pasión de escribirte me repliego,
porque mis dedos sueñan tu sonido
y he querido que vengas a buscarme de nuevo,
y me arrebates de las garras de este cuerpo malherido
que aún escucha cuando callas,
cuando naces al sabor de las preguntas
que te traen a las caricias
de estas hojas de verdad y fantasía.

A las horas de tu tienta me remito,
y repito las planicies de tu ropa
palmo a palmo, roce a roce,
y te escucho entre las voces que despiertan
y los tactos que acarician las cumbres de esos montes,
que se empeñan en pecarme entre humedales,
y bañarme en los caudales de esas piernas
que atrincheran los senderos de esta boca desbocada,
que te busca inconsciente entre arrabales
y te arrastra en vendavales de ternura,
cada noche.

A la herida que sanaste me devuelvo,
cuando pienso en la locura
de este tiempo de palabras que te escriben
al compás de una ternura que regresa del olvido,
cuando siento que he querido de nuevo
como nunca,
cuando cuento los latidos desbordados de tu piel desnuda,
y la duda escampa,
y tu boca y mi boca ya no hablan,
y tu cuerpo y mi cuerpo,
ya no escuchan.

[E. R. Aristy]

A los corales de tu nombre
desciendo cada día para hallarte,
porque eres tiempo de siega
y esperan las palabras a decirte.

A la pasión de escribirte me repliego,
porque mis dedos sueñan tu sonido
y he querido que vengas a buscarme de nuevo,
y me arrebates de las garras de este cuerpo malherido
que aún escucha cuando callas,
cuando naces al sabor de las preguntas
que te traen a las caricias
de estas hojas de verdad y fantasía.

A las horas de tu tienta me remito,
y repito las planicies de tu ropa
palmo a palmo, roce a roce,
y te escucho entre las voces que despiertan
y los tactos que acarician las cumbres de esos montes,
que se empeñan en pecarme entre humedales,
y bañarme en los caudales de esas piernas
que atrincheran los senderos de esta boca desbocada,
que te busca inconsciente entre arrabales
y te arrastra en vendavales de ternura,
cada noche.

A la herida que sanaste me devuelvo,
cuando pienso en la locura
de este tiempo de palabras que te escriben
al compás de una ternura que regresa del olvido,
cuando siento que he querido de nuevo
como nunca,
cuando cuento los latidos desbordados de tu piel desnuda,
y la duda escampa,
y tu boca y mi boca ya no hablan,
y tu cuerpo y mi cuerpo,
ya no escuchan.

Un hermoso poema, Alcantud que he disfrutado a plenitud. Abrazos,ERA

[J. Paz]

Precioso poema. Feliz día.

Judit