Marius Gabureanu escribió:Israel, amigo, es un excelente poema, me ha encantado como has desarrollado a este personaje de la decadencia. De estrella roja, amigo. Seguramente de estrella roja.
Su casa
era fría como la venganza
y oscura como la indiferencia,
era un inmueble que había adquirido
los malos hábitos de sus anteriores inquilinos.
Su casa era fría, húmeda y fría.
Manuel bebía mucho vino,
del barato,
vino de cartón para sueños de purgatorio.
La nana de la uva,
el llanto de Dionisos,
la sangre derramada sobre el rígido cuerpo de Manuel.
Se veía a sí mismo como el mesías sin mensaje,
el enviado divino de un dios paleto
y arenoso
que confiaba en ocupar su lugar
junto a las grandes mentiras de Roma.
Manuel sangraba por las palmas de sus manos,
bostezaba azufre
y vinagre manaba de sus encías desdentadas.
Las mañanas eran para Manuel un desierto de experiencias,
un cumplimentar de horas muertas
un dolor de estómago.
Manuel temprano y mareado
ocupaba su sitio junto a la estatua de un príncipe,
acariciaba a los cuervos
y charlaba con las señoritas que ponen las multas en el centro.
Muchos abrazos y felicitaciones sinceras.
Gracias Marius, por el comentario y por la versión que ofreces del texto (que me gusta y mucho). Lo de la estrella roja son palabras mayores, compañero, el nivel es altísimo.
Un abrazo fuerte.