Quise penetrar en ti
entrar en tu mundo y en tu vida
me arriesgué
me perdí
quedé atrapada en el laberinto de tu alma.
Cautiva y desventurada quise salir
pero no fui capaz de volver a hallar la entrada
y ni siquiera conozco si existe una salida
me perdí.
Ahora deambulo noche y día por los intrincados pasadizos
recorro día y noche los interminables pasillos
me resigno a padecer este castigo justo
por no respetar las prohibiciones
cuando ante mis ojos claramente aparecía
ese gran cartel que me decía:
"No entrar.
Prohibido el paso. Propiedad privada".
