Tranquilo

[Bruno Laja]

Tranquila, no voy a entrar ahí,
sólo me muevo así para orientarme;
podría quedarme dentro de éste movimiento
durante mucho tiempo,
pronunciando la palabra Helesponto,
fingiendo nadar ingentemente en la espera,
siendo sólo una forma inoculada por un horizonte inconsistente.
Es tan magna la sensación de estar deletreando
un vientre, una perla, una concatenación de enigmas
que pasan despacio debajo de mí,
subiendo por tu cuerpo como arañas muy lentas, asustadas
por la perezosa arquitectura de una respiración iniciática,
demiúrgica, abocada al peso de su constante vaciado.
Debes estar tranquila, aquí no está mi nombre ni mi cuerpo,
pero comprendo que acuses su intención si sobre ti
proyecto la estría que me borra y aun así persisto
como una lágrima temblando en la rama más pálida
del árbol más oscuro.
Debes aplastar mi rostro. Devolver una figura a su aliento
disipa el largo corazón del miedo; su desaparición se consuma
haciendo emerger la lengua, la súbita longitud de los dedos
como queriendo apartar esa carcasa que oscila sobre ti sin hacer nada,
sólo te mira, parece que va a entrar, adónde;
se aleja, desde cuándo.
Sólo cumple compases no elegidos, se va desmesurando,
se anticipa a la muerte contándole los ojos al racimo del péndulo,
los hace gotear entre tu silueta perdida,
son la masa que me extirpo y todo lo que puedo darnos.

Tranquila, tranquila, aquí no existe.

[Pilar Morte]

Jo, me has dejado de una pieza. Sólo te digo eso, poeta
Besos
Pilar

[Macedonio Tracel]

aunque pienses que no estás, estás en esos versos y en esos movimientos. todos te lo dirán y me alegro. te han hecho abrir puertas o las han derribado. la cuestión que sea, el silencio, la pausa, el sol, el corazón flota en los dedos.
abrazo

[Josefa A. Sánchez]

Bruno, me encanta venir a esta desbocada marea de versos que se derrumban desde el borde afilado de la belleza. Un gusto.
Un abrazo.
Pepa

[Hallie Hernández Alfaro]

"Es tan magna la sensación de estar deletreando
un vientre, una perla, una concatenación de enigmas
que pasan despacio debajo de mí,
subiendo por tu cuerpo como arañas muy lentas, asustadas
por la perezosa arquitectura de una respiración iniciática,
demiúrgica, abocada al peso de su constante vaciado."

No hay manera de reunir las palabras de elogio para la genialidad contenida en este plasma de versos.

Gracias, Bruno poeta, gracias por estas cosas.

Abrazos.

[Mauro Colomina]

Creo que es lo primero que te leo y me ha gustado mucho. Un placer.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Ahí estás tú, amigo Bruno, arrasando con ese verso largo, profuso, dicente, y siempre mejor en una segunda lectura para abarcar mejor el magnífico discurso poético que nos ofreces.

Un abrazo.

[Bruno Laja]

Pilar, te agradezco mucho, besos para ti, poeta.

Macedonio, no sé, tampoco es importante. Te cambiaste la frase del piantao por la del gringo, me ha sorprendido, menudo contraste. Abrazo.

Pepa, te agradezco mucho que hayas venido, siempre es un placer. Un abrazo para ti.

Hallie, gracias a ti, siempre, aunque no haya manera de agradecerte bien. Abrazo grande.

Mauro, me alegra que así haya sido. Muchas gracias. Un abrazo.

Ferreiro, de veras te agradezco tu atención y tu amabilidad. Es un honor recibirte. Abrazos.

[Roberto López]

[quote="Bruno Laja"]

He leído el poema y me iba sumiendo en el recuerdo de esas horas lentas de algunas tardes en que, sin darse uno cuenta, entras en una larga reflexión, llegando a confundirse el pensamiento y el espacio físico, que se solidifican en un solo cuerpo. Así lo he vivido. Me ha gustado mucho.
Abrazos.

[Marius Gabureanu]

Bruno, fue la segunda vez cuando lo leí, ayer por la noche. Y fue la noche que me prestó sus ojos para poder comprenderlo. Porque hay cuencas de ciego, que llevamos sin saberlo.


Debes aplastar mi rostro. Devolver una figura a su aliento
disipa el largo corazón del miedo; su desaparición se consuma
haciendo emerger la lengua, la súbita longitud de los dedos
como queriendo apartar esa carcasa que oscila sobre ti sin hacer nada,
sólo te mira, parece que va a entrar, adónde;
se aleja, desde cuándo.
Sólo cumple compases no elegidos, se va desmesurando,
se anticipa a la muerte contándole los ojos al racimo del péndulo,
los hace gotear entre tu silueta perdida,
son la masa que me extirpo y todo lo que puedo darnos.

Allí voy yo aplastando el rostro del poema y el largo corazón del miedo se enrosca
como una serpiente que, incendiada, se devora. Y no me olvido de amar, porque esto es lo que dice tu poema. Nunca te ha faltado la elegancia para sumergirnos en un territorio fantasioso de donde se sale con ojos embelesados. Muchos abrazos y felicitaciones.

[Rosa Marzal]

Me he dejado arrastrar una vez más por el misterio de tus versos, Bruno, y me ha encantado, Siempre es un lujo perderse en ellos. Un abrazo, amigo.

[Carmen López]

Bruno, es como si te hubieses derramado en el poema y es como si se hubiese abierto una puerta, me ha gustado mucho, amigo.

Un fuerte abrazo.

Carmen

[Bruno Laja]

Roberto, Marius, Rosa, os agradezco mucho, sois personas maravillosas.

Voy a armarme de valor, y seguro acabo por desmontar el poema, por exponer su carne fallida.
El contexto del mismo es el movimiento de un amante inexperto, que tantea con su sexo el sexo de ella, repetidamente, porque es eso, inexperto. Ella, por un momento teme que sus intenciones sean introducirse por la vía estrecha, como el de Dardanelos.
A partir de ahí, se produce una segregación de la conciencia, por llamarlo de algún modo.
Ver el temor de ella, le hace sentirse a él maligno, a él, que le basta ese movimiento como invocación para desaparecer, como un agotamiento del ser, un lugar para descansar meciéndose. Pido perdón a todos por la vulgaridad, os admiro mucho, amigos. Abrazos.

[Bruno Laja]

Carmen, ojalá, no busco otra cosa, siempre, abrir una puerta. Abrazo grande, y mi gratitud.