Abuela

[Prisca Guerrero]

Magistral, bello y musical poema. Un gusto leerlo.

Un abrazo!!!

[Pablo Ibáñez]

Víctor,

me gusta mucho este nuevo paseo por el pueblo, por los abuelos, por el maiz y la montaña. Tienes un don especial para recrear esos ambientes ya extintos, esas personas que nacieron entre arados de madera y murieron cuando sus nietos manejaban tablets. El ritmo y la estructura, como siempre de impecable factura.

Un abrazo, amigo.

[Josefa A. Sánchez]

Haces que el momento triste se vuelva almendro de ternura que florece en el corazón desde la dureza del fruto. Un gusto leerte.
Un abrazo.
Pepa

[Víctor F. Mallada]

Buen poema, Víctor. La muerte es una certeza y tu lo has descrito con sensibilidad y ternura. Un saludo cordial.

Muchas gracias, Ramón, por esto y por lo buena gente que eres.


Victor

[Víctor F. Mallada]

Entrañable homenaje, amigo Víctor. Me gustaron sobre todo estos versos:

la sombra de un candil, media montaña
le dijo adiós por siempre, sola, triste

Un abrazo, querido amigo.

Gracias, amigo Ferreiro. Todavía tengo la sombra de aquel candil metida en el subconsciente.

Un abrazo, grande.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

Cuánta ternura rezuma este poema. Precioso homenaje a la abuela; es eso, sí, un poema precioso.
Un abrazo, querido amigo
J. Manuel

Gracias, José Manuel. Tus poemas son un dechado de humanidad donde nos apoyamos muchos.

Un abrazo, amigo.


Víctor

[Víctor F. Mallada]

Víctor, logradísimo homenaje, todo el poema se escurre en la ternura, y se ven y se perciben las lágrimas detrás de las palabras. Me gustó, amigo, mucho.

Un abrazo.

Carmen

Gracias, Carmen, por este detalle de tu humanidad.


Víctor

[Víctor F. Mallada]

Magistral, bello y musical poema. Un gusto leerlo.

Un abrazo!!!

El gusto es mío, Prisca. Por este detalle que has tenido para con este poema.

Gracias, amiga.

Víctor

[E. R. Aristy]

Abuela


A la sombra de un candil se fue apagando
en su refugio de hojas de maíz y lana burda
a la sombra de un candil, media montaña
le dijo adiós por siempre, sola, triste.

Son cosas de mujer, me comentaron
y así crecí pensando que algún día
pudiera comprender lo que decían
las hijas apenadas, las margaritas.

Pero, como siempre sucede en los misterios
la duda acecha desde los roquedales,
por eso, cuando la ves pasar de cerca
te santiguas pensando que algún día
las cosas de mujer sean la excusa,
que no hay cosa más cierta que la muerte.


Víctor F. Mallada

Hermoso homenaje a tu venerable abuela, Victor. Ya el niño creció y puede descifrar la muerte. Un fuerte abrazo, ERA

[Víctor F. Mallada]

Gracias, amigo Pablo. Grande en humanidad y en letras bien templado.

Todavía recuerdo la sombra temblorosa del candil en las paredes de aquella casa, ha tiempo derruida, donde vivían los abuelos a la sombra del Monsacro.

Vetusta no estaba lejos, pero era otro mundo bien distante y bien distinto.

Un abrazo, amigo.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

Haces que el momento triste se vuelva almendro de ternura que florece en el corazón desde la dureza del fruto. Un gusto leerte.
Un abrazo.
Pepa

Gracias, Pepa. Parece que fuera ayer y era antes de que existieran transistores. Toda una vida.

Un abrazo, gran amiga.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

Hermoso homenaje a tu venerable abuela, Victor. Ya el niño creció y puede descifrar la muerte. Un fuerte abrazo, ERA

Otro para ti, ERA, dear y muchas gracias por dejar estas palabras de ánimo en un tema un tanto triste.

Víctor

[Marisa Peral]

[quote="Víctor F. Mallada"]

Bello y sentido poema, Victor, no sé por qué razón la luz del candíl siempre me ha recordado algo mortecino.
Un fuerte abrazo, compañero, son días tristes.

[Óscar Distéfano]

Un poema excelente es el que nos traes, amigo. Me asombra esa paz con que la voz poética habla de la muerte. Me ha encantado la descripción, la atmósfera creada, el personaje, la poesía que mana de cada verso.

Un gran abrazo.
Óscar

[Víctor F. Mallada]

Bello y sentido poema, Victor, no sé por qué razón la luz del candíl siempre me ha recordado algo mortecino.
Un fuerte abrazo, compañero, son días tristes.

Gracias, Marisa. Otro abrazo para ti. Tienes razón al ver algo mortecino en la luz del candil, instrumento que no habían cambiado apenas desde el tiempo de los romanos hasta el tiempo de la abuela. Si los candiles hablaran…


Víctor