Por el verdor regresé sin darme cuenta
de la parte ensangrentada.
Regresé por la arboleda
ostenté sonrisa al viento
y los trinos de unos pájaros silvestres
engañosos... intuían albor.
tras la rama
que columpiaba a los villanos
con sus alas plegadas
disparó un requiebro ante mis ojos
de perlas estrelladas.
No puedo ejecutar el baile de la tierna amalgama
que enrosca los claveles a la reja sin rumbo
No sabría vivir...
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© Susana Rodrigues Tuegols