Necesidad de recordar.

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

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Alfonso Alfaro
Mensajes: 261
Registrado: Jue, 12 Sep 2013 22:49

Necesidad de recordar.

Mensaje sin leer por Alfonso Alfaro »



Y para que todo sea ligeramente increíble llueve con tenacidad dentro de mí. Tendido sobre la hierba la brisa me está besando en secreto. Necesidad de un aire que se deshace entre mis dedos.
Era una mariposa con alas de seda descendiendo a la palma de mis manos. Extraña forma de vida, emitiendo destellos de luz, melancolía para mis ojos perdidos, cruzando el atardecer de amapola en amapola. Labios de amor, si vinieras a recorrerme. Llevan sus alas la belleza, el deseo, el latido de la primavera nacida entre mis dedos y como el mar, se ahondan en mí el recuerdo de una piel y de un abismo. Necesidad de un sólo segundo más para amar hasta el infinito. Lejos, el sol resbala sobre el ocaso. Necesidad de esas palabras a flor de piel que dictan el silencio y la mirada. Necesidad de ver en este espejo de piel creciendo sobre mi cuerpo. Se enreda en mí como la luna entre las nubes y es luz y agua resbalando por mis sueños. ¿Qué vuelo de mariposa se alzó sobre mi pecho? ¿Qué voz para volar entre mis labios?
Viéndola llegar parece el cielo desbocado. Avanzaba eclipsando todo cuanto encuentra en su camino, ya cerca de la orilla se detiene a escuchar el agua mirando al río. Sigo imaginando milímetro a milímetro las caricias que sus alas aún abrían de ofrendar ante el altar del sol, antes de ocultarse detrás de la ladera de aquel extraño lugar, pronto encontré la respuesta en su propio lenguaje, en la lumbre que alborotaba el viento. Sus alas quemaban, iban vistiendo de sonatas la hierba y la flora variada que envolvían de colores los restos del paisaje.
Sorteó obstáculos, hojas caídas, la sombra de alguna rama derribada, había llegado hasta un tronco repudiado caído cerca de la orilla. Su vuelo se había convertido en un descenso apacible, más pausado desde el sosiego en que la contemplaba. A veces en mí, crecía la mirada. Volví la cara y vi su sombra proyectada en el humo, el viento me ayudaba, dirigía mis ojos hacia un lado y otro, al final la extraña mariposa quedó retenida, más bien abrazada, como ofrenda al viejo tronco derribado por el rayo en una tormenta del verano anterior, desde allí mismo, emprendió un nuevo vuelo.
Sus alas hicieron un extraño gesto, señalaron por encima de la corteza del tronco hacia un sonido nuevo pero aún lejano, dejándose deslizar hacia el anochecer. Entonces me alegré de estar allí, era hermoso aquel rostro en la lejanía, la sonrisa y el cuerpo detenido que estaba contemplando por primera vez.
Avanzó satisfecha hacia mí, la luna no podía dormir, salpicaba de luz el largo velo de espuma y su cuerpo comenzó a ondularse como un camino blanco, primero subiendo la ladera como una red de cánticos, más tarde arrastrando con sus pies desnudos millones de nácares, de naufragios, de incipientes caracolas ya con un verso en su vientre, venía poblada por todos los misterios que tiene la abundancia de la noche, traía en los ojos millones de preguntas sin responder, como ese dolor fuerte de la memoria que retienen los espejos del abismo en las anclas oxidadas del olvido. Palabras, luz, palabras, agua. Agua y luz, ese era el lenguaje que proyectaba su piel.
Ya había atravesado de un lado a otro el paisaje y ahora ardía en él como una lengua inflamada de misterio. Comenzaba otra vez a soplar el viento. El impulso de tanto anochecer le hizo perder el equilibrio. Rodó por un espacio corto de tiempo sobre mis manos, durante algunos segundos fue una sensación ardiente para después quedarme asomado otra vez al borde del mismo abismo.
Era agua de lluvia, regresaba con sus ojos. Su frente delicada también se había deslizado por mis labios. Tal vez aquello era una nueva locura de los dioses, el imposible, llegar con su incansable cabello hasta lo más profundo de mi alma, sólo ella lo había conseguido alguna vez. El agua me miró con dulzura, los dos nos atraíamos y nos sonreímos. Se salpicaron nuestros labios, se acercaron las yemas de los dedos, aunaron la belleza, la palabra, el silencio, la oscuridad, la risa del otoño, el llanto de primavera y dibujaron nuestros ojos bulevares con cerezos en flor, plantaron nuestras manos abedules en las espaldas desnudas y antes de abrazarnos con pasión, nos hicimos otra vez la eterna pregunta, ¿Podríamos amarnos en este paisaje sin destruir el vuelo de las mariposas a nuestro alrededor? No pude imaginar otro camino, no pude verme un instante como si fuera otra vida. El tiempo pasará y ese día será recuerdo, historia que me falta, días, voces, sueños... Necesidad de recordar.
"Hoy quiero dejarte la palabra equilibrada que acerque tu mundo con el mío... sin tocarte. Tengo además un beso en el bolsillo para darte junto con un copo de nieve blanca, para tu caja de recuerdos." Engel
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19647
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Es un texto bellísimo.Todo vuelo y todo aire mezclado con la pureza de cada sentimiento que emerge en la lectura. Vaya sensibilidad que te acompaña al escribir, Alfonso. Sin duda, un enorme regalo para Alaire en prosa.

Felices horas y un gran abrazo, compañero.
.
"He guardado la Luna en los cajones
por si vuelves de noche que te alumbre;
no te tardes, papá, que sin la lumbre
de tu amor no se encienden los fogones.'"

Esta cárcel sin ti, Ramón Olivares
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Maria Pilar Gonzalo
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Registrado: Vie, 14 Ene 2011 19:57
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Mensaje sin leer por Maria Pilar Gonzalo »

Precioso de principio a fin.

Enhorabuena Alfonso por un texto tan envolvente y mágico.

Un abrazo.
Homo homini lupus (Tito Macio Plauto)
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