Acuérdate de mi

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

Hallie Hernández Alfaro
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Acuérdate de mi

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

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Ciudad lunar. Año terrestre 2040.



El tráfico de naves aéreas no disminuía en los rieles del segundo comando. Poco o nada variaban en ese mediodía las noticias satelitales.

Quedaban sólo dos horas de electro-consultas terapéuticas para Marian, la hermosa replicante de 32 años, encargada de los trastornos de memoria. Había aplicado toda la semana varias dosis completas de psiqueretroactiva. No era tan sencillo como se pensaba. El método venía a ser el resultado de varios cruces de supratecnología que todavía no se practicaban en humanos; y justamente eran ellos quienes más lo precisaban.
El siguiente protagonista (así se había acordado llamar a los pacientes) esperaba con cierta ansiedad fuera de la cabina. Marian apretó un botón azul y con una sonrisa le invitó a entrar.
Alejandro Z, casi 63 años, estudio celular positivo, sin enfermedades degenerativas en su carga hereditaria. Escritor y abogado penalista.
Con algo de timidez correspondió al saludo de la terapeuta. Ésta lo animo a exponer confidencialmente su dolencia. Era algo difícil para un hombre de su edad, de sus principios, confiar en una ciber-psicóloga.
"Mi problema, comenzó casi con un balbuceo, es que no consigo recordar ningún detalle de mis años con Victoria. Sé, presiento, que fue importante. A veces, en sueños, la logro esbozar como un dibujo al carboncillo; no puedo saber si está viva o murió o trasmutó. El pasado dejó secuelas profundas; siento que todavía estoy unido a su alma, que la conexión que tuvimos cambió mi rumbo existencial para siempre." Marian le miraba con sus ojos verde claro y su objetividad comprensiva. Alma, anotó en la pantalla, alma; un concepto que se repetía invariablemente en las consultas humanas. Es como si fuese vital esa abstracción para muchos protagonistas. Existencial, otro vocablo en desuso que era traído con frecuencia a las sesiones. Alejandro prosiguió: "Victoria estaba comprometida con otro hombre cuando nos conocimos; había sido un trato entre familias, un matrimonio a juro. Ésas son las pequeñas cosas que puedo recordar. Pero se me hacen poco; quiero recuperarla toda, en retrospectiva. No me interesa la vida sin los detalles de mi mujer amada. Se produjo un silencio doloroso: Alejandro probó la sal de sus lágrimas bajando por las mejillas.
La objetiva y bella terapeuta volvió a sonreír dulcemente. No se preocupe, la memoria volverá. Es cuestión de paciencia, medicación y trabajo conjunto. Contamos también con un chip ultra talámico que podemos implantarle para acercarnos a su tiempo perdido; pero antes debemos conversar sobre su Victoria. Fíjese que subrayo: su Victoria, porque cada recuerdo ha extraviado en sí mismo universalidad, le pertenece y usted ha hecho algo de él, algo que probablemente no existió en la realidad primaria. Su Victoria es una aproximación al significado, sólo éso.
El final de la hora de terapia era anunciado con un estímulo discriminatorio skineriano. Lejanísimas reliquias del pasado psico-experimental.

Una corta pausa supuso para Marian descargas sucesivas de información acelerada. Búsqueda de datos. Tenía plena confianza en poder devolver la memoria perdida en el caso de Alejandro Z. No pudo evitar preguntarse como sería amar a alguien. Una replicante profesional y joven como ella sólo había accedido a relaciones perfectas; muy bien esquematizadas, con toda la precaución y la certeza de que serían satisfactorias. Para los humanos todo era confuso, denso, impredecible. Hablaban de amor con un brillo de felicidad idiota en las retinas. Ella era feliz, contaba con un cuerpo perfecto diseñado para la recepción absoluta del placer; tenía un coeficiente intelectual bastante alto y rasgos de personalidad normal injertados en su genética programada. Todo ésto le permitía existir sin riesgos, sin temores, sin noches de tensión y sufrimiento. Amor, había leído muchos documentos acerca del término. Las cosas que se practicaban, los errores que se cometían y hasta los delitos que se perpetraban en su nombre. Le llamaba poderosamente la atención que los hombres y mujeres terrestres perdían la cordura por estar enamorados. Así lo definían literalmente sus protagonistas. También le interesaba mucho investigar sobre una especie de prototipos humanos que se llamaban a sí mismos, poetas. Percibía en ellos dotes de romanticismo, levedad, entrega y pasión. Sonaba muy bien si repetía esta última palabra en la pantalla y se miraba al espejo mientras la pronunciaba; Pasión: efervecencia, vida, temblor, irrupción, adrenalina. Quizás algún día se sometiera a esa nueva génesis que estaba tan de moda para los seres ciber como ella. Por un día vivir emociones humanas; era un verdadero lujo acceder a esas extravagancias, pero sobre todo, era un paso atrás en la evolución de las razas, solía afirmar uno de sus ortodoxos profesores.

Preparaba su carga personal de energía para la última hora de trabajo, cuando el tablero rojo notificó una emergencia. En casos así, sería transportada de inmediato al domicilio del protagonista. Almacenó todos los detalles posibles. Sexo: femenino, humana, 54 años, tres intentos de suicidio. Internada en una clínica para demencia avanzada. Esperaba poder aplicar un tratamiento in situ.
Tardó exactamente siete segundos y medio en el camino. Ecuánime y con la sonrisa que la caracterizaba entró a la sala. Alli estaba una mujer muy guapa, de tez blanca, con ojos marrones, perdidos en el horizonte virtual que la rodeaba. Marian acercó una silla y le dijo en tono suave y cómplice: He venido para ayudarte, ¿cómo te llamas? La protagonista miró con agrado a la joven terapeuta. "Victoria, me llamo Victoria. Soy un caso complejo, pero ahora siento debilidad y sueño. No quiero morir todavía, no sin antes saber qué ocurrió con mi hombre, con mi amor". Marian sintió un escalofrío en la espalda. Seguramente tenía en su ciberherencia esa emoción teórica. Nunca antes había sido manifiesta. "Sí, el único hombre que me tuvo toda, entera, hasta las últimas consecuencias. No recuerdo su nombre, he llorado tanto, he muerto tantas veces en este lugar que cuando abro los ojos me culpo por no haber acabado con todas mis células; siempre sobreviven las mismas, las que siguen enamoradas de él. Ésas se niegan a morir sin verle". Marian recuperó su objetividad y con calculada suavidad apretó la mano de Victoria. No te preocupes, todo estará mejor. Aquí tienes un pañuelo para secar las lágrimas. Todo estará bien. Sacó de su portátil dos fotos de Alejandro Z, las imprimió y las colocó frente a los ojos de la mujer, ¿es el hombre que recuerdas?, le pregunto con absoluta serenidad. La protagonista fijó sus ojos en la imagen; por casi una hora pareció estar viajando en su realidad interior. Marian había traído psiqueretroactiva en concentraciones altas, pero decidió apostar a la devolución directa frente al estímulo. De pronto, Victoria abrió los ojos con desmesura:" Alex, Alex", gritó emocionada, levantándose de la camilla y soltando los cinturones de seguridad. "Es mi Alex, el hombre por quien cambié mi identidad, mi religión, mis costumbres. Parecía que los recuerdos fluían con la intensidad de un volcán enardecido. Marian sintió una cosquilla extraña en la garganta. "Después de tanto buscar sus ojos, su aliento, su voz en mi almohada. Pensé que jamás encontraría su nombre; su mirada me ha acompañado toda la enfermedad. Estoy llena de olvidos, pero recuerdo como si fuera ayer que al terminar su primera novela, besamos el título en la boca. Acuérdate de mí era nuestra historia con todos los acentos y penas que la engrandecieron." Victoria hablaba cada vez más quedo como antes de caer en una suerte de trance; parecía fundirse en un franco sopor evanescente; es como si una nube oscura la absorbiera por completo. La estamos perdiendo, afirmaron los médicos presenciales...

Ya Alejandro había sido llevado al lado de Victoria. Tal vez en el reencuentro se mirarían largamente, se abrazarían con pasión como si fuesen hechura de la misma piel, logo del mismo instante. Contaban con todo el tiempo espiritual que predicaban los antiguos filósofos terrestres. Tiempo para nacer, tiempo para amar, tiempo para morir, tiempo para volver.
Última edición por Hallie Hernández Alfaro el Vie, 04 Oct 2013 16:47, editado 3 veces en total.
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por si vuelves de noche que te alumbre;
no te tardes, papá, que sin la lumbre
de tu amor no se encienden los fogones.'"

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Carmen López
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Madre mía Hallie!!!!!
Que tiemblen todos los escritores de ciencia ficción de este mundo!!! Como te dé por escribir relatos de este tipo, veo al mismísimo Philip K.Dick en su tumba estirarse de los cabellos, viendo a tu ciber-psicóloga replicante.

Qué podría decirte, ¿qué me ha encantado? Pues eso, me ha encantado. Redondo, redondo, redondo, vamos…circular. Que grande!!!

Abrazos, muchos.

Carmen
La primera tarea del poeta es desanclar en nosotros una materia que quiere soñar.
Gastón Bachelar.
Hallie Hernández Alfaro
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Carmen López escribió:Madre mía Hallie!!!!!
Que tiemblen todos los escritores de ciencia ficción de este mundo!!! Como te dé por escribir relatos de este tipo, veo al mismísimo Philip K.Dick en su tumba estirarse de los cabellos, viendo a tu ciber-psicóloga replicante.

Qué podría decirte, ¿qué me ha encantado? Pues eso, me ha encantado. Redondo, redondo, redondo, vamos…circular. Que grande!!!

Abrazos, muchos.

Carmen

Querida Carmen, después de leerte mi ego se ha lanzando al espacio sideral y por alli anda sin intenciones de volver[img]images/smiles/icon_smile.gif[/img]. Ya le hablaré seriamente y le contaré de tu bondad y aprecio. Ni te imaginas como me he reído con la imagen del gran Philip K.Dick!

En serio, mil gracias por la invalorable presencia y la compañía.

Gracias a vosotros, este subforo se ha crecido en luminosidad y lectores.

Un beso enorme
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Carlos Justino Caballero
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Hallie Hernández Alfaro, En qué vericuetos me has metido, Hallie! De todos modos he salido airoso y deleitado de este transcurrir sicoterapéutico sin trastornos de memoria. Recórcholis!! Muy bueno. Mis plácemes.
Hallie Hernández Alfaro
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Carlos Justino Caballero escribió:Hallie Hernández Alfaro, En qué vericuetos me has metido, Hallie! De todos modos he salido airoso y deleitado de este transcurrir sicoterapéutico sin trastornos de memoria. Recórcholis!! Muy bueno. Mis plácemes.



Muchas gracias, Carlos! Tu generosidad me juega a favor; siempre una alegría verte por aqui.

Salud y felicidad.
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Alfonso Alfaro
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Re: Acuérdate de mi

Mensaje sin leer por Alfonso Alfaro »

Ciudad terrestre. A escasos segundos, en la actualidad.
Aquí se conmueven tus extraños sucesos con latido de acero, con la perpetuidad inaccesible del momento.
Desde este lugar, en otro intento, leo un nuevo escrito interminablemente bueno. Suficientemente espléndido como para desgastar la piel de los celos o como para servir de norma, de puerta hacia la imaginación, de acento, relato, magia.

Admiración envuelta en besos y aplausos para ti, Hallie.
"Hoy quiero dejarte la palabra equilibrada que acerque tu mundo con el mío... sin tocarte. Tengo además un beso en el bolsillo para darte junto con un copo de nieve blanca, para tu caja de recuerdos." Engel
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Re: Acuérdate de mi

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Alfonso Alfaro escribió:Ciudad terrestre. A escasos segundos, en la actualidad.
Aquí se conmueven tus extraños sucesos con latido de acero, con la perpetuidad inaccesible del momento.
Desde este lugar, en otro intento, leo un nuevo escrito interminablemente bueno. Suficientemente espléndido como para desgastar la piel de los celos o como para servir de norma, de puerta hacia la imaginación, de acento, relato, magia.

Admiración envuelta en besos y aplausos para ti, Hallie.



Alfonso, me has emocionado con tu comentario. Tu generosidad es enorme y tus ojos de gran poeta me juegan a favor.

Un abrazote y felices horas, amigo.
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Israel Liñán
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Hallie este relato está muy, pero que muy bien, ¿sueñan las psicólogas replicantes con enfermos eléctricos?, en serio, me lo he leído de un suspiro, el texto fluye e interesa a partes iguales.

Un abrazo
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Carmen López
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Mensaje sin leer por Carmen López »

jajajajjajajja, que bueno Israelllllllllll, que bueno tu comentario, casi me meo, jajajjaja.
La primera tarea del poeta es desanclar en nosotros una materia que quiere soñar.
Gastón Bachelar.
Hallie Hernández Alfaro
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Israel Liñán escribió:Hallie este relato está muy, pero que muy bien, ¿sueñan las psicólogas replicantes con enfermos eléctricos?, en serio, me lo he leído de un suspiro, el texto fluye e interesa a partes iguales.

Un abrazo

Buena pregunta, Israel; creo que tendrás que pedir una electro-consulta para averiguarlo!

Gracias mil por la visita y el reflejo, compañero.

Abrazos.
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