Marius Gabureanu escribió:
En algún lugar de un agujero negro,
el alma del universo
descansa.Esa demora lapida la constancia del tiempo,
se quiebran los botijos
y llegan las cabras del infierno a lamer meteoritos.
Las oscuridades se doblegan
como hierbas altas
en un mustio pantano de vacíos.
Por el cauce del azar
corren cielos hirviendo
y una quemadura de estrellas
tatúa y bautiza las galaxias sin sal.
La nuez del infinito
cae de un árbol de abismos
y golpea las branquias del sol.
Es ahora
cuando en el ataúd de tus ojos,
mi difunto ego
se convierte en una merluza transparente
y un túnel de olvidos
penetra las rocas del cerebro,
un tren de lágrimas
viaja por raíles oxidados de besos,
por estigmas sostenidos en andamios de sueños
... Y arrastro los vagones de plomo y las extinguidas aves de mi piel,
mientras las manos de tu ausencia
martillean al pretil de ese puente
que hay entre hoy y mañana, entre nunca y siempre.Es uno de esos díascuando el alma es una vela encendiday cualquier soplo la puede apagar.
Excelente trabajo Marius, maravilloso.
Me lo he leído tres veces y es realmente espléndido.
Y aunque la tristeza parezca apoderarse de los versos, el alma del poema se eleva y parece querer dejar atrás a la tristeza y elevar el vuelo.
Sin duda original, reflexivo, bello.
Un abrazo grande
Carmen