Por favor, no me desprecien

[Carmen López]

Por favor, no me desprecien.

Nunca me había enamorado, y ya rozo los cuarenta. Es verdad que nunca tuve mucho tiempo, que las bibliotecas y la facultad llenaban casi todos mis espacios. Pero, sí que vi mujeres bellas, eran un placer para la retina, pero, nunca sentí nada que fuera más allá de observar la belleza.

La primera vez que la vi, no pude disimular mi desasosiego, mi ritmo cardíaco se aceleró, mis pulsaciones se dispararon, mi sudoración parecía no tener fin, recuerdo esa sensación en la boca del estómago como un animal desbocándose. Mis manos empezaron a temblar como si estuviera enfermo de epilepsia, me ruboricé, empecé a tartamudear y a reírme por nada.

Ella era tan bella, tan joven, tan hermosa, que enseguida supe que eso tan extraño que sentía era el amor tocando a mi puerta. Aunque sé sobradamente que la dopamina, la feniletilamina, la norepirefrina, la oxitocina tienen mucho que ver en el proceso. Sin hablar de los andrógenos; como la testosterona, la androsterona y la androstendiona. Y también la glándula del timo.

Yo noté enseguida que no le era indiferente, su forma de mirarme era por el contrario sosegada, pero, vi que me observaba detenidamente, con todo lujo de detalles. Eso me animó mucho a hablarle.

Poco a poco fui entrando en su vida, en su mundo, tan diferente al mío, tan sosegado. Yo temía que mi edad la disuadiera, pero, no. Afortunadamente, comprobé en mis carnes que el amor no tiene edad cuando es verdadero.

Sin embargo ahora, he perdido mi equilibrio, sólo pienso en ella. No duermo por las noches, mi insomnio es cada vez más prolongado y no puedo concentrarme en nada, cometo errores de principiante en mi trabajo y eso que soy un profesional reputado, pero, ella lo ocupa todo ahora. Mi mundo ha desaparecido, ella lo llena por completo. Ya casi no puedo respirar si no es en su presencia. La necesito. Sé que ella también me necesita, lo leo en sus ojos. Cuando debo ausentarme se sume en una tristeza que me hiere. Soy afortunado, lo sé, ella me quiere. Yo también la quiero a ella. Todo mi mundo se reduce a esos instantes que pasamos juntos.

Pero, ¿quién iba a entenderlo? ¿quién comprendería este amor tan loco? Ella es tan joven, yo soy mucho mayor. Ella es ahora la razón por la que vivo. Aunque la misma razón, me dice que no tenemos un futuro juntos, eso me pone muy triste. Ella vive en su mundo y yo en el mío. La felicidad son esos instantes cuando llego y me acuesto a su lado y con suavidad la abrazo, cuando acaricio sus cabellos dorados, cuando dulcemente, tiernamente, beso sus labios. Es tanto el amor que siento, tanto el deseo, tantas mis ansias, que ya nada me importa más que este amor. Aunque sé que no seré comprendido, les pido al menos, por favor, que no me desprecien.

Pero, al mismo tiempo sufro, tengo miedo, un sudor frío se apodera de mi cuerpo, temo que nos vean juntos, que nos descubran, que todo esto se termine, temo que aparezca su padre y se la lleve muy lejos o tal vez, a saber, su marido. Temo el escándalo, el qué dirán, perder mi puesto de trabajo, incluso ir a la cárcel, tengo miedo, mucho miedo.

Necesito verla, aunque sólo sean cinco minutos, sin embargo cada día es más peligroso. Precisamente ayer estuvieron a punto de sorprendernos, cuando se abrió la puerta de la sala y la enfermera preguntó: ¿ Preparo el cadáver nuevo para la autopsia, doctor?

Pero, no, no quiero preocuparla con estos pensamientos tan negativos. Sólo quiero que duerma y descanse, cada día está más pálida, debe ser por la preocupación.

[Hallie Hernández Alfaro]

Ay, Carmen!! El amor necrológico, el dolor y la locura amoratando el juramento de Hipócrates. Esta maravilla es de estrella roja. Antes las usábamos en Alaire. Roja pura, roja sangre nueva.

El relato va directo hacia el abismo final, hacia el desenlace trágico, imposible, demoledor. Parafilias y amores sanos. De pronto recordé aquella canción de Serrat donde habla de su amor por la muñeca de la vitrina, inerte y perfecta; la camisa de fuerza que separa a los amantes. Qué buen texto, Carmen, pero qué bueno.

Ovación cerrada y sostenida, compañera.

Abrazos también.

[Carmen López]

Ay, Carmen!! El amor necrológico, el dolor y la locura amoratando el juramento de Hipócrates. Esta maravilla es de estrella roja. Antes las usábamos en Alaire. Roja pura, roja sangre nueva.

El relato va directo hacia el abismo final, hacia el desenlace trágico, imposible, demoledor. Parafilias y amores sanos. De pronto recordé aquella canción de Serrat donde habla de su amor por la muñeca de la vitrina, inerte y perfecta; la camisa de fuerza que separa a los amantes. Qué buen texto, Carmen, pero qué bueno.

Ovación cerrada y sostenida, compañera.

Abrazos también.

Sí Hallie, creo que y no sé, que hay mucho de locura, quería describir un poco, quizás como me lo imaginaba yo. Ese amor necrológico que ve miradas y sonrisas y complicidades, donde no hay más que muerte.

Esa canción de Serrat es de mis preferidas, se llama "de cartón piedra" y narra el amor hacia un maniquí, hay un precioso verso en ella (porque son versos toda la canción) que siempre me ha encantado;

"Y yo, a todas horas la iba a ver
porque yo amaba a esa mujer
de cartón piedra,
que de San Esteban a Navidades,
entre saldos y novedades,
hacía más tierna mi acera".

Gracias por pasar por el relato, por tu generosidad, por tu tiempo.

Abrazotes para ti.

Carmen

Es una pena que este foro este tan poco visitado, hay muchísimo material muy valioso.

[Hallie Hernández Alfaro]

Sí, querida Carmen. Esa canción/poema de nuestro Serrat es responsable de gran parte de lo que soy. Es impresionante las formaciones que vamos acumulando en la tarea de vivir. Gracias por haberme copiado la estrofa (uff, se me movió el corazón)

El relato está buenísimo. Has logrado insertarte en el yo enamorado de un hombre, forense, perturbado (sí, el amor es una perturbación de primer grado) e inocente que va mostrando una a una sus razones. Finalmente lo hacemos todos cuando amamos. Inventamos un poco razones y motivos, le atribuimos al objeto de amor, cualidades y propiedades que quizá no posee. Y nos repetimos en nuestras obsesiones y expectativas. Un buen día nos sorprenden infraganti con el corazón entre las manos.

Este foro es muy bueno, lleva material valioso en sus costados. Como le decía a Julio en un comentario a su Marcelino, Rafel me pidió que me ocupara de moderar Prosa. Estoy en eso, rescatando textos, leyendo y subiendo.

Te dejo el enlace de un vídeo de Ignacio Copani en un tema dedicado a JM Serrat.
Entrañable y bien hecho.




Felices horas, poeta.

Abrazos.

[Alfonso Alfaro]

Excelente narración.
Placer pasar a leerte, Carmen. Dejo admiración y un fuerte abrazo.

[Carmen López]

Sí, querida Carmen. Esa canción/poema de nuestro Serrat es responsable de gran parte de lo que soy. Es impresionante las formaciones que vamos acumulando en la tarea de vivir. Gracias por haberme copiado la estrofa (uff, se me movió el corazón)

El relato está buenísimo. Has logrado insertarte en el yo enamorado de un hombre, forense, perturbado (sí, el amor es una perturbación de primer grado) e inocente que va mostrando una a una sus razones. Finalmente lo hacemos todos cuando amamos. Inventamos un poco razones y motivos, le atribuimos al objeto de amor, cualidades y propiedades que quizá no posee. Y nos repetimos en nuestras obsesiones y expectativas. Un buen día nos sorprenden infraganti con el corazón entre las manos.

Este foro es muy bueno, lleva material valioso en sus costados. Como le decía a Julio en un comentario a su Marcelino, Rafel me pidió que me ocupara de moderar Prosa. Estoy en eso, rescatando textos, leyendo y subiendo.

Te dejo el enlace de un vídeo de Ignacio Copani en un tema dedicado a JM Serrat.
Entrañable y bien hecho.




Felices horas, poeta.

Abrazos.

Lo sé que estás a bordo de esto, cada día leo las recopilaciones que subes y me asombra que tanto talento como subes, esté tan poco poblado de lectores. Por mi parte, disfruto mucho de este espacio, la prosa me gusta mucho, los relatos cortos me encantan.
Muchas gracias por Copani, lo he disfrutado a tu salud querida Hallie, el estribillo es la canción que más me gusta de Serrat, el romance del Curro el Palmo, así que acertaste!!!!! jajajaj.

Te mando un abrazo grande y mi deseos de felicidad para ti.

Carmen

[Carmen López]

Excelente narración.
Placer pasar a leerte, Carmen. Dejo admiración y un fuerte abrazo.

Gracias Engel, por tu comentario amable. Pasé por tu relato y me pareció muy hermoso, lleno de una especial sensibilidad.

Un abrazo

Carmen

[Maria Pilar Gonzalo]

Es un tanto inquietante este texto, pero de una fácil y cómoda lectura. Te quedas esperando más, como si no quisieras que terminase tan pronto.

Un placer seguirte en este espacio.

Abrazos.

[Carmen López]

Es un tanto inquietante este texto, pero de una fácil y cómoda lectura. Te quedas esperando más, como si no quisieras que terminase tan pronto.

Un placer seguirte en este espacio.

Abrazos.

Muchas gracias por el comentario, por el tiempo que has dispensado al relato.
Bueno, si es inquietante por ese amor necrológico. Sólo trataba de no darle el tinte sexual que sería un tópico, de husmear que podría ser "eso", así que mi protagonista se enamora igual que todo el mundo, pero, de un cadáver, a partir de esa premisa he construido el relato, tratando de meterme en la piel de ese doctor.
Un placer que te pases.

Abrazos.

Carmen

[M. Sánchez]

Este relato corto, tiene la sorprendente cualidad de estar escrito por una mujer y narrado por un hombre, lo cual ya es una pirueta notable. Da la sensación de que la autora conoce lo suficiente el comportamiento masculino como para introducirse en sus vericuetos. Es de agradecer la aventura del cuento y su tratamiento, directo, limpio, y con un final como debe ser: sorprendente siempre.
Mi felicitación.
Un fuerte abrazo.

[Carmen López]

Este relato corto, tiene la sorprendente cualidad de estar escrito por una mujer y narrado por un hombre, lo cual ya es una pirueta notable. Da la sensación de que la autora conoce lo suficiente el comportamiento masculino como para introducirse en sus vericuetos. Es de agradecer la aventura del cuento y su tratamiento, directo, limpio, y con un final como debe ser: sorprendente siempre.
Mi felicitación.
Un fuerte abrazo.

Es lo bueno que tiene la prosa, te puedes poner el disfraz que quieras Manuel, la verdad es que me pareció más sencillo que fuera un hombre. Me imaginé un hombre solitario, viviendo en bibliotecas y universidades la mayor parte de su vida, sin tiempo para entretenerse, para el amor y en ese mundo en el que vive es donde encuentra el amor, aunque suene macabro.
Gracias por tu tiempo, por pasarte por mis cosas.

Un gran abrazo.

Carmen

[Hallie Hernández Alfaro]

Arriba con la belleza.