Efímero Agosto

[Marisa Peral]

Efímero Agosto


¡Te vas desplegando como una cometa,
la redondez de las lunas anaranjadas!

En las noches de agosto el patio se llena de velas y murciélagos que
persiguen golondrinas errantes.
Ellas se cobijan allí, silenciosas, colgadas de los salientes de los cantos
rodados del muro y al amanecer juegan y revolotean en círculos hasta que
alzan el vuelo y desaparecen hasta el nuevo ocaso.

En las noches de agosto, si hay velas en el patio, los vecinos entienden que
habrá copas y tertulia. Se asoman por el ventanuco del portón y saludan.
Poco a poco se amplía el círculo rodeando la gran mesa. En ella se agrupan
las botellas de espirituosos, los vasos, los cestos de frutos secos y algún
dulce. Los refrescos y el hielo dentro, por el calor. Me canso de servir
copas y los habituales toman el relevo y asaltan mi nevera azul haciendo de
anfitriones; ellos agradecen la confianza y yo agradezco que me dejen
sentarme tranquila a saborear mi whisky.

En las frías noches de agosto, lluviosas algunas, saben que si el farol del
portón no tiene encendida la vela no habrá copas ni tertulias. No obstante
algunos lo intentan y llegan pertrechados de forros polares, abandonados en
los armarios en primavera.

Pero el patio no se llena sólo por las noches ¡no! Los desayunos suelen ser
multitudinarios y se alargan en demasía, aprovechando el frescor matutino.
Casi sin darme cuenta llega la hora del aperitivo y la cafetera se ve
sustituida por el porrón helado de cerveza con gaseosa que no cesará de
manar hasta que demos buena cuenta de los pinchos de sardina con guindilla.
Entre tanto, se va preparando el fuego y junto a él esperan las paelleras
para el arroz o la fideua, las ijadas de bonito o las chuletillas... En el
patio, tan pronto comemos tres como dieciséis y el menú y las horas se van
ampliando, según las necesidades del momento, con platos de reparto
imposible. De nuevo entra en escena la cafetera acompañada ahora por los
chupitos helados de licores caseros.

A veces me planteo renombrar mi patio y me viene a la memoria un artículo de Alfonso Ussía en "La Razón"

«Cette Patie est le chichette de la Bernarde»

Y ahora, efímero agosto, recoges tus extraños días, calurosos casi siempre,
lluviosos y fríos a veces, tibios y ventosos otras, y nos dejas con la
extraña sensación de no haberte pasado y con la esperanza de que dentro de
once meses podamos recibirte de nuevo.

¡Te vas desplegando como una cometa,
la redondez de las lunas anaranjadas!

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©MAR

[Isabel Moncayo]

Querida Marisa, que sepas que a mí también me apetece asomarme a ver si hay velas en el patio y llamar a ese portón y adentrarme en esa tertulia de gentes y viandas, lo has descrito tan bien que me llega hasta el olor a esa paella y el agradable estar de la compañía.

Un placer leerte, un beso.

[Óscar Distéfano]

Te leo desde el otro lado de ese mundo descrito, desde otro patio, y me embarga la atmósfera que has creado, la deliciosa comunión, y veo que la vida es más hermosa después de leerte. Mis aplausos.

Un abrazo grande.
Óscar

[Hallie Hernández Alfaro]

Efímero Agosto


¡Te vas desplegando como una cometa,
la redondez de las lunas anaranjadas!

En las noches de agosto el patio se llena de velas y murciélagos que
persiguen golondrinas errantes.
Ellas se cobijan allí, silenciosas, colgadas de los salientes de los cantos
rodados del muro y al amanecer juegan y revolotean en círculos hasta que
alzan el vuelo y desaparecen hasta el nuevo ocaso.

En las noches de agosto, si hay velas en el patio, los vecinos entienden que
habrá copas y tertulia. Se asoman por el ventanuco del portón y saludan.
Poco a poco se amplía el círculo rodeando la gran mesa. En ella se agrupan
las botellas de espirituosos, los vasos, los cestos de frutos secos y algún
dulce. Los refrescos y el hielo dentro, por el calor. Me canso de servir
copas y los habituales toman el relevo y asaltan mi nevera azul haciendo de
anfitriones; ellos agradecen la confianza y yo agradezco que me dejen
sentarme tranquila a saborear mi whisky.

En las frías noches de agosto, lluviosas algunas, saben que si el farol del
portón no tiene encendida la vela no habrá copas ni tertulias. No obstante
algunos lo intentan y llegan pertrechados de forros polares, abandonados en
los armarios en primavera.

Pero el patio no se llena sólo por las noches ¡no! Los desayunos suelen ser
multitudinarios y se alargan en demasía, aprovechando el frescor matutino.
Casi sin darme cuenta llega la hora del aperitivo y la cafetera se ve
sustituida por el porrón helado de cerveza con gaseosa que no cesará de
manar hasta que demos buena cuenta de los pinchos de sardina con guindilla.
Entre tanto, se va preparando el fuego y junto a él esperan las paelleras
para el arroz o la fideua, las ijadas de bonito o las chuletillas... En el
patio, tan pronto comemos tres como dieciséis y el menú y las horas se van
ampliando, según las necesidades del momento, con platos de reparto
imposible. De nuevo entra en escena la cafetera acompañada ahora por los
chupitos helados de licores caseros.

A veces me planteo renombrar mi patio y me viene a la memoria un artículo de Alfonso Ussía en "La Razón"

«Cette Patie est le chichette de la Bernarde»

Y ahora, efímero agosto, recoges tus extraños días, calurosos casi siempre,
lluviosos y fríos a veces, tibios y ventosos otras, y nos dejas con la
extraña sensación de no haberte pasado y con la esperanza de que dentro de
once meses podamos recibirte de nuevo.

¡Te vas desplegando como una cometa,
la redondez de las lunas anaranjadas!

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©MAR

Precioso, Marisa! Poesía impregnada del mes ocho, gastronomía y un algo entrañable que casi hace del buen padre de los leones(mes de agosto) el sitio predilecto. Ah y un despliegue de lírica fascinante. Rebautizar el patio, ay si se pudiera!

Escuchas mis aplausos alli?

Beso grande y muchos abrazos.

[Guillermo Cumar.]

El agosto que ofrece sus calores y el relax vacacional.
No para todos igual ni en calentura ni en descanso.
pero todo acaba. Un gusto despertar en septiembre
desde el efímero agosto de tu poema.

un abrazo

[Ramón Carballal]

Un magnifico y cotidiano retrato de esos dias de agosto, llenos de compañia y buenos sabores. Me gusto mucho el aire de crónica que le has dado al poema. Enhorabuena y un abrazo.

[Pilar Morte]

Vaya, Marisa, si un día veo una vela en un portón no dudaré en entrar, veo que en ese grupo cabe mucha gente. Precioso como lo has descrito
Besos
Pilar

[Marisa Peral]

Querida Marisa, que sepas que a mí también me apetece asomarme a ver si hay velas en el patio y llamar a ese portón y adentrarme en esa tertulia de gentes y viandas, lo has descrito tan bien que me llega hasta el olor a esa paella y el agradable estar de la compañía.

Un placer leerte, un beso.

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Querida Isabel, que sepas que me encantaría que te asomases por el ventanuco del portón del patio porque las dos los disfrutaríamos mucho.
Un placer recibirte en mis letras y otro beso para tí.

[Just Gafar]

Precioso Marisa, precioso. Me ha encantado el tono, la esencia del poema.

Mi abrazo fuerte.

[Josefa A. Sánchez]

Me ha gustado sentarme un ratico al fresco en ese patio tuyo lleno de buenos augurios. Un placer la lectura.
Un abrazo.
Pepa

[Marisa Peral]

Te leo desde el otro lado de ese mundo descrito, desde otro patio, y me embarga la atmósfera que has creado, la deliciosa comunión, y veo que la vida es más hermosa después de leerte. Mis aplausos.

Un abrazo grande.
Óscar

Muchas gracias Óscar, tú siempre eres muy amable con mis letras y te lo agradezco mucho.
Un abrazo, de patio a patio

[Marisa Peral]

Efímero Agosto




Precioso, Marisa! Poesía impregnada del mes ocho, gastronomía y un algo entrañable que casi hace del buen padre de los leones(mes de agosto) el sitio predilecto. Ah y un despliegue de lírica fascinante. Rebautizar el patio, ay si se pudiera!

Escuchas mis aplausos alli?

Beso grande y muchos abrazos.

¡Ay! Hallie, siempre tan generosa con mis poemas, ese patio nos da muchas alegrías y es punto de encuentro para toda la familia y muchos amigos.
Gracias por los aplausos y yo también te envío un beso y mis abrazos.

P.D. Me encanta tu foto

[Angel Sarroca]

Marisa,

Precioso relato que he leído con gusto. No sé donde serán esos agostos de noches frías...
Felicidades,

Ángel

[Quinteño de Greda]

Me ha recordado tu poema, amiga Marisa, a un buen amigo mío, excelente poeta además, que el mes de agosto, se le hace corto su estancia en su pueblo natal, sito en algún lugar de Burgos.
Y también una vez pasado el mes, hace balance poético de su agosto.
Un abrazo.

[José Manuel F. Febles]

Te escribo añorando pasadas fechas, y desde la distancia que nos abisma, siento la añoranza de esos días de agosto en las reuniones familiares. Tu poema-relato, me ha gustado y, como ves, me ha tocado las fibras más sensibles. Felicitaciones sinceras.

Un cordial abrazo.

José Manuel F. Febles