
la soga de los que se alzaron a mi cuello,
tu gallarda espada asesina
que hundiste en mi pecho
yace tranquila
por tus lúgubres gemidos de cobardía
llevando por sombra tus respuestas
sin reflejos de preguntas.
Junto a mí, se construyen muros
traspasando el aroma de los no te olvidan
y mi orbe será en su justa medida
eterno descanso para este autor de derechos;
derechos a mis errores
a mis fracasos
a que hablen mis manos
a vestirme de gabardina para que resbalen tus ojos
porque tus sonrisas fueron atrapadas en puños.
Hoy no quiero ser autor, ¡no!
autor de oídos sordos
de injusticias
de poemas excepcionales
y lecturas recomendadas.
Hoy sólo quiero ser autor de mi sinceridad y honestidad
y aunque vertido en errores e imprecisiones,
mi sensible alma
yacerá en la tumba
de quien pronuncia mi nombre en homenaje póstumo
para seguir existiendo, hazlo, pero escribe;
en homenaje a quien nunca juzgó
tengo derechos de autor.
José Manuel Acosta.