no hay congoja que justifique el hueco y niegue la palabra.
Es el viento quien se adueña del instante y vuela
la magia de los cuentos,
despeina las palmeras
y deja al descubierto el hondo de las rocas,
la espuma, el momento del vis a vis sin dueño.
Hay dolo en el torso de los pájaros,
abril ya ronronea de pólenes y albérchigos
¿ harán nido los cucos ?
¿ podrá mamá ciempiesa calzar doscientos calcetines ?
Son temas importantes,
... no creas,
que ayudan los trances más severos,
... yo creo.
Lo siento, no entiendo por qué se vino a pique el barco de papel,
ya tiempo (intuyo)
ya tiempo (¡ lo sé tan cierto...!)
quizá descuelgue del perchero las alas que plegué
y vuele...
... y vuele a cielo abierto queriendo ser gaviota.
( Y es que a veces suceden estas cosas, respeto el silencio de los vivos y no entiendo ni hoy, veinte de marzo en Alicante, ni casi nunca, la vida, las gentes ni los pasos que llevan a las distancias)