Josefa A. Sánchez escribió:.
Este dolor-ballena
que me nada por dentro,
tan grande
y, sin embargo,
qué grácil al girarse
y devorarme.
Pepa
Ponerle gracilidad al dolor ya es un acierto; acertar en su magnitud es un ejercicio de observación atenta. Verse cara a cara con el monstruo y no salir corriendo es valentía. Pero los monstruos, los dolores y las pesadillas se desvanecen con las primeras luces del día.
Con un abrazo.
Salud.