Mario Martínez escribió:Inconclusa,
como el grito febril del ave herida,
como el sueño de un dios que se despierta
bañado en el sudor de sus errores.
Lo mismo que un afán que cercenado,
declina certidumbres,
y en silencio,
comienza a desangrarse de optimismos.
Irresuelta,
como una melodía desprovista
de notas,
de compás,
de pentagrama.
Igual que una plegaria interrumpida
por la respuesta agraz,
por el sonido,
incrédulo y hostil
de lo que suplicamos no ocurriera.
Incompleta,
apenas un esbozo,
como un lienzo
donde murió el pincel al primer trazo
de prófugo color,
y fue el olvido
el único en mirarlo eternamente.
Así fue la niñez de mi recuerdo,
fragmentaria, parcial,
desencantada,
compartiéndola a medias con la pena,
lo necio de soñar los imposibles,
lo duro de sentir las sinrazones.
Aunque a decir verdad, algunas veces
la duda me corroe,
pues me consta,
por ciertas añoranzas con amnesia,
que la veraz memoria que guardamos,
es una puñetera mentirosa.
Mario.
Gran catarsis, Mario. Las memorias emocionales (traumas) son como dolores fantasmas. Algunos amputados sienten dolor en la pierna que no existe. La memoria mental, se confunde, y parece olvidar. Pero, seguramente es una «puñetera mentirosa». Me identifico con la fragmentación de la voz poética. Abrazos, ERA