Inquietud

[Mario Martínez]

Hoy, tras la tragedia de Galicia, la tristeza lo invade todo, y aunque este no sea un poema especialmente escrito para ello, he querido publicarlo, porque refleja de alguna manera la desolación de la duda, la inquietud de no saber, la sorpresa ante lo inevitable.


Inquietud


Una inquietud latente velaba de sus ojos la sonrisa
de nácar y cristal.
La vi llorando
y había palidez en sus mejillas
arreboladas siempre cual pétalo lozano de amapola.

No decía por qué,
ni yo tampoco busqué de mancillar ese mutismo
espeso como niebla congelada
flotando entre los dos,
abriendo hueco.

Quería como siempre ser su bastón de apoyo,
su pañuelo de lágrimas.
Ser eco de sus cuitas, confidente,
que mudo ante la duda,
remedia con sus labios puntuales desconsuelos.

Quería ser la vida
y que ella me bebiera con una sed sin límites.

Pregunté su aflicción.
Fue al darme cuenta de que era su tristeza inconsolable
y fijaba la vista en mi persona
con estupor y rabia,
como si nuestro templo de cariño
quedase en orfandad de viejos dioses.

No hubo respuesta, porque algo extraño
cercenaba mi voz,
y parecía perderse ante el umbral de sus oídos.

La ingrata sensación de diluirme confundía mi mente,
y la estancia, al tiempo de vaciarme,
se llenó poco a poco de habituales presencias
que abrazaban su cuerpo
susurrando
cariñosas palabras de afligida congoja.

Sentí terror,
grité su nombre, y el cruel desasosiego de perderla
hizo mella en mi espíritu.

Mientras, ajena a tanto caos,
ella siguió mirando mi silente cadáver.





Mario

[Felipe Fuentes García]

Hoy, tras la tragedia de Galicia, la tristeza lo invade todo, y aunque este no sea un poema especialmente escrito para ello, he querido publicarlo, porque refleja de alguna manera la desolación de la duda, la inquietud de no saber, la sorpresa ante lo inevitable.


Inquietud


Una inquietud latente velaba de sus ojos la sonrisa
de nácar y cristal.
La vi llorando
y había palidez en sus mejillas
arreboladas siempre cual pétalo lozano de amapola.

No decía por qué,
ni yo tampoco busqué de mancillar ese mutismo
espeso como niebla congelada
flotando entre los dos,
abriendo hueco.

Quería como siempre ser su bastón de apoyo,
su pañuelo de lágrimas.
Ser eco de sus cuitas, confidente,
que mudo ante la duda,
remedia con sus labios puntuales desconsuelos.

Quería ser la vida
y que ella me bebiera con una sed sin límites.

Pregunté su aflicción.
Fue al darme cuenta de que era su tristeza inconsolable
y fijaba la vista en mi persona
con estupor y rabia,
como si nuestro templo de cariño
quedase en orfandad de viejos dioses.

No hubo respuesta, porque algo extraño
cercenaba mi voz,
y parecía perderse ante el umbral de sus oídos.

La ingrata sensación de diluirme confundía mi mente,
y la estancia, al tiempo de vaciarme,
se llenó poco a poco de habituales presencias
que abrazaban su cuerpo
susurrando
cariñosas palabras de afligida congoja.

Sentí terror,
grité su nombre, y el cruel desasosiego de perderla
hizo mella en mi espíritu.

Mientras, ajena a tanto caos,
ella siguió mirando mi silente cadáver.





Mario

Leo tu propuesta con fruición. Medida y ritmo, y un fondo que llega.
Impresionante poema, Mario, y muy en la línea de la actualidad. Espléndidas imágenes en una voz que atrapa. Te felicito.
Encantado de reencontrarte aquí, en este espacio, amigo.

Recibe un gran abrazo.
Felipe

[Guillermo Cumar.]

La tristeza y el terror se cruzan para decirle al ser humano
que es responsable de muchos males que nos acosa.
Antes fueron los depredadores, ahora la misma técnica
que a este paso su fin será el fin de todo... para volver a empezar.


un abrazo por tu ajustada inquietud y por ponernos en aviso.

[Hallie Hernández Alfaro]

Extraordinario poema, Mario. Lleva una fuerza y una belleza indescriptibles.
Todo duele y todo parece inevitable.

Ovación cerrada y sostenida.

Abrazos.

[Óscar Distéfano]

Un poema con un original argumento desarrollado con maestría, con el oficio que confiere la práctica insistente de la preceptiva. Además, el talento ha logrado trasmitir la emoción de la belleza, de la música y de la evocación. Un gran poema, sin duda.

Un gran abrazo, amigo.
Óscar

[Pilar Morte]

Un gran poema con la madurez de tu estilo. Un gusto pasar por tus orillas
Besos
Pilar

[Gerardo Mont]

Bellísimo poema que se hace sentimiento a la lectura. Una gran muestra de tu talento indiscutible, poeta. Mis abrazos de amigo.

[Antonio Satír]

Un pésame gigante a todas las personas que perdieron la vida en ese terrible accidente...
Tu poema es muy certero, saludos!

[Mario Martínez]

Gracias Felipe.
No sé muy bien porqué esta obsesión mía con la muerte, compañero, debe de ser la edad, jeje.
Me alegra saber que te gustó la propuesta aunque peque de algo tétrica, y que sepas que yo también estoy encantado de volver a compartir contigo. Un abrazo.
Mario.

[Mario Martínez]

Hola Guillermo, amigo mío.
Cierto, cuantos más dispositivos de seguridad, cuanta más técnica instalada en los vehículos que nos transportan, más desastres pueden producirse si a todo le da por fallar.
Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Mario.

[Concha Vidal]

Gracias Mario.

Un fuerte abrazo a ellos, a los que se han ido y a los que han quedado.

Y otro para ti.

[Julio Gonzalez Alonso]

Felicitaciones por el poema, Mario. Creo que sirve y sirve muy bien a la intención con que lo publicaste. Con un abrazo.
Salud.

[Rafael Valdemar]

Poema de triste y luctuosa realidad el que nos ha dejado. Conmovedor su mensaje. Me gustó ario


saludos

rafael

[Mario Martínez]

Gracias Hallie.
Me alegra saber que te gustaron estas elucubraciones convertidas en poema. Un abrazo.
Mario.

[Mario Martínez]

Gracias Óscar.
Me alegra saber que el poema te gustó, compañero. Un abrazo.
Mario.