El tambor

[Bruno Laja]

No terminaré reglando como la luna
dentro de esa mezcla de línea y cuenco que usas para apoyar tu cabeza en la vida
así como en el sueño - tumefacción de la mejilla y de la mano,
hormigueo de estrellas y una senda que cascabelea
desbroza o viola el reflejo momentáneo de un cadáver con los puños crispados,
resignado a su reclamo arrebatado-.
Taparé con tus ojos cada cuenta de este collar vinoso;
si sus pequeñas esferas de vidrio puro se aprietan y giran cada una en un sentido,
el rechinar de la música como mucho romperá alguna venilla del globo,
pero no dirás que es mi sangre;
dirás que es sólo una figura que baja a olvidar mientras se sacude y te salpica.
Verás qué frescor en mi cuello estrangulado,
qué vapor en tus manos crecientes,
qué sabor en tu frente circuncidada,
qué olor nuevo y profundo en el primer vistazo al día.
Me llevarás en el silbo de tu pie blanco;
lo meterás sin duda en alguna entrepierna de piedra o de astro;
será magullado
pero yo no sangraré como la luna,
sino que entre sus dedos tenderé el ala membranosa de mi sangre
para que no se hunda.
Hasta en mi lengua podrás apoyarlo,
y mi lengua lo maldecirá muy levemente
mirando de frente a mi agonía con devoción y esperanza.

[E. R. Aristy]

No terminaré reglando como la luna
dentro de esa mezcla de línea y cuenco que usas para apoyar tu cabeza en la vida
así como en el sueño - tumefacción de la mejilla y de la mano,
hormigueo de estrellas y una senda que cascabelea
desbroza o viola el reflejo momentáneo de un cadáver con los puños crispados,
resignado a su reclamo arrebatado-.
Taparé con tus ojos cada cuenta de este collar vinoso;
si sus pequeñas esferas de vidrio puro se aprietan y giran cada una en un sentido,
el rechinar de la música como mucho romperá alguna venilla del globo,
pero no dirás que es mi sangre;
dirás que es sólo una figura que baja a olvidar mientras se sacude y te salpica.
Verás qué frescor en mi cuello estrangulado,
qué vapor en tus manos crecientes,
qué sabor en tu frente circuncidada,
qué olor nuevo y profundo en el primer vistazo al día.
Me llevarás en el silbo de tu pie blanco;
lo meterás sin duda en alguna entrepierna de piedra o de astro;
será magullado
pero yo no sangraré como la luna,
sino que entre sus dedos tenderé el ala membranosa de mi sangre
para que no se hunda.
Hasta en mi lengua podrás apoyarlo,
y mi lengua lo maldecirá muy levemente
mirando de frente a mi agonía con devoción y esperanza.

El corazón humano es un tambor, su percusión vibrante atraviesa los montes y dice cosas de vital importancia a otros corazones. Tu poema es un monólogo interior que va danzando su danza espiritual. El ala membranosa de mi sangre,tu pie blanco, manos crecientes...la música una puerta
Vieja que rechina pero que dentro es música de las esferas. La luna, pudimos, corrientes de emociones, no es cómo,ni cuándo, es un poema onírico, surrealista, un arrebato poético agónico, salvandose. Si quieres te invito a leer mi Atributo Ad Libitum, es un monólogo interior, tal cual ocurre con los pensamientos que emergen callada y constantemente del inconsciente. Abrazos, Bruno

ERA

[Pilar Morte]

Siento al leer este poema como si el subconsciente hablase en tu nombre. Hay en el poema grandes imágenes para disfrutar
Besos
Pilar

[Rosa Marzal]

Es como un viaje a los abismos interiores, al ritmo de los latidos de la emoción. Una joya, independientemente de cualquier interpretación, Bruno. Mis felicitaciones, amigo. Un abrazo.

[Sandra Gª Garrido]

La forma discurisva, dota a las imagenes de mucha belleza por su extensión.
También esas imagenes hacen un npoco críptico el mensaje, pero no la emoción
que me llega como filo cortante.

Un abrazo

[Hallie Hernández Alfaro]

Redobla la odisea de la sangra amante. Difícil salir ileso de tu poesía, Bruno.

Los últimos versos son dagas de resurrección. Maravilloso, maravilloso.

Gracias por compartir!

[Bruno Laja]

Era,
sí, hablarse a sí mismo, a lo perdido, y dándose la forma de lo amado al hablar, hablarse a sí mismo y como si se le hablase a un hijo o a una hija, a un compañero o compañera, a un padre o a una madre. Buscaré tu poema para leerlo. Muchas gracias, Era. Abrazos.

Pilar,
muchas gracias por tu presencia. Besos para ti.

Rosa,
te agradezco profundamente tu amabilidad y tu generosa percepción. Abrazos.

Sandra,
te agradezco tu lectura y tu huella. Abrazos.

Hallie,
una maravilla siempre tu presencia, gracias por tu calidez y tus palabras siempre alentadoras. Abrazos.

[Macedonio Tracel]

a mí me da una sensualidad subversiva y que siempre está más ahí de lo que parece. abrazo

[Josefa A. Sánchez]

No terminaré reglando como la luna
dentro de esa mezcla de línea y cuenco que usas para apoyar tu cabeza en la vida
así como en el sueño - tumefacción de la mejilla y de la mano,
hormigueo de estrellas y una senda que cascabelea
desbroza o viola el reflejo momentáneo de un cadáver con los puños crispados,
resignado a su reclamo arrebatado-.
Taparé con tus ojos cada cuenta de este collar vinoso;
si sus pequeñas esferas de vidrio puro se aprietan y giran cada una en un sentido,
el rechinar de la música como mucho romperá alguna venilla del globo,
pero no dirás que es mi sangre;
dirás que es sólo una figura que baja a olvidar mientras se sacude y te salpica.
Verás qué frescor en mi cuello estrangulado,
qué vapor en tus manos crecientes,
qué sabor en tu frente circuncidada,
qué olor nuevo y profundo en el primer vistazo al día.
Me llevarás en el silbo de tu pie blanco;
lo meterás sin duda en alguna entrepierna de piedra o de astro;
será magullado
pero yo no sangraré como la luna,
sino que entre sus dedos tenderé el ala membranosa de mi sangre
para que no se hunda.
Hasta en mi lengua podrás apoyarlo,
y mi lengua lo maldecirá muy levemente
mirando de frente a mi agonía con devoción y esperanza.

Me gusta.

Un abrazo.
Pepa

[Marius Gabureanu]

Uno se acerca a tus poemas con una especie de temblor, con la curiosidad de los peces que nunca superan las corrientes y por eso se suicidan en las orillas.


No terminaré reglando como la luna
dentro de esa mezcla de línea y cuenco que usas para apoyar tu cabeza en la vida
así como en el sueño - tumefacción de la mejilla y de la mano,
hormigueo de estrellas y una senda que cascabelea
desbroza o viola el reflejo momentáneo de un cadáver con los puños crispados,
resignado a su reclamo arrebatado-.

Felicitaciones sinceras, maravillosos versos.

[Bruno Laja]

Macedonio,
sensualidad subersiva me parece un concepto puro, te agradezco profundamente. Abrazos.

Pepa,
abrazos, y muchas gracias por tu presencia

Marius,
te agradezco siempre que te acerques. Abrazos.