El hombre de las piedras

[Marius Gabureanu]

Trabajo con piedras que encuentran en mis manos
una geometría parecida al fracaso.
Tengo muchos clientes, familias felices que quieren muros altos
para vincular los egos a la absurdidad de los amaneceres
en los pozos sin agua.
Lo que dibujo es un mapa de cicatrices sobre el cual
orinan los perros, descansan las bicicletas
y arañas hembra succionan la fertilidad de la seda lumínica.
¿Quién leerá estas lágrimas que no definen la forma de lo que es perderte,
que abrazan adhesivos y sufren golpes de martillo?
Se me escapan los abrazos como fieras domadas
que no saben sobrevivir fuera de su jaula.
Que no vengan los ladrones de cuerpos, porque no estoy en la tumba.
Mis dedos tocan tu pubis a veces en el granito
y despiertan su indiferencia ante la lluvia de carne
y el granito se vuelve más granito
y los dedos menos dedos y más alma que no puede evitar
sentir lo áspero de la ausencia, como besos enterrados y sin cruces.

[Mario Martínez]

Hola Marius.
Expléndido poema, amigo mío, lleno de matices, de imágenes y excelentes metáforas.
El metro largo adquiere en algunos versos una gran profundidad y hermosura. Me gustó, compañero.
Por cierto:
Lo que dibujo es un mapa de cicatrices sobre el cual
Creo que le faltaría a ese verso.
Un abrazo.
Mario.

[Macedonio Tracel]

tendrías que verme mientras te leo. me empiezo a sonreír porque me voy internando en el riesgo poético que vas tomando, y me cruzo de brazos y vuelvo a reír nervioso como en una montaña rusa. siento el poder de las palabras debajo de mí y todo sigue y voy cayendo porque veo que decidiste desmembrarte, o que te vuelves triste o ya lo estabas, entonces me enojo y ya no me río pero sigo con los brazos cruzados y me quedo quieto y siento frío.
alguien te lo tenía que decir

[Marius Gabureanu]

Gracias Mario, muchas gracias por leer y dejar tan bonito comentario y también por dejarme saber acerca de la falta. Muchos abrazos sinceros. Feliz semana, amigo

[Marius Gabureanu]

Adivinas todo, querido Carlos, desmembrarme una vez más, llegar a un dolor que no se parezca a sí mismo. Duele la poesía a veces, entonces su valor literario ya no importa. Mis abrazos, muchas gracias por hacer sentida tu presencia.

[Hallie Hernández Alfaro]

Trabajo con piedras, que encuentran en mis manos
una geometría parecida al fracaso.
Tengo muchos clientes, familias felices que quieren muros altos
para vincular los egos a la absurdidad de los amaneceres
en los pozos sin agua.
Lo que dibujo es un mapa de cicatrices sobre el cual
orinan los perros, descansan las bicicletas
y arañas hembra succionan la fertilidad de la seda lumínica.
¿Quien leerá estas lágrimas que no definen la forma de lo que es perderte,
que abrazan adhesivos y sufren golpes de martillo?
Se me escapan los abrazos como fieras domadas
que no saben sobrevivir fuera de su jaula.
Que no vengan los ladrones de cuerpos, porque no estoy en la tumba.
Mis dedos tocan tu pubis a veces en el granito
y despiertan su indiferencia ante la lluvia de carne
y el granito se vuelve más granito
y los dedos menos dedos y más alma que no puede evitar
sentir lo áspero de la ausencia, como besos enterrados y sin cruces.

El arquitecto de universos ajenos es un valeroso héroe del cincel. Pero las ventanas parecen morir de ese yugo templado que abandera la realidad. Y los dedos se quedan, en tinieblas, para defender el holocausto de la ausencia. Duele este poema, Marius, y cómo. Hay una severa genialidad en los primeros dos versos.

Abrazos y chapeau, querido poeta.

[Marius Gabureanu]

Gracias por leerme, querida amiga. Es una alegría sentirte en mi espacio de confesiones insalubres. Mis abrazos y feliz semana, gracias nuevamente por la belleza poética de tus comentarios, siempre.

[Javier Dicenzo]

Poema descarnado muy interesante la propuesta un placer pasar por este poema.
javier

[Bruno Laja]

Es como una cosmogonía súbita o una constelación de dormitorios de los que nunca debió de despertar el amor. El amor se pierde entre los hacedores, se contagia de retinas mentales que las manos ignoran deliberadamente. Es un telar de piedra donde tenderse con todo el peso este poema, donde tenderse a pesar para pasar, ya de una vez. Es muy bello Marius, como si un desierto fuese a levantarse. Abrazos.

[Pablo Ibáñez]

Marius,

me ha gustado mucho, amigo. Coincido con Mario en destacar el metro largo, la especial profundidad que le da a la composición, bordeando coquetamente la prosa pero sin acabar de rendirse a ella. La alegoría es profunda y no he llegado al fondo, quizá posteriores lecturas después de un tiempo me permitan bucearla del todo. En todo caso, quizá construimos muros, acumulamos piedras con la vana esperanza de solidez vital y amorosa. Vana ilusión: el universo tiende a la destrucción inevitablemente. Tal vez haríamos mejor en de-construirnos contínuamente.

Un abrazo, Marius.

[Rosa Marzal]

Gotean un intenso dolor tus versos. Dolor que se transforma en carne; carne que se convierte en piedra, en granito, en ausencia... mientras los muros crecen fuera, crecen dentro, y aislan en espacios de soledad. Mis aplausos, querido Marius, y felicitaciones, una vez más, por tu enorme talento. Un abrazo.

[Carlos Justino Caballero]

Marius Gabureanu, Un aplauso a tu entrega, poeta. Un placer leerte.

[Israel Liñán]

Reconozco que me enfrento a cada poema tuyo con emoción, sabiendo que saldré de su lectura satisfecho y con extrañas sensaciones, porque eso son tus poemas, sensaciones, estados de ánimo expuestos de manera hermosa y original.

Los dos primeros versos son extraordinarios.

Un abrazo compañero.

[Liz Barrio.]

Trabajo con piedras, que encuentran en mis manos
una geometría parecida al fracaso.
Tengo muchos clientes, familias felices que quieren muros altos
para vincular los egos a la absurdidad de los amaneceres
en los pozos sin agua.
Lo que dibujo es un mapa de cicatrices sobre el cual
orinan los perros, descansan las bicicletas
y arañas hembra succionan la fertilidad de la seda lumínica.
¿Quien leerá estas lágrimas que no definen la forma de lo que es perderte,
que abrazan adhesivos y sufren golpes de martillo?
Se me escapan los abrazos como fieras domadas
que no saben sobrevivir fuera de su jaula.
Que no vengan los ladrones de cuerpos, porque no estoy en la tumba.
Mis dedos tocan tu pubis a veces en el granito
y despiertan su indiferencia ante la lluvia de carne
y el granito se vuelve más granito
y los dedos menos dedos y más alma que no puede evitar
sentir lo áspero de la ausencia, como besos enterrados y sin cruces.

"Las cosas son como son, sufrimos porque las hemos imaginado distintas." Eso leí por ahí hace poco. Yo no sé si sea un alivio el tener la facultad de exponerlas con arte como tú lo haces, Marius, pero sí sé que inevitablemente se te admira y agradece tu honestidad cuando escribes poesía.
Un abrazo

[Ricard Desola]

Una poesía muy personal, con imágenes muy gráficas y originales.

Un placer la lectura.

Saludos.