Luis Oroz escribió:Después de que un ladrido nos despierte
y se frote los párpados el tiempo,
cuando el mundo parezca una diana
donde clavar los años
que rompieron su punta contra la soledad,
aprenderé a buscarte,
a indagar en la prisa con la que descosías
el abrigo del beso,
con la que respondías cada vez que un vacío
preguntaba por ti.
Porque la compañía es más bien la costumbre
de mirarse a los ojos,
esa calle redonda por donde se cruzaron
tus esperanzas y mi juventud.
Aprenderé a buscar el calor extranjero
de la luz familiar,
el sol que se descuelga de las lámparas
cuando escampa el azul de la memoria,
la distancia final del susurro al abrazo
y aquella carretera en la que abandonamos
al cachorrillo de la intimidad.
Hay otras formas de silbar al miedo.
Pero el amor, mamá, es un perro dormido,
un animal que ladra las caricias
desde el profundo sueño,
y que logra encontrar en su inconsciencia
aquello que la vida solo supo enterrar.
Luis Oroz.
Es uno de esos poemas en donde uno se reconcilia con la poesía. Hoy estoy un poco enfadado con esta señorita que tanto me desdeña y, míre usted por donde, que manera más hermosa de agasajarme para deshacer mi enfado. Música, Luis...Un saludo