BRIDÓN DE TU DOGAL.

[Quinteño de Greda]

Amor, en los cristales de tus fuentes,
habitan las ondinas de frescura
y náyades bruñidas de torrentes,
te dotan de belleza y donosura.
Allí, donde los mundos refulgentes,
moldean invisibles tu figura
los ninfas con clepsidra transmutable;
caléndula es tu don de lo inefable.

Relámpago que rompe por la noche,
al estro corazón, saeta mía,
de límpido fulgor es tu derroche,
¡oh!, musa que desprendes tu rugía,
mas, ella, con tu fíbula me abroche,
bridón de tu dogal, la poesía.
Eternos los cordajes de tu pecho,
en ellos, libertad mi suelo y techo.

Corpóreo del mar de tu femíneo,
ahí, va navegante ya mi nave,
así, por esquilón de tu virgíneo,
está de tu bitácora la llave;
sin mácula, contiene tu sanguíneo
el diario narrador donde su clave,
las sílfides susurran en mi oído:
escucha del silencio su sonido…

[Ricardo José Lascano]

Un arte muy bonito. Calidad y talento. Dejo un abrazo fuerte. Ricardo.

[Guillermo Cumar.]

Líricas y magnífcas octavas, tan reales como la realidad profunda
que te habita en lo que escribes. Siempre es un placer leerte y más a más si voy primero
(ya segundo)

Un abrazo

[Julio Gonzalez Alonso]

Vigoroso poema cuajado de adjetivos y expresiones que me llevan a las esencias del romanticismo y sus vehemencias. Enhorabuena, Quinteño.
Salud.

[Óscar Distéfano]

Tus octavas reales revitalizan nuestro amor por la métrica. Lexicografía elegante, casi aristocrática, que se vuelve como un presente para nuestros ojos coloquiales. Es un trabajo encomiable, que aporta mucho para su eterna permanencia en la práctica del verso.

Felicidades, amigo.
Óscar

[Carlos Justino Caballero]

Quinteño de Greda, Una belleza total tu poema, Quinteño! Mis congratulaciones!

[Marius Gabureanu]

Amigo, es un poema espléndido, en todos los sentidos. La belleza de las imágenes, el ritmo, nos sumergen con naturalidad en el mágico mundo de la creación, mundo que nace al contemplar el ser amado.

Abrazos y felicitaciones sinceras.

[Rosa Marzal]

Amor, en los cristales de tus fuentes,
habitan las ondinas de frescura
y náyades bruñidas de torrentes,
te dotan de belleza y donosura.
Allí, donde los mundos refulgentes,
moldean invisibles tu figura
los ninfas con clepsidra transmutable;
caléndula es tu don de lo inefable.

Relámpago que rompe por la noche,
al estro corazón, saeta mía,
de límpido fulgor es tu derroche,
¡oh!, musa que desprendes tu rugía,
mas, ella, con tu fíbula me abroche,
bridón de tu dogal, la poesía.
Eternos los cordajes de tu pecho,
en ellos, libertad mi suelo y techo.

Corpóreo del mar de tu femíneo,
ahí, va navegante ya mi nave,
así, por esquilón de tu virgíneo,
está de tu bitácora la llave;
sin mácula, contiene tu sanguíneo
el diario narrador donde su clave,
las sílfides susurran en mi oído:
escucha del silencio su sonido…

¡Qué hermoso poema!, ritmo y belleza en una conjugación perfecta. Mis felicitaciones, Quinteño. Un abrazo.

[Pilar Morte]

Nunca falta el ritmo y las bellas imágenes en tus poemas. Un gusto leerte
Besos
Pilar