Mario Martínez escribió:Hola Blanca. Si no fuera por la memoria ¿qué sería de nosotros? Me gustó el poema, amiga mía. Un abrazo.
Mario.
Gracias Mario, un abrazo para ti amigo.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Mario Martínez escribió:Hola Blanca. Si no fuera por la memoria ¿qué sería de nosotros? Me gustó el poema, amiga mía. Un abrazo.
Mario.
Sandra Gª Garrido escribió:La huella, hermoso poema, en ella siempre la nostalgia aflora
mejor pasar página y dejarlas en versos para no estancarnos en un
pasado.
un abrazo
Isabel Moncayo escribió:Nostalgia en bellos versos, Blanca, la luz vieja, los brazos apagados, la vida gris, el dolor del llanto, las farolas viejas rendidas... todo un aglomerado de sentimientos y de vida al fin y al cabo...
Un abrazo.
ROBERTO LÓPEZ escribió:[quote="Blanca N. García González
Muy logrado poema de soledades y nostalgias enredadas con las luces amarillentas, ajadas, de esa vieja plaza del olvido. Besos.
F. Enrique escribió:Hermoso y lleno de sensibilidad, Blanca, con la belleza de la melancolía y la tendencia a la nostalgia que siempre nos llama para intentar asimilar el paso del tiempo; tú la has convertido en poesía.
Un abrazo.
Ana Muela Sopeña escribió:Mucha belleza y profundidad en tus letras, Blanca.
Es un poema para reflexionar.
Te dejo un fuerte abrazo
Ana
Mario Martínez escribió:Hola Blanca. Si no fuera por la memoria ¿qué sería de nosotros? Me gustó el poema, amiga mía. Un abrazo.
Mario.
Blanca N. García González escribió:
LA HUELLA
Solitaria la huella del paso del tiempo
aun alumbra con luces opacas su vida,
parece que camina en una plaza antigua con farolas
viejas rendidas.
En ese momento, donde un arco iris le regala colores
a los ojos del olvido,
recibe el mensaje del viento acunando su pelo
con los años encanecido. Y dice que le duele
el llanto, que se pasea por esa senda buscando
aquellos años en los brazos del ayer apagados.
Traer del pasado los sueños que dieron calor y fuego
a las noches de su hoy, no remedia nada,
la soledad se ha anclado mermando los recuerdos
que fueron paz a un alma callada.
Y la vida gris se perfuma de verdades y añoranzas,
se derrite el sol, las nubes bordean la locura en un
partido de esperanza.
La huella se ha entregado a las tinieblas,
resucita cuando quiere y se muere en el instante
donde pesa la luz vieja de aquella plaza.