Badila con que mueve su brasero,
reflejo es de semblante distinguido.
El lienzo, a mí me deja compungido;
incógnito mirar… yo le confiero.
Un hado de jorquín, es de su fuero,
enigma que rodea, es conseguido.
El arte del pincel me ha seducido
del cuadro que pintó Julio Romero.
Modelo cordobesa y tez de luna
sentada en las eneas de su silla
en pórtico andaluz como tribuna.
Prestándose a posar cual avecilla
con suma sencillez, la de su cuna,
plasmando su pintor, tal maravilla.