Anotaciones al margen

[M. Sánchez]

Te recuerdo que el viento
es la huella que dejan los ladrones
cuando desaparecen. Y que un niño feliz
alcanza, casi siempre,
la altura de unos ojos extrañados,
perdidos en los astros y el deseo.
Te recuerdo también
que siempre me has besado
durante la luz ámbar de un semáforo,
mientras te terminabas el café,
o sobre los afluentes de ríos africanos,
y eso da que pensar.
Y sin embargo
tus palabras son monolitos pétreos,
como números primos en cadena
con su forma de amor irrefutable.


En este mismo instante,
mientras miramos al último minuto,
puede ser que se estén aproximando
las páginas de un libro al veneno final.
Quizás no exista estuche
para guardar el desvanecimiento de las flores
cuando este se produce desdibujadamente,
como el humo se aparta del cristal
en los fuegos de amores permitidos,
junto a un rezo de leña,
una noche empañada,
en un rincón de invierno.

Y el mundo se traduzca
en comentarios jóvenes de puentes fronterizos,
que saltan
de unas bocas a otras
como escenas de mar alborotado.

[Julio Gonzalez Alonso]

Te recuerdo que el viento
es la huella que dejan los ladrones
cuando desaparecen. Y que un niño feliz
alcanza, casi siempre,
la altura de unos ojos extrañados,
perdidos en los astros y el deseo.
Te recuerdo también
que siempre me has besado
durante la luz ámbar de un semáforo,
mientras te terminabas el café,
o sobre los afluentes de ríos africanos,
y eso da que pensar.
Y sin embargo
tus palabras son monolitos pétreos,
como números primos en cadena
con su forma de amor irrefutable.


En este mismo instante,
mientras miramos al último minuto,
puede ser que se estén aproximando
las páginas de un libro al veneno final.
Quizás no exista estuche
para guardar el desvanecimiento de las flores
cuando este se produce desdibujadamente,
como el humo se aparta del cristal
en los fuegos de amores permitidos,
junto a un rezo de leña,
una noche empañada,
en un rincón de invierno.

Y el mundo se traduzca
en comentarios jóvenes de puentes fronterizos,
que saltan
de unas bocas a otras
como escenas de mar alborotado.

Francamente bueno y sugerente este poema de ritmo acentual muy logrado. Un poema transparente al que no le faltan las metáforas justas -ese recurso elogiado por Aristóteles y considerado consustancial a la poesía- y las imágenes oportunas y bellas.
Salud.

[Liz Barrio.]

Te recuerdo que el viento
es la huella que dejan los ladrones
cuando desaparecen. Y que un niño feliz
alcanza, casi siempre,
la altura de unos ojos extrañados,
perdidos en los astros y el deseo.
Te recuerdo también
que siempre me has besado
durante la luz ámbar de un semáforo,
mientras te terminabas el café,
o sobre los afluentes de ríos africanos,
y eso da que pensar.
Y sin embargo
tus palabras son monolitos pétreos,
como números primos en cadena
con su forma de amor irrefutable.


En este mismo instante,
mientras miramos al último minuto,
puede ser que se estén aproximando
las páginas de un libro al veneno final.
Quizás no exista estuche
para guardar el desvanecimiento de las flores
cuando este se produce desdibujadamente,
como el humo se aparta del cristal
en los fuegos de amores permitidos,
junto a un rezo de leña,
una noche empañada,
en un rincón de invierno.

Y el mundo se traduzca
en comentarios jóvenes de puentes fronterizos,
que saltan
de unas bocas a otras
como escenas de mar alborotado.

Música, clara y fina, elocuente y pura. Eso siento con este hermoso poema.
Un abrazo grande, poeta

[Josefa A. Sánchez]

Cuando la palabra se vuelve sonora y rítmica, como u bronce percutido, para trasformar el aire en belleza. Me ha gustado leerte.
Un abrazo.
Pepa

[Jorge Larumbe]

Manuel, muy lindos tus versos. Felicitaciones y saludo cordial.

[M. Sánchez]

Julio, muchas gracias por tu tiempo y por tus amables palabras.
Un fuerte abrazo.

-------------------------------------------------------------------------------------------
Amiga liz, gracias por leer mi poesía y hacerlo con tu cariño habitual.
Un fuerte abrazo, amiga.

--------------------------------------------------------------------------------------------
Pepa, muy agradecido por tu lectura. Eres muy amable.
Un fuerte abrazo.

--------------------------------------------------------------------------------------------

Jorge, te agradezco mucho tu amabilidad leyendo este poema y dejandome tu amable opinión de él.
Un fuerte abrazo.

[Bruno Laja]

Hola, Manuel:
es una maravilla, plena de intuición, un verdadero placer de lectura. Me gusta mucho cómo fluye.
Saludos.

[M. Sánchez]

Bueno, Bruno, es un honor recibir esta impresión de un buen escritor como eres tú.
Muchas gracias por tu lectura.
Un fuerte abrazo.

[Carlos Justino Caballero]

Manuel Sánchez,

Muy gratificado por la lectura te saludo, poeta!

[Roberto López]

[quote="Manuel Sánchez"]

Es muy bonito este recordatorio lleno de imágenes justas y afinadas. Un abrazo.

[E. R. Aristy]

Te recuerdo que el viento
es la huella que dejan los ladrones
cuando desaparecen. Y que un niño feliz
alcanza, casi siempre,
la altura de unos ojos extrañados,
perdidos en los astros y el deseo.
Te recuerdo también
que siempre me has besado
durante la luz ámbar de un semáforo,
mientras te terminabas el café,
o sobre los afluentes de ríos africanos,
y eso da que pensar.
Y sin embargo
tus palabras son monolitos pétreos,
como números primos en cadena
con su forma de amor irrefutable.


En este mismo instante,
mientras miramos al último minuto,
puede ser que se estén aproximando
las páginas de un libro al veneno final.
Quizás no exista estuche
para guardar el desvanecimiento de las flores
cuando este se produce desdibujadamente,
como el humo se aparta del cristal
en los fuegos de amores permitidos,
junto a un rezo de leña,
una noche empañada,
en un rincón de invierno.

Y el mundo se traduzca
en comentarios jóvenes de puentes fronterizos,
que saltan
de unas bocas a otras
como escenas de mar alborotado.

Un poema de magnificas metaforas. Su voz no propone, parece leer en alta voz lo que ocurre bajo fuezas de gran pasion, pero ese testigo lo amortigua casi de inmediato, hay que adentrarse una por una en estas metaforas y la verdad que son excepcionalmente hermosas, son mundos de sugerencias y observaciones profundas. Maravillada contigo. ERA

[Rosa Marzal]

Me ha gustado mucho tu poema. Su ritmo y las magníficas imágenes que lo pueblan. Mis felicitaciones. Un saludo.

[Daniela Miño]

Te recuerdo que el viento
es la huella que dejan los ladrones
cuando desaparecen. Y que un niño feliz
alcanza, casi siempre,
la altura de unos ojos extrañados,
perdidos en los astros y el deseo.
Te recuerdo también
que siempre me has besado
durante la luz ámbar de un semáforo,
mientras te terminabas el café,
o sobre los afluentes de ríos africanos,
y eso da que pensar.
Y sin embargo
tus palabras son monolitos pétreos,
como números primos en cadena
con su forma de amor irrefutable.


En este mismo instante,
mientras miramos al último minuto,
puede ser que se estén aproximando
las páginas de un libro al veneno final.
Quizás no exista estuche
para guardar el desvanecimiento de las flores
cuando este se produce desdibujadamente,
como el humo se aparta del cristal
en los fuegos de amores permitidos,
junto a un rezo de leña,
una noche empañada,
en un rincón de invierno.

Y el mundo se traduzca
en comentarios jóvenes de puentes fronterizos,
que saltan
de unas bocas a otras
como escenas de mar alborotado.

Me encantó tu poema, Manuel, es de esos que yo llamo "interactivos", que te llevan a cada sitio en su debido momento.

Precioso.

Un abrazo y gracias por compartir.

[Sandra Gª Garrido]

Muy bello, deja huella este poema.Un abrazo