esculpiendo de palabras este Padrenuestro que nos une,
así en la tierra como en el infinito que nos aguarde.
Porque de lo material nada me resta, perdona mis deudas
como yo ensayo el perdón a quienes sin piedad horadan mi alma,
voy a ti, a rastras de la lucha,
a ti,
en nulo intento de remendar este puzzle que no es mío
pero me viste,
porque de ti viene.
Y a ti,
alzo mis brazos, desciñe de mí, este corsé que ahoga en sus ballenas,
no me dejes caer en la tentación
sella mi boca,
no sea hucha de vocablos prêt-a-pôrter.
Amén.
(Amén, intentando un carpe diem, te hablo a ti, porque el otro TI ya sabe perfectamente por dónde van mis tinos o desatinos)