despacio como la luna a posarte en mi ventana,
y doblarás la esquina de la sombra entre los mirtos.
Vendrás,
dulce gigante de las mareas a dejarte entre los silbos
y serás atardecer de ocres y arrullos, rocas.
Grande abriré los ojos, las manos, el pecho, la vida
para que me inundes un minuto de luz,
pájaro mío, vuelo sin alas ya a tí...
... caleidoscopio, todo tú horizonte, mies y piropo.
Y entonces
te llamaré Silencio.
(4 de marzo ya y Alicante sigue esperando, como cada dia, el milagro eterno de la vida y la vida sigue llenando la espera)