
Debajo de la piel equivocada,
habita con un órgano distinto
un ser que se revela por instinto
y lucha por salir cada jornada,
pues siente de su género llamada,
sabiendo que la voz es laberinto
si acude a tan idéntico recinto
no exento de la crítica mirada.
Otrora por enfermo lo trataron
tal rara condición la medicina.
Su sexo, como al ángel lo taparon,
por ello, si al análogo se inclina,
merece que ya salga del armario
sin miedo al inhumano comentario.