Pilar Morte escribió:Pasan las nubes
presagiando humedad y tormenta.
Pasan dejando estelas grises que cuelgan del tejado.
Persiguen las aceras.
y dialogan con los rostros de la gente.
Me salpican los ojos, desean engañarme,
hacerme imaginar que la tristeza no tiene lágrimas.
Pero mi pecho late sin compás
y me dice que la mente ha deshecho la armonía del latido,
que mi corazón no falsea su ritmo,
y las gotas que ruedan por los pómulos
terminan en la boca con sabor a sal.
Inofensivo era el destino,
y suave la brisa que recorría el tiempo
con esos veranos de mar llenos de luz,
donde las olas nos dejaban mil botellas de sueños.
Hoy se desnudan las manos
y no soportan el frío que sienten,
ni pueden rozar la flor del cerezo
que asoma indulgente,
con su belleza de otro espacio.
Es la soledad del que espera, tristeza,
pero no me rindo.
Rendirse nunca, Pilar. Disfruté mucho leyendo este poema, mucho. Rechazamos muchas veces emociones como la tristeza, la rabia, el dolor, etc., cuando si nos sumergiésemos en ellas, aceptándolas, encontraríamos un valioso tesoro, como, por ejemplo, las bellas imágenes de tu sentir. Un gusto, como siempre, estimada Pilar.