Emisario Reptante escribió:Elizabeth Barrio Paredes escribió:Otra vez el lecho abierto
el pan, el café, la vanidad.
Otra vez la ternura, la danza cadenciosa
en vilo un huracán antes del beso.
Excusarás al desamor y a la vergüenza
los itinerarios de pareja perfecta,
con fragmentos líricos
la memoria sanará y saltará por la ventana.
Al pie del corazón alisarás sábana y sudor
meandro anodino del último asalto a medianoche.
Jurarás que -borrón y cuenta nueva-
y divertidos se beberán juntos
las fotografías rotas
las imperfecciones en mi risa,
sus lenguas calientes mojarán mis versos lejanos.
La vigente ausencia, la hierba sin cortar,
la queja a la intemperie...
todavía no cristaliza el hielo.
A la deriva, prudente, el otoño inerme calla
y en un vientre nuevo
otra vez
se hunden tus manos.
Ahora sí que como dicen mis padres Los Caifanes, "para que no diga que no pienso en usted". Y es que le digo, me es complicado de pronto ceñirme a un sentimiento para tipificar de agravado o de ligero el delito. Escribir es un delito por norma. El camino tan sólo es de unos cuantos, y hablando de crítica, porque si de criticar se trata, está peor. Y heme aquí que me descubro cantifleando. Perdone usted, es que si no le dicto despacito a mis dedos, ellos se van de largo y ay de mí, por las cosas que ellos escriban en mi nombre. Algo a resaltar siempre será su caracter bien medido con la palabra. Sabe que la poesía es una síntesis de la escena del crimen, no se puede ir por ahí desperdiciando e imprimiendo con la tinta de la savia. Estas son palabras mayores, y es aquí, repito, en donde usted juega bien sus cartas y decanta, como los buenos licores, el aroma justo, la cantidad precisa, para demarcar un territorio en el cual plasmar un poema. Elégico relato versifico de postales que me suenan de pronto a misiva de protesta y de renuncia, así como de apego y sombra infinita. Las otras, las amantes, el presente, el de las querellas, al que se le van las almas en reproche. Ceñidos, porqué habremos de estar ceñidos a un nombre, con un hombre o una mujer como depositario. Porqué siempre será la duda, y el misterio. Ya lo decían y es acá que me repito en mi ignorancia, en una cita que no había retomado en los últimos dos días, quizás tres, el misterio del amor, es más grande que el misterio de las taquerías abiertas a las tres de la mañana. Na, eso no tiene misterio, quería decir aquello de Wilde, ya sabe, el amor, el misterio, la muerte. Tal vez regrese pronto a ahondar en detalles, si no es que ya lo hice de más. Abrazo y beso para usted amiga.
Uff, bueno, primero decirle que es usted muy amable al dedicar su tiempo a leerme y después emitir este comentario por demás inteligente, halagador, ingenioso y... no, nada de cantinflesco o cantinfleado. Es preciso que agradezca, después, su buen gusto y tino en -no tomarse las cosas, en este caso mis letras, demasiado en serio-, porque cuando nos ponemos así de solemnes pasa lo de siempre: En lugar de honestidad y de hablar con franqueza y con sentido, todo se convierte en artificial y en crítica de plástico (totalmente desechable, por cierto). Así pues, espero que estos versos nunca sean leídos con esa ceremonia pero sí con el alma clara y abierta, tal y como usted, mi querido poeta, ha hecho.
Gracias insisto por su tiempo y por comentar de esa forma y en ese estilo tan suyo.
Un beso y un abrazo muy fuerte para usted (jeje, bueno, para ti)