FUERZA DE VOLUNTAD.

[Carmina Martínez]

Fuerza de voluntad.
A veces, no todos los grandes problemas que nos acarrea la vida se llegan a solucionar, pero hay que intentarlo aunque creamos que no tienen solución.
He conocido a muchas personas con problemas de todo tipo debido a mi trabajo. Hace tiempo cuando colaboraba con la Cruz Roja tuve ocasión de relacionarme con jóvenes con una forma de vida poco aconsejable.

Lo que voy a relatar es la historia de un muchacho apenas con quince años, este, un fin de semana sí y otro no, lo teníamos que recoger con exceso de alcohol y alguna u otra pastilla, por mucho que le decíamos que la próxima vez en vez de llevarlo a su casa lo meteríamos en un centro de ayuda el siguiente sábado o domingo lo encontrábamos en el mismo estado lamentable que las demás veces. Este muchacho, no lo tenía fácil, el padre los había abandonado años atrás, su hermana poco mayor que él llevaba tiempo viviendo con su novio y su madre bebía demasiado dando un grado de alcoholismo tan elevado que a ese paso no duraría mucho.
Un día paseando a primera hora por el paseo marítimo, ejercicio que hacia cuando el trabajo me lo permitía, me encontré al muchacho sentado en un banco mirando fijamente el mar, pase de largo pero a los cincuenta pasos más o menos me volví, me senté a su lado, espere un poco y le salude, tardo en girar la cabeza hacia mí, me miro y no dijo nada.
-Te acuerdas de mí-. Pregunte.
-Si claro-. Respondió.
Al principio me costó poder comunicarme con él, no es que fuera una reacción agresiva, su comportamiento era de una indiferencia total. Por fin mantuvimos una conversación que más bien era un monologo pues en realidad la que hablaba era yo. Le hable como si de mi propio hijo se tratará. Él de vez en cuando hacia un gesto de inquietud e incomodidad. Le hable de todo lo que iba a perder si seguía por ese camino, le hable de la injusticia y el desamor de las personas, de la valentía para enfrentarse a la vida por muy mala que fuera, de la decisión que uno mismo debía tomar, de la bondad para con su madre ya que era una persona enferma, que pensará en los errores de sus mayores para no llegar a ser igual que ellos y otras más observaciones de las cuales no recuerdo muy bien, por último le insiste que mirará al futuro, que según reaccionará ahora así sería más adelante, que la falta de voluntad y de fuerza para luchar por algo mejor, era simplemente cobardía. Le di la dirección del centro de ayuda para menores y una nota escrita en un pequeño papel provisional para el director del centro. Seguido a esto me miro, se levanto y sin decir nada se fue. Pensé que me había esforzado para nada y bastante preocupada por el muchacho me fui a casa
Seis años más tarde entrando en un “Burger” con una amiga a saludar a su hija que trabajaba en este establecimiento por las tardes para pagarse los estudios de publicista, estando hablando con ella, se acerco este mismo muchacho y sin más dijo:
-A esta señora la conozco yo, es la dona de la que te hable. ¿Se acuerda usted de mí?
Le mire y sinceramente me sorprendió, no espera volverle a ver.
-Claro que me acuerdo-. Le respondí- ¿Como te trata la vida?
Después supe que no solo trabajaba con la hija de mi amiga en el “Burger”, sino que también eran compañeros en la misma escuela. Me conto como le influyo mi charla, que tardo un tiempo en tomar una decisión pero que al final cambio de actitud y lucho y lucho y seguía luchando a pesar que su madre murió de una cirrosis hacia un año.

La vida, ni aún para los que tienen mucho, a veces no es fácil, no es un jardín con solo rosas, hay que recordar que esas mismas rosas tienen espinas. Para los menos beneficiados es más difícil fortalecer el espíritu de lucha, pero hay muchas personas que buscando ayuda logran superar los distintos problemas y contratiempos de la vida con una fuerza admirable.

Carmen Martínez.

[Sara Melisa Suarez]

Felicitaciones, es verdad lo que dices en tu precioso texto, me encantó leerte.

[Carmina Martínez]

Felicitaciones, es verdad lo que dices en tu precioso texto, me encantó leerte.

Gracias amiga sara, por leer mi pequeño relato, un placer saludarte.