Bajo el almendro

[Andrés Caparrós]

Mario, tu poema contiene hermosos y emotivos versos, un gusto haberlos leído.
Saludos.

[Marisa Peral]

A cualquiera de los amigos que puedan dejarme un día.



Bajo el almendro



Aún florece el almendro, pero creo
que sus flores no huelen como antes
y hay frutos de amargor entre sus hojas
que eran dulces ayer, cuando sentados
a su plácida sombra cada tarde
al final del paseo vespertino,
compartía en silencio nuestra charla,
nuestro mundo amigable de recuerdos.
El nido sigue allí, mas la calandria
que solía alegrarnos con su canto,
hace ya que voló, y nadie osa
invadir el lugar que ella dejara.
Sigue siendo refugio de gorriones,
de palomas torcaces y estorninos
que alborotan el aire con sus voces
y enmudecen de pronto si se posan.
Hay hileras de párvulas hormigas
escalando su tronco, mientras buscan
en su piel agrietada el alimento
de pulgones que a otro árbol se mudaron.
Siguen juntas las piedras que pusimos,
endurecido asiento confortable
donde encuentran reposo en ocasiones
estas piernas cansadas, esta mente
que te sigue buscando en los senderos,
en las puestas de sol, en las veredas
donde medra el tomillo florecido;
en el cierzo inaudible que te nombra
y que dice mi nombre sin hablarlo.

Te marchaste, mi amigo. Me dejaste
la sombra entristecida de un almendro,
una piedra vacía, soledades,
y un mundo ilimitado de silencios.




Mario.

Así me gustaría que me recordasen, Mario, es un homenaje al amigo que ya no está, lleno de amor y ternura. Me encanta leer estos sentimientos que pocos hombres saben expresar -o no se atreven a hacerlo-
Me has emocionado ¿sabes, amigo?
Un besabrazo.

[Mario Martínez]

Gracias Josefa, me alegra mucho que el poema al amigo te haya gustado. Un fuerte abrazo.
Mario.

[Víctor F. Mallada]

Bajo el almendro

Aún florece el almendro, pero creo
que sus flores no huelen como antes
y hay frutos de amargor entre sus hojas
que eran dulces ayer, cuando sentados
a su plácida sombra cada tarde
al final del paseo vespertino,
compartía en silencio nuestra charla,
nuestro mundo amigable de recuerdos.
El nido sigue allí, mas la calandria
que solía alegrarnos con su canto,
hace ya que voló, y nadie osa
invadir el lugar que ella dejara.
Sigue siendo refugio de gorriones,
de palomas torcaces y estorninos
que alborotan el aire con sus voces
y enmudecen de pronto si se posan.
Hay hileras de párvulas hormigas
escalando su tronco, mientras buscan
en su piel agrietada el alimento
de pulgones que a otro árbol se mudaron.
Siguen juntas las piedras que pusimos,
endurecido asiento confortable
donde encuentran reposo en ocasiones
estas piernas cansadas, esta mente
que te sigue buscando en los senderos,
en las puestas de sol, en las veredas
donde medra el tomillo florecido;
en el cierzo inaudible que te nombra
y que dice mi nombre sin hablarlo.

Te marchaste, mi amigo. Me dejaste
la sombra entristecida de un almendro,
una piedra vacía, soledades,
y un mundo ilimitado de silencios.

Mario.

Muy bonito poema y muy bien construido.
Quiero aquí dejar constancia del buen hacer rítmico de esta composición, ya que apoya prácticamente todo el poema en primeros apoyos tónicos.

Todo un logro, Mario

Víctor

[Nadia Conde]

Mario, estupendos versos, he disfrutado leyéndolos. Felicitaciones.

[Mario Martínez]

Gracias Pablo, amigo mío, me alegra saber que te gustó el poema. Un abrazo.
Mario.

[Mario Martínez]

Gracias Andrés, me alegra que te haya gustado. un abrazo.
Mario.

[Mario Martínez]

Hola Marisa.
Seguramente no se atrevan a hacerlo, amiga mía, ¿quien sabe...?
me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Mario.

[Mario Martínez]

Gracias Víctor.
Eso del ritmo en los endecas se logra tras de muchos escritos, amigo mío, te lo aseguro. Me alegra que te haya gustado. Abrazos.
Mario.

[Hernán Correa]

Estupendos endecasílabos, he disfrutado de esta elegía, Mario.
Saludos cordiales.

[Mario Martínez]

Gracias Nadia, me alegra saber que te gustó, amiga mía. Un abrazo.
Mario.

[Mario Martínez]

Gracias Hernan, por dejarme tu cálido comentario, amigo mío. Un abrazo.
Mario.

[Arturo Juárez Muñoz]

Querido Mario:
Por una parte lamento que Julio González se me haya adelantado en la alusión a Ramón Sijé, de Miguel Hernández, pero por otro, qué mejor cita de tan hermoso ejemplo, y qué mejor que Julio para así decirlo.
Amigos, amigos de verdad. Compartir creencias e incluso discordancias; beber del mismo vino y comer del mismo pan. ¿Cómo podemos llenar tantos vacíos?
Tu exquisitez es evidente, sobria, serena. Has llamado en tu poema a tantos objetos y seres vivos de la naturaleza, que más parece un festín de nostalgia y apego a las cosas sencillas de la vida, que un sosegado desaliento por la amistad perdida.

Un abrazo, un honor, una alegría leerte:
Arturo Juárez Muñoz

[Mario Martínez]

Gracias Arturo, por dejarme tu cordial y sincero comentario. Me alegra saber que te ha gustado, amigo mío. Un abrazo.
Mario.

[Juan Cruz Bordoy]

¡Muy bueno, Mario! Sin embargo la vida corre, y no podemos detenerla...solo seguirla.
Un abrazo y un beso,
Juan Cruz.