y seré muda a toda voz que me reclame
y seré ciega a toda luz,
que no envuelva nuestra alcoba como un manto peregrino.
Cuajarán nubes de pájaros sobre mi espalda,
saldrán alas,
Volaré a tí
mientras los lirios azules cantan la canción del agua.
(Pues sí, todo sucederá en Alicante, en este enero plácido y algo soñoliento, si tu mano posa sobre la mía)