Mujer sobre una roca (L XVII)
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Ramón Ataz
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Mujer sobre una roca (L XVII)
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.
Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.
Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.
- lazaro Habana
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Re: Mujer sobre una roca
Cada vez que te leo Juan es un disparo de emoción.Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.
Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.
Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.
Sabes hilar los versos con destellos. Es un poema que integra
en su paisaje, el complemento necesario para la existencia , hombre y mujer en un paisaje natural
como el Edén y eso se agradece...
Abrazos de hermano
lázaro
Hay que estar loco.
A la literatura, al amor y a los animales
no se les puede hacer trampas.
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- J. J. Martínez Ferreiro
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re: Mujer sobre una roca
Un abrazo, querido amigo
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Re: Mujer sobre una roca
Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.
Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.
Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.
Es un poema surreal, criptico, es otra vision de una naturaleza asexual como el musgo. Desde su titulo quede atrapada, es visual, y choca ver a ese mujer reclinada en una roca, su suaves carnes sobre la dureza de la piedra. Esos erizos enfermos causan la grima de lo que no se puede tocar....quiiza hay una ausencia de calor materno en la naturaleza hoy.
Un abrazo,
E. R. Aristy
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re: Mujer sobre una roca
Abrazos
Pilar
- Ramón Carballal
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"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
- Julio Gonzalez Alonso
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Re: Mujer sobre una roca
Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.
Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.
Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.
Podría ser una sirena; pero es, de todos modos, la belleza entera en unos versos tremendamente sugestivos, Juan, en un inicio redondo para un final perfecto. Con un abrazo.
Salud.
- Isabel Moncayo
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- Ramón Ataz
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Re: Mujer sobre una roca
Como siempre, Lázaro, gracias por tu extraordinaria humanidad y tu infatigable generosidad.lazaro Habana escribió:Cada vez que te leo Juan es un disparo de emoción.Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.
Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.
Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.
Sabes hilar los versos con destellos. Es un poema que integra
en su paisaje, el complemento necesario para la existencia , hombre y mujer en un paisaje natural
como el Edén y eso se agradece...
Abrazos de hermano
lázaro
Un gran abrazo.
- Ramón Ataz
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Muchas gracias, Guillermo, eres muy amable. Es un comentario el tuyo que me resulta especialmente agradable de leer.Guillermo Cuesta escribió:Aunque la imagen de la piedra es dura, tú la suavizas magistralmente en el poema
porque tienes un espejo que proyecta suavidad y dulce sentimeinto.
Un abrazo
Guillermo
Un abrazo.
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- Ramón Ataz
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Re: re: Mujer sobre una roca
Gracias de corazón por tu habitual generosidad para con mis poemas, Ferreiro.J. J. M. Ferreiro escribió:Una muy interesante propuesta poética, rebosante de misterio, surreal y onírica, para releer e imaginar.
Un abrazo, querido amigo
Un abrazo.
- Rafael Valdemar
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saludos
rafael
- Ramón Ataz
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Re: Mujer sobre una roca
E. R. Aristy escribió:Juan Fionello escribió:En la tierra crecen montes como piernas dobladas.
Un suave sudario cosido con seda,
cubre a la pendiente que siente subir
por su piel una hilera de erizos enfermos.
Detrás de algún árbol, una masa vítrea
refracta la luz
-metida a codazos entre la negrura-
lacia y sin memoria,
proyectada a ráfagas por un cielo opaco
incapaz, no obstante,
de ocultarse entero.
Si cupieran allí los ojos de los hombres,
si hallaran un hueco los de las mujeres,
si serpentearan sendas practicables
hasta el núcleo mismo de aquel laberinto,
podrían descubrirla
por fin, recostada
sobre alguna roca,
casual, cambiante,
arropando en su cuerpo al musgo que duerme
por una noche cálido.
Es un poema surreal, criptico, es otra vision de una naturaleza asexual como el musgo. Desde su titulo quede atrapada, es visual, y choca ver a ese mujer reclinada en una roca, su suaves carnes sobre la dureza de la piedra. Esos erizos enfermos causan la grima de lo que no se puede tocar....quiiza hay una ausencia de calor materno en la naturaleza hoy.
Un abrazo,
E. R. Aristy
Muchas gracias por tu lectura y tu siempre generosa e interesante interpretación, Roxana. Siempre da gusto leer tus comentarios.
Un abrazo.