díme dónde voy yo siempre a cuestas con la vida.
La Palabra,
de sencilla, se me enhebra paralela,
reconozco la escritura de la acera,
el escozor del bolsillo,
el amor en primavera...
... mas no olvido, soy otoño
y aún así
cuento que no caducan mis hojas.
Y ¿sabes?
amo la piedra primera, el nido de las cigüeñas,
mi pluma bebe tinteros en risas...
... aromas de madreselvas.
Escribo para las almas sencillas sí,
aquellas que aún conservan la candidez de la espera.
Busco la letra pequeña
esa que aún
no pide lentes de aumento.
(Encuentro este poema en mi cajon de desastres, data del año de gracia 2007 y ¿por qué no? lo retomo, porque sigo en la pequeñez de la letra, a lomos de ésta, mi Vida. Alicante, agosto plena canícula, Mar implora-ba descanso)