La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
javierdicenzo80 escribió:Buen poema la ilasión felicitaciones amigo
javier
Cuanto aprecio tu comentario, amigo.
Es un placer recibirlo, por saber de tu honestidad, en la que creo definitivamente.
Un fuerte abrazo, compañero y poeta.
Abel.
Mario Martínez escribió:Hola Abel.
La ausencia hace que las horas nocturnas se alargen hasta el infinito, amigo mío. Interesante poema. Abrazos.
Mario.
Que grata sorpresa recibir tu comentario, Mario. Siempre te leo y admiro esa sabiduría que llevas a las letras, las cuales por respeto, no me atrevo a comentar ante mi falta de autoridad. Pero eso es cosa mía de guardarme tal inseguridad. Tienes razón...ante la ausencia las horas nocturnas se hacen eternas e irremediables. Intuyo que también sabes, de esos minutos de infinitos segundos.
Gracias por todo.
Mi abrazo.
Abel.
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
que dicientes son las entrads y las salidas en la escena. logras formar una estampa de los amantes cuando toman su turno en abandonar al amor. Un placer leerte, Abel.
ERA
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
que dicientes son las entrads y las salidas en la escena. logras formar una estampa de los amantes cuando toman su turno en abandonar al amor. Un placer leerte, Abel.
ERA
Siempre encuentro un encanto especial al leer tus comentarios...es que no se como agradecerte esa voluntad de hacerme llegar tu aprecio.
Un placer recibirte, ERA.
Un beso.
Abel
Ramón Carballal escribió:Me gusta esta detallada descripción de un despertar. Buen poema. Saludos cordiales.
Estimado Ramón, es un honor y por lo tanto vaya mi mas sincero agradecimiento por tu comentario. No esperaba tanto.
Una vez más, muchas gracias.
Un abrazo.
Abel.
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
Estimado amigo:
Leyendo tu magnífico poema, me ha salido esta frase que va acorde con él, o eso creo yo.
"Hay ausencias que acunan la intensidad de las horas". Un placer haberme detenido a leer y comentar . Me ha encantado.
Un abrazo.
BEGOÑA.
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
Estimado amigo:
Leyendo tu magnífico poema, me ha salido esta frase que va acorde con él, o eso creo yo.
"Hay ausencias que acunan la intensidad de las horas". Un placer haberme detenido a leer y comentar . Me ha encantado.
Un abrazo.
BEGOÑA.
Mil gracias Begoña, eres muy generosa. Por otra parte, esa frase que te ha salido, es posible que vaya acorde al escrito y por lo tanto me dejas pensando...y que si tengo tu permiso, me gustaría conservarla. Es profunda e inteligentemente cierta.
Nuevamente, gracias por todo.
Un abrazo, amiga.
Abel.
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
Estimado amigo:
Leyendo tu magnífico poema, me ha salido esta frase que va acorde con él, o eso creo yo.
"Hay ausencias que acunan la intensidad de las horas". Un placer haberme detenido a leer y comentar . Me ha encantado.
Un abrazo.
BEGOÑA.
Mil gracias Begoña, eres muy generosa. Por otra parte, esa frase que te ha salido, es posible que vaya acorde al escrito y por lo tanto me dejas pensando...y que si tengo tu permiso, me gustaría conservarla. Es profunda e inteligentemente cierta.
Nuevamente, gracias por todo.
Un abrazo, amiga.
Abel.
Claro que sí te doy mi permiso. Es gratificante que un poeta tan reconocido se digne a conservar mi humilde frase. Te lo agradezco de corazón.
Un beso me atrevo a mandarte... con todo mi respeto a tu persona.
BEGOÑA.