De amaneceres

[Abel Sal]

De amaneceres

Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.

[Isabel Moncayo]

las camas se hacen enormes con la ausencia de la persona amada, un amanecer muy nostálgico.

Un abrazo

[lazaro Habana]

De amaneceres

Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.

Has descrito uno de esos momentos donde se llama a capítulo
como es nuestra vida por la ausencia. Hay dos momentos claves : Al acostarse
y al levantarse donde pasamos revista. Tu lo has hecho muy bien Abel.

abrazos


lázaro.

[Abel Sal]

las camas se hacen enormes con la ausencia de la persona amada, un amanecer muy nostálgico.

Un abrazo

Si que es probable, es que la camas son sabias. Testigos inevitables de nuestras cosas...de lo secretos.
Bienvenida, Isabel.
Un abrazo.
Abel.

[Abel Sal]

De amaneceres

Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.

Has descrito uno de esos momentos donde se llama a capítulo
como es nuestra vida por la ausencia. Hay dos momentos claves : Al acostarse
y al levantarse donde pasamos revista. Tu lo has hecho muy bien Abel.

abrazos


lázaro.

Gracias hermano...
Ni mas ni menos, Lázaro. Tu interpretación, resume claramente el intento de este escrito del montón en su técnica. Pero mas allá de eso, celebro tu interés por leer y analizar el contenido del mismo. Para mí, llegando de ti es gratificante.

Te dejo mi fuerte abrazo.
Abel.

[Nésthor Olalla]

Un trepidante combate a mano desnuda con el desasosiego.


Me gustó pasar, compañero

[Abel Sal]

Un trepidante combate a mano desnuda con el desasosiego.


Me gustó pasar, compañero

Muchas gracias. Un gran placer recibir tu valioso comentario.
Un abrazo.
Abel.

[Israel Liñán]

Describes de manera muy acertada Abel. Un placer de lectura.

Abrazos

[Rafael Valdemar]

Interesante encuentro tu poema Abel. Me gustó y lo isfruté leyendo

saludos

rafael

[Luna de Nos]

De amaneceres

Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.

Abel, confieso que lo leì cuando lo subiste, no comentè, a veces me tomo mi tiempo para digerir un texto.
No voy a decir desentrañarlo porque eso, es siempre aventurar.
Me resulta inquietante, por todo lo que se me ocurre al leerlo, ahora, por ejemplo me sugiere muerte, sin embargo la primer vez que lo leì me sugiriò ausencia, tal vez en parte una se parezca a la otra.
Un abrazo allende el charco, Luna.-

[Josefa A. Sánchez]

Hay mucha soledad entre esas sabanas que renuncian a la madugada y mucha belleza en tu forma de contarlo.
Un abrazo.
Pepa

[Javier Dicenzo]

Buen poema la ilasión felicitaciones amigo
javier

[Abel Sal]

Describes de manera muy acertada Abel. Un placer de lectura.

Abrazos

Bueno amigo, gracias por tu lectura y la opinión que llega como síntoma de estima.
Te dejo mi abrazo.
Abel.

[Abel Sal]

Interesante encuentro tu poema Abel. Me gustó y lo isfruté leyendo

saludos

rafael

Es un honor recibir tu comentario. Es muy generoso de tu parte, Rafael.
Un sincero abrazo.
Abel.

[Abel Sal]

De amaneceres

Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.

Abel, confieso que lo leì cuando lo subiste, no comentè, a veces me tomo mi tiempo para digerir un texto.
No voy a decir desentrañarlo porque eso, es siempre aventurar.
Me resulta inquietante, por todo lo que se me ocurre al leerlo, ahora, por ejemplo me sugiere muerte, sin embargo la primer vez que lo leì me sugiriò ausencia, tal vez en parte una se parezca a la otra.
Un abrazo allende el charco, Luna.-

Gracias por tu confesión, y si es cierto, yo también me tomo mi tiempo para digerir escritos. A veces el releerlos, confieso que me confunden aún más. Así es que aprendí a quedarme en la primera lectura como referente del contenido. O me inquieta, o no me inquieta...así de simple.
¿porque esforzarme caprichosamente entonces, en el intento de una interpretación inteligente? o tal vez, ¿si el autor sólo esta poniendo a prueba al lector con un escrito incoherente?. Es posible que el inconsciente siempre se refleje a la hora del análisis, pero ya es demasiado hilar. Para finalizar, hay algo muy noble en todas tus obras, y en tus comentarios: no permites mentirte.
la elección de tu firma habla de ello:
De hecho todos, ningùn poema se concluye ni comprende del todo.
José Chapa
Gracias por todo.
No te equivocas, Luna.
Un beso.
Abel.