EL ENCUENTRO DE LAS ALMAS

[José Manuel Sáiz]

Este poema ha sido modificado

[Begoña Egüen]

EL ENCUENTRO DE LAS ALMAS


Al fin comprendí el enigma.

Cuando no nos conocíamos, ella y yo
éramos responsables de nuestro ausencia,
de nuestro amor.

Sin saberlo,
en la impunidad de lo ignorado, yo la buscaba,
ella me llamaba, nos envolvía la certidumbre
de otra vida silenciosa.

Sentíamos la vibración recóndita
de la sangre de otro cuerpo en nuestro cuerpo;
el fluir de un sentimiento ajeno a nuestro instinto;
Sin conocernos nos sabíamos el uno al otro.

Después llegó el encuentro. Lo intuido.
La paz que no se nombra.

Y al fin resolví el enigma: aquella ausencia,
aquella privación temporal de nuestras vidas,
era como el tiempo en el que ahora
vivimos los dos sin recordarlo.


--oOo--

Un hermosísimo poema... he quedado extasiada... me ha encantado en toda la extensión de la palabra.
Un abrazo.
BEGOÑA.

[E. R. Aristy]

EL ENCUENTRO DE LAS ALMAS


Al fin comprendí el enigma.

Cuando no nos conocíamos, ella y yo
éramos responsables de nuestro ausencia,
de nuestro amor.

Sin saberlo,
en la impunidad de lo ignorado, yo la buscaba,
ella me llamaba, nos envolvía la certidumbre
de otra vida silenciosa.

Sentíamos la vibración recóndita
de la sangre de otro cuerpo en nuestro cuerpo;
el fluir de un sentimiento ajeno a nuestro instinto;
Sin conocernos nos sabíamos el uno al otro.

Después llegó el encuentro. Lo intuido.
La paz que no se nombra.

Y al fin resolví el enigma: aquella ausencia,
aquella privación temporal de nuestras vidas,
era como el tiempo en el que ahora
vivimos los dos sin recordarlo.


--oOo--

Gran misiticismo, Jose Manuel, un poema de amor sublime. Maravilloso!

ERA

[José Manuel Sáiz]

EL ENCUENTRO DE LAS ALMAS


Al fin comprendí el enigma.

Cuando no nos conocíamos, ella y yo
éramos responsables de nuestro ausencia,
de nuestro amor.

Sin saberlo,
en la impunidad de lo ignorado, yo la buscaba,
ella me llamaba, nos envolvía la certidumbre
de otra vida silenciosa.

Sentíamos la vibración recóndita
de la sangre de otro cuerpo en nuestro cuerpo;
el fluir de un sentimiento ajeno a nuestro instinto;
Sin conocernos nos sabíamos el uno al otro.

Después llegó el encuentro. Lo intuido.
La paz que no se nombra.

Y al fin resolví el enigma: aquella ausencia,
aquella privación temporal de nuestras vidas,
era como el tiempo en el que ahora
vivimos los dos sin recordarlo.


--oOo--

Un hermosísimo poema... he quedado extasiada... me ha encantado en toda la extensión de la palabra.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Generoso tu comentario, Begoña. Gracias de corazón.
Un abrazo muy grande para ti.
J. manuel

[Ignacio Mincholed]

José Manuel, excelente, sin más.
Felicitaciones, y un abrazo.
Ignacio

[Pilar Morte]

Parece como si estuvieseis destinados uno al otro. Qué precioso poema.
Abrazos
Pilar

[José Manuel Sáiz]

EL ENCUENTRO DE LAS ALMAS


Al fin comprendí el enigma.

Cuando no nos conocíamos, ella y yo
éramos responsables de nuestro ausencia,
de nuestro amor.

Sin saberlo,
en la impunidad de lo ignorado, yo la buscaba,
ella me llamaba, nos envolvía la certidumbre
de otra vida silenciosa.

Sentíamos la vibración recóndita
de la sangre de otro cuerpo en nuestro cuerpo;
el fluir de un sentimiento ajeno a nuestro instinto;
Sin conocernos nos sabíamos el uno al otro.

Después llegó el encuentro. Lo intuido.
La paz que no se nombra.

Y al fin resolví el enigma: aquella ausencia,
aquella privación temporal de nuestras vidas,
era como el tiempo en el que ahora
vivimos los dos sin recordarlo.


--oOo--

Gran misiticismo, Jose Manuel, un poema de amor sublime. Maravilloso!


Gracias Era. Muchos abrazos para ti.
J. Manuel

ERA