que brotó de repente
en medio de la nieve
que cubría mi calma,
despertando al ensueño
dorado del amor.
Pensando en tí
al tiempo que la noche
engulle mi camino
con un gesto veloz,
mientras el frío viento
azota mis cabellos.
Pensando en ti
iceberg blanco,
copos de calor
fuego del amor,
inocencia que comprende y acepta
con el saber del tiempo
del viejo invierno.
Sé que has puesto la piel,
la sangre en cada gota
de pasión entregada,
con la flor de tus labios,
y siento que me quema
como el fuego sin llamas
abrasando mi historia.
Sé que eres la fuente
al borde del camino,
que mana de repente,
sin saberse por qué
más, refresca los labios
de mi alma cansada
haciendo que mis ojos
se humedezcan de llanto
como nieve escarchada.
Llanto dulce de amor,
llanto triste de soledad
que sabe que la vida
es sombra fugaz.
Más fuera como fuera
puedo pensar en tí
y saber que te amo
llevando en el pecho
aquella rosa azul
que me dieron tus labios.
