
Cuando en las noches me acuesto,
la almohada pregunta
y las sabanas insisten:
¿ cómo es ella?
y no me dejan dormir
si no les contesto.
Pues verán comienzo,
como contando un cuento:
Sus ojos dos caramelos
donde le brillan dos risas.
El conjunto de su cara
semeja una niña;
en esta parte del relato
sienten ya celos,
pero disimulando me dicen
¡relata, relata!
Su cuerpo es bello y
ligero con un andar travieso.
y como ustedes tibios sus senos,
hermosos y firmes,
que a ella me atan.
¡ Y es alegría
que invade mis sueños!
¡Alegría su boca
con todos sus besos!
¡Alegría su cuerpo
oro puro
que mueve señero!
¡ Y alegría su piel
agua fresca, brisa suave
que ahuyenta mi hiel!
¡ Ay sabana y
esa manera de ser,
ese vivir,
ese ser florecer,
donde olvido mi tristeza!.