provocante festón azul en sinuoso bisbeo de rasos y filtirés.
Ni el mismísimo Richelieu hubiera resistido al envite.
- ¿ Vienes ?
Mis labios harán dulces toboganes al nudo de tu garganta.
El éxtasis llegó colmando las crestas del Everest,
al penetrar con dulzura,
la redondez del botón en la hondura del ojal.
Se durmieron abrochados,
ni las olas en su estruendo
lograron abrir el húmedo de las pestañas.
( ¿Por qué no puede haber poesía en el simple hecho de abrocharse una prenda ? Del año 2006 es este ¿poema? y a sabiendas que es otra de mis locuras, hago un pequeño homenaje a ambos, al botón y al ojal, siempre prestos a unirse uno y otro, creo que aún no se ha dado un caso de divorcio de este tipo. Hoy está casi terminando Septiembre en Alicante del año de gracia 2020)