Vuelves…
ventilando la humareda
del pasado,
encendiendo cenizas
y vórtices de huracanes partidos.
Desfilan las estaciones sin
conmoverse de ti y de mí.
Hay esquinas en donde escucho
el eco de tu nombre
entre las luces y sombras
con esquirlas de tu palabra,
me atraviesas el corazón
que aún golpea.
Vagas en la palabra,
siempre impronunciable;
negándote a ti mismo
la enunciación
de los inicios.
Aquellos desde donde
se contempla
mejor la primavera.
