
El perdón es la fragancia que derrama la violeta en el talón
que la aplastó.
Mark Twain.
Te perdono ,esta es la vigésima quinta vez
que me enjuicio a mi mismo,
en mi derecha tengo la cosecha del abandono
por aquí el invierno es cero ,se anuncia como miedo.
En Bruselas pensé en tí
cuando tiraron a matarme,
tuve una tonelada de recuerdos
comprimiéndome el toráx como ahora
cuando trato en todos estos arrebatos de borrarte.
Cuando aquello era tu vestido ceñido
una provocada confesión
de tu bronceada carne.
Una vez sentí celos de perro,
fué una única vez te lo confieso
me hiciste pequeño
para mirarte por dentro.
Uno pasa media vida
cuestionándose todo lo que hace
como detective grotesco
de sus propias pisadas
habla del hambre ajena
y de libertad pasada,
creyéndose ileso
se vuelve una vieja pieza de museo
hasta que la muerte te rompe los huesos.
Pronto serán las tres,
pensaré otra vez llamarte sin hacerlo
porque te cuido
me reduzo a un puñado de humo
en mi bolsillo
y salgo rodando en el balón
y la sonrisa de aquel niño.
lázaro