pablo_valladolid escribió:Concha,
callaremos.
Callaremos tu cleptomanía como cómplices ladrones, como enfermos del hurto de la palabra al viento.
Callaremos porque únicamente del robo de la palabra a los adentros podemos respirar afuera.
Es así, Concha, tal cual lo describes. Al amparo de un té o un café desgranamos después lo hurtado como quien tiene un tesoro que deseamos enseñar al mundo lo antes posible. Nos lo colocamos, como es preceptivo, al lado del corazón, y nos identificamos como poetas de pro. ¿que más da de donde provenga o que forma tenga la palabra robada?, ya es nuestra y por ende, de todos.
Luego la damos forma a nuestro antojo, la compartimos con gente que nunca hemos visto, que nos leen y oyen con frugalidad o no, y nos la roban para poder ellos vivir también.
Seguiremos robando, al menos yo, Concha, a quien ponga a la venta el verbo.
Es ley (no escrita): la palabra solo pertenece al viento, que la transporta.
Por lo demás, una cálida y hermosa tarde tuviste, Concha. ¿madrileña?
un beso, o los que quieras.
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No Pablo, que no todo lo importante ha de suceder en los madriles, los "de provincias" y "en las provincias" también tenemos derecho a acasos preciosos, como tomarse un té mientras una palmera se peina o la mirada cómplice roba, palabras al infeliz de la mesa de al lado .
Sólo palabras ¿eh? es lo que se roba, y sueltas, nada de "ya hechas en forma de poema" que eso se llama plagio.
Y sí, la tarde fue, corta en tiempo, fue intensa en sabores.
Un saludo largo y marino.